Soriano Incorrecto
8 min readApr 25, 2019

DE MOLIÈRE A TOMMY COOPER, UNA HISTORIA DE COMEDIA Y MUERTE.

Hablemos de la desgracia de Sebastian Melmoth. Es el año 1895 y la sofocante moral victoriana impuesta en el Reino Unido no ve con buenos ojos su relación con el joven poeta Alfred Douglas. La sociedad que apenas unos días antes alababa el triunfo de su comedia más reciente en el teatro, ahora lo señala con desprecio mientra pronuncia las palabras 'sodomía' e 'indecencia grave’, cargos por los que ha sido acusado. Pierde el juicio. El precio por amar a otro hombre resulta alto: una condena de dos años en prisión, la ruina económica, profesional y personal, la negativa de volver a ver a sus hijos, y un autoexilio en Francia, donde renuncia al nombre que acompañó su fama, la buena y la mala: Oscar Wilde.

Sobre las últimas palabras de Wilde hay un par de versiones. Según una, enfermo y tan agonizante como harto del mal gusto de la decoración en el hotelucho donde se recluía del repudio social, el autor hizo acopio del ingenio cómico de sus días gloriosos y se despidió del mundo con la frase "o se va el papel tapiz o me voy yo".

Sea o no cierta esta historia, nos enseña una lección: podemos burlarnos de la muerte, pero no podemos burlarla. Aún más, las siguientes muertes de maestros de la comedia nos sugieren que la muerte tiene un retorcido sentido del humor.

"Soy un fumador empedernido. Todos los días me termino dos encendedores". --Bill Hicks.

La muerte llama coincidencia a sus mejores bromas, y en esta categoría entran Bill Hicks y Andy Kaufman, cada uno por su lado. Ambos murieron debido al cáncer; ambos tienen anécdotas irónicas al respecto.

Junto a figuras como Lenny Bruces (según R.E.M., un hombre que no temería ante el fin del mundo tal como lo conocemos), Bill Hicks fue una de las voces más contestatarias del ‘stand up comedy’. Debido a su forma de atacar temas sociales, religiosos, políticos y de la cultura pop, sus seguidores lo apodaron el Nietzsche de la comedia —a pesar de que alguna vez respondió "piensen en mí como un Chomsky que cuenta chistes de pitos"—. Más de una banda de rock se identificó con sus ideales. Tool, por ejemplo, lo invitó a abrirle durante su participación en el Lollapalooza de 1993; además le dedicaron el disco Ænima. Uno de sus amigos y colegas fue Denis Leary, a quien los más jóvenes identificarán como la voz de Diego en ‘La era de hielo", o como el sujeto al que Bart le roba el celular en un episosio de los Simpsons.

El 12 de enero de 1993, Leary lanzó la grabación de su actuación en el Irving Plaza de Nueva York. Entonces estalló el conflicto. Fanáticos y colegas notaron que no sólo empleó temas y un estilo propios de su amigo, sino que algunos chistes eran demasiado similares para considerarse coincidencia. Su amistad terminó debido al plagio. El 16 de Junio de ese año, Bill fue diagnosticado con cáncer pancreático. Ya era demasiado tarde para una cura. Por cierto, el nombre del disco de la discordia es 'No Cure for Cancer’. Vaya irónico presagio.

"¿Qué es real? ¿Qué no lo es? De eso se trata lo que hago en mi acto, de probar cómo lidian otras personas con la realidad". --Andy Kaufman

A diferencia de Hicks, Kaufman no buscaba la reflexión a través de la risa. A él le interesó entretener por medio de la sorpresa, de la broma que nadie ve venir, de la expectativa de descubrir cuáles de sus disparates en escena eran reales y cuáles, montados. Como el mayor exponente del antihumor, no le importó ganarse el repudio de los espectadores que fueron víctimas de las burlas de Tony Clifton, su bravucón alterego. Tampoco parecía incomodarlo crearse conflictos con productores y colegas actores que cayeron en sus legendarias bromas.

La farsa estaba tan entretejida en la vida de Kaufman que cuando reveló tener cáncer, la reacción inicial fue creer que se trataba de uno más de sus juegos. Si hubo una broma, esta vino del personaje a su autor. Andy y Bob Zmuda habían escrito un guión para cine que narraría la vida de Tony Clifton. Aunque nunca se rodó, en él el protagonista muere en el Centro Médico Cedars–Sinai, en Los Ángeles, a causa del cáncer. Cinco años después, el maestro de las bromas murió en ese hospital, víctima de dicho mal. Durante décadas sus fanáticos más fieles esperaron su regreso. No sin razón. Alguna vez declaró que fingir su muerte y reaparecer años después sería la broma máxima. Al parecer, la que le jugó Clifton fue mayor.

"Siento pena por la gente que no fuma o usa drogas. Porque un día ellos van a despertar en una cama del hospital, muriendo y no sabrán por qué". --Red Foxx

Red Foxx será recordado por su personaje más icónico: Fred Sanford, de la comedia televisiva 'Sanford and Son’, al aire entre 1972 y 1977. La serie se centraba en la complicada relación de un sarcástico y malhumorado padre (Foxx) y su hijo. Para uno de sus chistes recurrentes más representativos, Fred fingía sufrir un ataque cardíaco, a veces mientras miraba al cielo y pronunciaba la frase "este es el bueno, Elizabeth, pronto me reuniré contigo, cariño".

En 1991, Foxx ensayaba en el set de la serie ‘The Royal Family’. Se acercó una silla y repentinamente cayó al suelo. Los presentes creyeron que se trataba de una broma a la Fred Sanford. Murió de un infarto agudo del miocardio.

"Aquí yace Molière, príncipe de los actores. Hoy hace de muerto y vaya que lo hace bien". --Epitafio de Molière.

El siglo XVII vio nacer a Jean-Baptiste Poquelin, a Molière y al padre de la comedia francesa, los tres la misma persona. Él fue todo un punk. OiE, pEro uN puNk nUnka Zeria aMiGo dE la KorOna. Pues tu Johnny Rotten se vendió a la marca CountryLife y salió en su comercial de mantequilla, cállate. Está bien, Molière tuvo la protección del mismísimo Luis XIV y mientras algunos detractores lo ven como una herramienta del rey contra el jansenismo, para otros fue un revolucionario que criticó esferas en el poder. Ustedes elijan. Lo cierto es que el miedo que algunos grupos tenían a la posible influencia que el comediógrafo pudiera tener sobre el rey era real. Bajo la misión de educar entreteniendo, se burló de los hipócritas, los psuedointelectuales, los avaros, los pretenciosos y un largo etcétera que lo incluye a sí mismo (‘El misántropo’) y a los falsos devotos (la Iglesia vio en ‘Tartufo’ una afrenta grave).

El 17 de febrero de 1673, Molière representaba al protagonista hipocondríaco de su última obra 'El enfermo imaginario’. Mientras fingía ser el falso enfermo, sufrió un colapso real. Murió en su casa un par de horas después. Fue un final digno del autodenominado príncipe de los actores.

"If, with the literate/ I am Impelled to try an epigram/ I never seek to take the credit/ We all assume that Oscar said i"t. --Epigrama de Dorothy Parker en honor de Oscar Wilde.

Generalmente recordado por sus novelas en cuyas tramas criticaba y admiraba al unísono a la clase alta de la era jazz, Francis Scott Fitzgerald dejó una pequeña pero indeleble huella en la comedia. No hay que ser demasiado perspicaz para darse cuenta que a Woody Allen le mama, las referencias a él en su filmografía abundan (dato de trivia: la primera vez que Fitzgerald apareció, aunque muy brevemente, como personaje en una de sus películas fue en Zelig). El anteriormente mencionado Kaufman tenía una rutina donde troleaba a su público leyendo 'El gran Gatsby'. Una de mis posesiones más preciadas en el juego Family Guy: The Quest for Stuff es el icónico automóvil amarillo. Incluso South Park le rindió tributo en el episodio que presenta formalmente al polémico personaje Timmy. Éste es erroneamente diagnosticado con déficit de atención. El método de diagnóstico empleado consistía en una lectura de comprensión de 'El gran Gatsby'.

Su mayor aportación a la comedia fue, sin dudas, Pat Hobby, su alterego protagonista de 17 relatos humorísticos publicados en la revista Esquire y que posteriormente conformarían el libro 'Historias de Pat Hobby'. A diferencia de los protagonistas jóvenes, ricos y privilegiados, tan presentes en las obras más representativas de Fitzgerald, Hobby es un guionista cuarentón, alcohólico y desafortunado, que alguna vez fue una joven promesa entre las plumas joligudenses pero ahora no tiene ni en que caerse muerto. Pat era Scott. Ya no tenía otro remedio que burlarse de sí mismo y de la industria cinematográfica a la que consideraba tan denigrante para él. El cuento donde lo confunden con Orson Welles es cagadísimo. Recomiendo totalmente el libro.

Demasiado rollo; iré al giro irónico. Scott Fitzgerald nunca alcanzó la posición social que le dio a Jay Gatsby y que tanto deseó para sí mismo. Sin embargo, la vida terminó por imitar al arte. La escritora Dorothy Parker describió así su funeral: "Fue terrible lo que pasó con Scott, si lo hubieras visto te habrías sentido mal. Cuando murió nadie fue a su funeral, ni una sola alma vino o envió flores. Yo dije 'pobre hijo de puta' frase tomada del gran Gatsby [pronunciada en el vacío funeral de Gatsby]. Todos creyeron que se trató de un chiste ocurrente. Sin embargo, lo dije seriamente."

Personalmente creo que Dorothy Parker es una de las escritoras más divertidas de la historia y su ingenio rivalizaba con el del mismo Oscar Wilde. Un epigrama, cuya autoría no es del todo clara pero que suele atribuirsele, describe su estilo acertadamente: I like to have a Martini,/two at the very most./ After three I’m under the table,/After four I’m under my host.

Además de cuentista, poeta, humorista, guionista, dramaturga y crítica teatral, fue la figura central del círculo vicioso del Algonquín, míticas tertulias de diversos artistas celebradas en el hotel Algonquín.

Parker murió a los 73 años. Durante dos décadas nadie reclamó sus cenizas. La Asociación Nacional para el Desarrollo de las Personas de Raza Negra (NAACP), a quienes legó parte de sus bienes, le compró una tumba. En la lápida puede leerse el epitafio "Disculpen por el polvo" (Excuse my dust).

"Estoy haciendo la dieta del whisky. La semana pasada perdí tres días". — Tommy Cooper.

A diferencia de figuras anteriores, la muerte de Tommy Cooper quedó registrada en video. Su tremenda habilidad para los trucos mágicos le valió ser miembro del prestigiado Círculo Mágico británico, organización sólo para los mejores. A pesar de ello, su acto consistía en venderse a sí mismo como un pésimo mago cuyos trucos rara vez resultaban bien. Agréguese a la formula un excelente repertorio de chistes.

En el apogeo de su carrera, su salud no era buena. Su último acto llegó el 15 de abril de 1984, durante una transmisión en vivo de televisión desde el teatro Majesty’s. Ya avanzada la rutina, una asistente lo cubre con una suerte de manto ceremonial. De pronto, toda la magnificencia que esta vestidura le otorga se viene abajo, cuando Cooper pierde la compostura y se colapsa, cayendo arrodillado y con la espalda semi perpendicular al suelo. El público explota en carcajadas. Su cuerpo cae nuevamente, esta vez se va de espaldas. Hay más carcajadas. Ahora únicamente vemos sus piernas, el resto de él ha desaparecido tras el telón. Ante la expectativa, una mano ajena sale del telón y avanza nerviosa hacia el mago. Más carcajadas. Sin embargo, algo no anda bien. Los productores cortan la transmisión y van a comerciales.

No sería sino hasta más tarde que los espectadores se enteraron de que lo que vieron no fue un acto de comedia física, sino las consecuencias de un ataque agudo de miocardio. Así, el hombre que había encontrado su lugar en el mundo haciendo reír a la gente, lo abandonaba de la misma manera.

He visto el video de Cooper un par de veces, me parece hermoso, poético y conmovedor hasta las lágrimas. Al final no estoy seguro de por qué escribí todo esto. Supongo que es para tratar recordarme que la vida, incluso en las desgracias, siempre nos ofrece la oportunidad de reírnos. Citando a Philip Roth en 'El mal de Portnoy’, otra joya de la comedia:

"Nada carece totalmente de ironía, siempre hay una risa acechando en alguna parte".

Soriano Incorrecto

Sobreviviente de la curiosidad que mató al gato. Inglés, negro o absurdo, según el humor con que haya despertado.