L a cuestión
Paco Moncayo, uno de los 6 presidenciables perdedores de I vuelta, marcó su paso sin perder tiempo. Ante la disyuntiva entre Lenín Moreno (AP) y Guillermo Lasso (CREO), el militar (r) se decantó por el banquero de forma poco elegante, a quien propuso un diálogo nacional para no “volver al pasado”. En su nueva ecuación política sobra una variable: el candidato oficialista.
Los hechos
“Jamás voy a apoyar a un sistema corrupto y corruptor como el del actual Gobierno. Nunca apoyaría a Lenín Moreno”. Así, usando un tono de orden marcial, se expresó Moncayo, pero el partido que auspició su candidatura, el que puso su nombre en la palestra electoral, Izquierda Democrática (ID), se distanció oficialmente del distanciado general. Esto significa que se agrandó la grieta entre el candidato de ascendencia militar y el partido socialdemócrata.
L o que significa
El distanciamiento de Moncayo y el partido que fundó Rodrigo Borja era de esperarse; ahí hubo un acuerdo electoral puntual, que se evaporó al no dar los resultados esperados. Pero nunca se trató de una fusión ideológica profunda entre un partido con decoro socialdemócrata y el político calculador salido de los cuarteles que se manejó con agenda propia, buscando aliados en distintas carpas políticas, desde las bases de la Conaie hasta los gremios empresariales que no agitan otra bandera que la de la ganancia. Quedó dicho en un análisis reciente: “Moncayo Gallegos deviene candidato del establecimiento político ecuatoriano por antonomasia, donde el aditamento socialdemócrata es apenas un complemento político formal; un anexo necesario para dar forma a la esencia de su pensamiento”. ¡Qué pena no haber fallado!
