Beatriz López Ewert
5 min readJan 16, 2023

Nociones de badenología

El otro día volvía yo a casa con la compra después de haber pasado las vacaciones de Navidad en España cuando de pronto creí que aún estaba en el avión que me trajo de vuelta de España. ¿La razón? Me había comido con patatas un nuevo badén sin señalizar que alguien había decidido poner en mi trayecto habitual durante mi ausencia.

Y es que los guardias acostados, rompemuelles, lomos de burro o cojines berlineses (¿cojín? ¿berlinés?) son omnipresentes en las calles de Nairobi. Los hay incluso, aunque menos, en las carreteras y autovías de Kenia. Es el método de regulación de la velocidad por excelencia, en un país en que la policía (los guardias levantados) suele estar ocupada en otros menesteres más inconfesables. He llegado a la conclusión de que por ese motivo muchos de ellos no están señalizados, ni en el pavimento, ni mucho menos mediante una señal de tráfico. De esa manera, uno circula a paso de tortuga, intentando acordarse de dónde exactamente estaba ese maldito badén.

Cuando digo que son omnipresentes, no exagero. Recién retornada a Narobi después de una ausencia de dos años estuve temporalmente alojada en casa de unos amigos que viven a unos 5 km -y a 28 badenes- de mi trabajo.

La cosa llega hasta el extremo de que determinados trayectos sencillamente se evitan por la profusión de obstáculos: es el caso de la carretera de Kapenguria, cerca de mi casa. Un amigo mío cuyo que trabajaba por la zona me confesó preferir dar un rodeo a utilizarla. (Yo encantada de que los conductores la rehúyan porque atraviesa una zona arbolada y con huertos, muy agradable para pasear. Ayer mismo estuve allí.)

Hay veces, pocas, en que los badenes son de corta vida, como fue el caso en la carretera de acceso a la circunvalación del oeste (western bypass) que suelo utilizar. Una buena mañana, algún fanático de los guardias acostados había colocado uno … ¡cada 100 metros en una distancia de menos de 1 km! Apenas tuve tiempo de comentar con nadie la novedad, cuando desaparecieron con la misma rapidez con que aparecieron, probablemente a instancias de alguien con más sentido común o un usuario habitual con influencia o ambas cosas. Solo la superficie picada de viruela del asfalto recordaba que allí, durante unos pocos días, hubo unos badenes.

Sin embargo, no nos engañemos, la mayoría de ellos, llegan a Kenia para quedarse, así que, más le vale al sufrido conductor conocerlos. Por eso, ofrezco al lector una taxonomía de los badenes pergeñada durante largas horas de atasco nairobita. Hela aquí.

Criterios de clasificación de los badenes:

1.Por su forma: Pueden ser, entre otros, semicirculares, mesetarios, de perfil picudo (con otra subdivisión en función del ángulo de inclinación) y amorfos.

Por empezar por el final, en la categoría amorfos situaría los múltiples badenes situados frente a la Embajada de Italia en Nairobi. Creo que tenían por vocación ser picudos, pero algo falló en el fraguado del asfalto, que acabó medio derretido, dando lugar a una orografía que cabría calificar de accidentada.

Cambiando de perfil, cuando el badén picudo es de gran tamaño uno tiene la sensación de estar escalando el Kilimanjaro. Y si no se conduce un coche alto (un 4x4), se rompe uno … ¿los muelles? De ahí que muchas veces los sufridos conductores aborden este tipo de obstáculos de forma soslayada, es decir, en diagonal.

El mesetario por el contrario está chupado: subida, altiplano, bajada. Es el que a menudo te encuentras en España en los pasos de cebra. Aquí es raro. Que yo recuerde, los hay en la avenida de Naciones Unidas.

¿Qué decir del semicircular? Suelen ser pequeños y muchas veces están formados por unos plásticos que se adhieren a la calzada. Hacen más ruido que otra cosa cuando el conductor los pasa con un exceso de velocidad. Se suelen usar varios seguidos como badenes-anuncio. (Véase el punto 5.)

2.Otro criterio de clasificación es el motivo de la instalación del badén: Estamos de acuerdo en que el objetivo que se persigue con todos ellos es la reducción de la velocidad, pero … ¿quid prodest?

Muchos están en rectas donde los automovilistas suelen pisar el acelerador más de la cuenta, con lo cual el beneficiado es el público en general y ojalá la seguridad vial también.

Sin embargo, hay otros que están convenientemente localizados antes y después del acceso a una institución, como la Comisión de la Enseñanza Universitaria, situada en Red Hill Road en Nairobi. El hecho de que los conductores se vean obligados a reducir la velocidad al pasar delante facilita la entrada y salida de vehículos del recinto, con lo cual son sus usuarios y empleados los principales beneficiarios.

Ahora bien, también me he topado con este tipo de badenes en carretera, aparentemente sin ton ni son. ¿Sin ton ni son? Que se lo pregunten al dueño de la finca cuyo acceso enmarcan estos badenes, que calificaremos de pre y post.

3.El tercer criterio: ¿Están señalizados? Si lo están, ¿con qué tipo de señal?

Hay diferentes tipos de señal: la vertical (minoritaria) y la horizontal, es decir pintura en el pavimento, (mayoría). Hay un tercer tipo que consiste en dos palitroques, uno a cada lado del badén. No nos engañemos, principalmente están para impedir que el conductor eluda el badén montándose en la acera (si la hay), pero qué duda cabe que también hacen las veces de señal.

Por cierto, téngase en cuenta que hay badenes que empiezan en la categoría “señalizados” y terminan perdiendo esa cualidad, ya que la calidad de la pintura que se suele es tan usar deficiente que en pocos meses desaparece. (No, la pintura reflectante aún no ha llegado a las carreteras kenianas.)

4. ¿Provisionales o permanentes?

Los provisionales están hechos de arena y gravilla o cualquier otro material al alcance de la mano. Por ejemplo, hay uno en 6th Parklands Avenue antes de una obra de la que salen a menudo camiones y otro tipo de maquinaria. También los hubo en la carretera de acceso a la reserva del Masai Mara, cuando está estaba aún en obras.

Sin embargo, en ocasiones lo provisional parece permanente (como en el caso de la obra del párrafo anterior, que está durando más que la del Escorial) y lo permanente deja de serlo por mor de la erosión del asfalto tras muchas temporadas de lluvias y muchos coches soportados. Como poco el antaño bien torneado badén acaba en la categoría de amorfo.

5. Badenes por derecho propio versus badenes-anuncio

El badén por derecho propio tiene personalidad propia, valor intrínseco. El badén-anuncio sin embargo no tiene personalidad; solo existe en función del anterior. Este segundo suele estar conformado por una sucesión de pequeños badenes semicirculares que provocan en los ocupantes del vehículo que los atraviesa un tembleque de mil demonios que los deja preparados para encarar la escalada del ocho mil que se avecina.

Hasta aquí mi modesta aportación a esta joven ciencia de la badenología. Debo confesar que no me imaginaba que el tema fuera a dar para tanto y también que esta mañana cuando cogí el coche para estudiar la realidad sobre el terreno … ¡eché de menos unos cuantos badenes más!