Relaciones políticas y económicas entre América Latina y Estados Unidos: Del Panamericanismo (1889) al TIAR (1945) y la OEA (1948)
Por: Bernabé Soto Beltrán
Introducción
Las relaciones entre EE.UU. y América Latina no sólo abarcaron la esfera económica, implicaron, también, la injerencia del primero en los asuntos internos de los países latinoamericanos y la presión permanente para que los gobiernos de la región adoptarán sus puntos de vista. Por lo tanto, el objetivo del estudio que intentamos plasmar en este trabajo, es explicar cómo surgió el interés por las relaciones políticas y económicas de parte de Estado Unidos hacia América Latina. Por lo tanto, y, para delimitar el tema se estará presentando el interés y el inicio de la relación política desde la primera reunión del continente en el Panamericanismo del 1889, hasta llegar al TIAR de 1945 y la evolución de las relaciones mediante la creación de la Organización de los Estados Americanos (OEA) de 1948, junto a sus conflictos y logros.
Muchos escritores, periodistas, altos cargos públicos y académicos de la derecha y la izquierda han observado los cambios y desarrollo en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina. Para este trabajo se han consultado varias fuentes, de esta forma intentamos ofrecer un balance en la exposición del tema.
Entre los libros y autores consultados encontramos una gama de fuentes, pero un análisis exhaustivo nos llevó a estudiar las obras que mencionaremos a continuación, por la aportación que hacen a la historia de América y al tema propuesto.
Una de las obras que aporta al tema estudiado es la de Ramiro Acosta. En su libro “Los nuevos sujetos del derecho internacional”, intenta demostrar que los sujetos tradicionales del derecho internacional público: Estado y Organizaciones Internacionales integradas por los Estados, se hallan en crisis y como es necesario entender los antiguos derechos, para crear nuevas organizaciones internacionales. El autor refleja la constante lucha entre los estados por mantener un orden en las respectivas regiones. Para este trabajo fue sumamente pertinente la aportación de Acosta. En la parte dedicada al nuevo orden internacional, retrata las complejidades y los intentos del continente americano en tratar de mantener y crear acuerdos regionales en materia política, económica, social y militar.
El Libro “Memorias de América Latina” de varios autores, ofrece una visión sobre diferentes aspectos del desarrollo histórico de América. Para este trabajo fue importante analizar el inicio del interesa por parte de Estados Unidos, al crear una política exterior con América Latina. Las partes dedicadas a la La doctrina Monroe y el corolario Roosevelt, De la situación actual de las repúblicas suramericanas y Nuestra América, fueron fuentes de inspiración para este proyecto.
Por otra parte, Alan Brinkley en su libro “Historia de Estados Unidos: Un país en formación”, nos ofrece narraciones históricas acerca de los grandes hombres y del desarrollo de los grandes acontecimientos históricos de esta joven nación. Este libros sirvio para consultar algunas dudas sobre algunos acontecimientos que se mencionan en este trabajo. Especialmente en la relación de los Estados Unidos en las revoluciones latinoamericanas y su política exterior con dicha región.
Yeni Castro en libro “El mito Roosevelt para América Latina, 1901–1909” nos presenta la ideología, la cultura y la política exterior impuestas durante el siglo XX de parte de los Estado Unidos de Norteamérica. Desarrollada por una maquinaria económica acompañada por una misión civilizadora.
Se consultó a Marcos A.Gandásegui en la “Crisis de hegemonía de Estados Unidos” nos presenta una adecuada comprensión de la naturaleza y características de la sociedad estadounidense, y, en consecuencia de su especialísimo vínculo con América Latina.
Por otra lado, encontramos a Hugo J. Gobbi. En su libro “Admisión y exclusión de miembros de la OEA” nos retrata como fue desde el origen la admisión y exclusión de los miembros de la Organización de los Estados Americanos. Es una de las obras más completas relacionada a todo la problemática americana, causadas por la creación de este organismo internacional.
Carlos Malamud en “América Latina, Siglo XX: La búsqueda de la democracia” nos refleja unos hechos que numerosas veces aparecen como incomprensibles y que está estrechamente vinculado con el pasado latinoamericano. Toca temas como la apertura de los mercados latinoamericanos en el ámbito internacional. Para este trabajo se analizó el capítulo dedicado a las economías exportadoras desde finales del siglo XIX hasta la crisis mundial de 1930.
Otra gran obra consultada es el libro de José Martí “Política de nuestra América”. Es una obra maestra que todo historiador americano debería de leer. El libro retrata el desarrollo y la evolución del pensamiento de Martí. El capítulo “Contra el Panamericanismo”, sirvio de inspiracion en la realización de este trabajo. Ya que este personaje ilustre, siendo corresponsal del periódico “La Nación” de Buenos Aires, retrato todo lo acontecido en la primera reunión Panamericana en Washington.
Hugo J. Raymon en “Vecinos en conflicto: la historia de las relaciones entre Estados Unidos y Latinoamérica, desde Franklin Delano Roosevelt” nos habla sobre la consumación del panamericanismo reflejada en la creación de la TIAR, y el conflicto que creó en los países vecinos.
Además se consultó a Pedro Félix Salas en “El tratado interamericano de asistencia recíproca de Río de Janeiro, 1947”. Este nos presenta un análisis detallado sobre el aspecto jurídico del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca de Río de Janeiro.
El libro “El papel del derecho internacional en América: la soberanía nacional en la era de la integración regional”, escrito por varios autores, estos exponen la lucha que han tenido los países latinoamericanos por salvaguardar su soberanías nacionales ante la mundialización. Este libro expone de forma clara lo que conllevo dentro de las relaciones americanas el Pacto de Bogotá (OEA).
Sergio Guerra y Alejo Maldonado en el libro “Historia de la revolución cubana” nos presenta una buena historiografía de la revolución cubana, y, sobre todo las causas y el costo de excluir a Cuba de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Por último, Luis Fernando Álvarez en “La historia del derecho internacional público”, recurre a las fuentes históricas, para exponer el pensamiento jurídico y filosófico del derecho internacional público mediado por las ciencias políticas ante las organizaciones internacionales en el continente americano.
Frente a valoraciones radicalmente diferentes acerca de la fortaleza o debilidad de la influencia estadounidense en América Latina, se necesita un análisis independiente del contexto histórico para cuantificar el ascenso o decadencia de dichas relaciones. Este trabajo , asi como otros, intenta explicar por medio de la síntesis la evolución de las relaciones económicas, políticas, sociales y militares del continente americano.
Contenido
La diplomacia Norteamericana 1820
Las relaciones políticas y económicas entre América Latina y Estados Unidos datan de principios del siglo XIX, específicamente 1820. Aunque la diplomacia Norteamericana se interesaba principalmente en Europa, no es hasta este año en que la administración Monroe se interesa en desarrollar un política exterior con latinoamérica. Así como la Corte Suprema hacía valer el nacionalismo norteamericano en la definición de la vida económica del país, la administración Monroe también lo hacía en el campo de la política exterior. De aquí en adelante los Estados Unidos desarrollaron un beneficioso comercio con Latinoamérica, rivalizando en la región con Gran Bretaña. Cabe destacar que para este periodo el imperio español, se encontraba sumergido ante todo un continente en revolución, destacándose principalmente la formación y el nacimiento de nuevas naciones. En esta disyuntiva histórica, muchos opinaban que el éxito de las revoluciones antiespañolas afirmaron la posición norteamericana en la región (Brinkley, 240). Eventualmente , en el 1822, el presidente Monroe estableció relaciones diplomáticas con cinco naciones: La plata (más tarde Argentina), Chile, Perú, Colombia y México. Este detalle sirvió para que un país extranjero, como lo era Estados Unidos, reconociera el nacimiento de nuevos estados nacionales el la región y el mundo.
Por otro lado y para gestar las revoluciones, el proyecto de las elites latinoamericana de construcción de las identidades nacionales consiguió sensibilizar y movilizar parte de la sociedad. Este propósito se concretiza cuando las colonias hispanoamericanas derrotan (1810–1833) a una metrópolis (España) que había olvidado, a causa de sus disputas internas, a casi todo un continente colonizado. Con la independencia, la economía latinoamericana logró alcanzar dos grandes ventajas: el libre comercio y el acceso directo a las mercados internacionales de capital. Por otro lado, Estados Unidos alcanzado un considerables despliegue territorial y económico respecto a los niveles de 1776, gozando ya de una estabilidad institucional que se podía oponer, a nivel continental, con la lucha por la independencia de las colonias Españolas, iniciada desde 1810 ( Juan del Alcázar et al. 98). La recién nación Estadounidense tomó al inicio de las luchas de independencia latinoamericanas, una inclinación de alejamiento. Pero en términos económicos, su actitud fue una distanta. Anteponiendo esto términos (económicos) esta nación (Estados Unidos) mantuvo relaciones, aunque se mantuvo alejado de una posible conexión política.
Algo cambiaba en la mentalidad de los líderes estadounidenses. En el ideario de los Norteamericanos se estaba gestando un elemento que trascendía más allá de sus fronteras. Su sexto presidente John Quincy Adams comenzaba a inculcar en la mentalidad de la joven nación la idea de que “América era para los Americanos”. De aquí el inicio de la famosa Doctrina Monroe. Aunque la misma se aplicó 30 años mas tardes. Debemos de reconocer como se mencionó, que esta obra era gestada por el sexto presidente de la joven nación. Según Monroe: “El Continente americano en su totalidad, no podrá considerarse como lugar disponible para futuras colonizaciones por parte de ninguna potencia europea”. Monroe proclamó: “nuestra política con respecto a Europa…es no interferir en los asuntos internos de ninguna de su potencia” (Brinkley, 214). Cabe destacar que Estados Unidos se había sometido a una intromisión por parte de una potencia Europea. Debemos recordar que para 1800, el presidente Jefferson se topó con una situación difícil, cuando Napoleón Bonaparte comienza a tener un interés ambicioso en los territorios que alguna vez Francia había tenido en Norteamérica. Con este precedente la joven nación no podía darse a la tarea de permitir a otros, una nueva intromisión en América, ya que se crearía una zona inestables para el balance político, económico y social de la región. Por lo tanto, podemos decir que la Doctrina Monroe es el manifiesto para crear una política exterior norteamericana. Además de mantener la zona libre de injerencias europeas. Historiadores establecen que “la doctrina Monroe tuvo pocos efectos inmediatos, pero se manifestó como un expresión del creciente espíritu del nacionalismo existente en los Estados Unidos de América en la década de 1820” (Brinkley, 214).
Podemos decir que la situación europea y americana condicionó al gobierno Norteamericano. Esto llegó a tal grado que Estado Unidos incluía en su planes nacionales una mentalidad de expansión y del cierre de sus propias fronteras. Ante las amenazas europeas en la región, es normal entender el pensamiento de James K. Polk (1845), veintidós (22) años después, cuando este nos dice que “América es para los Norteamericano”. Con este pensamiento podemos entender que para los estadounidense “América ya no era para los americanos”. Estas ideas expresan el interés temprano de Estados Unidos en un plan expansionista, para luego expandir sus fronteras mucho antes de que llegara el imperialismo como fase superior del capitalismo (Autores varios, 310). En este panorama comenzaba a cumplirse el destino Manifiesto, algunos años antes de la primera conferencia internacional de Estados Unidos en Washington, conocida como el Panamericanismo.
Panamericanismo (1889)
La política exterior estadounidense hacia América Latina necesita mirarse en dos frentes. Primero, en sus proceso interno de carácter económico, social y cultural. Esto va definiendo su carácter como nación, que a su vez va definiendo su política exterior. En segundo lugar, Su proyección ante el mundo. Forzada por su misión civilizadora y su apoyo a las revoluciones y disputas internas en Latinoamérica. Todo lo mencionado esta fundamentado ideológicamente en tres vertientes: Intervencionismo político militar, el dominio a través de la economía y la influencia en el aspecto cultural. Como hemos visto hasta el momento su visión ideológica referente a “América para los Norteamericanos”, se hacía sentir y se manifestaba. Par lograr todo lo mencionado Estados Unidos necesita crear un orden “Establishment”. Por tal motivo en el 1889 el secretario de estados conocido como James Blaine, propuso convocar en Washington una conferencia internacional de todas las repúblicas americanas (Acosta, 106). El propósito principal de Blaine era expandir la influencia estadounidense en América Latina, en donde, pensaba él, Norteamericana debía buscar los mercados para sus productos excedentes (Brinkley, 622). En su libro Carlos Malamud nos expone un acontecimiento importante en la transformación de las economías Latinoamericanas, que a la postre se entiende interesa a los Estados Unidos:
En torno a 1880 la consolidación de las economías primario exportadoras era ya un hecho en la práctica totalidad de los países de América Latina. La incorporación al mercado internacional de nuevas áreas productoras de materias primas se vio favorecida por los cambios operados en el comercio exterior y por la expansión de las finanzas internacionales, pero también por las transformaciones que se estaban produciendo en el interior de cada uno de los países americanos .
Debemos de recordar que para 1880, Estados Unidos alcanzaba la producción industrial de Gran Bretaña. En la década siguiente específicamente para el año 1894, la producción industrial de esta nación sobrepasaba a quien una vez fuera su metrópolis (Malamud, 61). Ante este escenario es que James Blaine se apasiona por estrechar vínculos con América Latina. Uno de sus propósitos era que sus vecinos del sur vieran a los Estados Unidos como su hermano mayor. Además era sumamente visible su interés por desarrollar lazos comerciales con el sur para dejar fuera a las potencias europeas. Ante este panorama es que se propone, para estrechar lazos económicos, la primera reunión de naciones americanas en Washington conocida como el Panamericanismo.
El término Panamericanismo surge gracias al nombre que le dio la prensa Norteamericana a tan gran evento, Pan American. El periódico New York Evening Post es a quien se le registra el término (Acosta, 106). Uno de los principales analistas de esta organización internacional opina que el panamericanismo y su organización administrativa fue el resultado de la política exterior Norteamericana a la política del momento. Bajo el Panamericanismo se entienden dos fenómenos indisolubles ligando a las relaciones internacionales en el hemisferio occidental: “la doctrina ideológica de la comunidad de intereses de Estados Unidos y sus vecinos del sur, promovida por los círculos gobernantes norteamericanos a finales del siglo XIX, y la política sobre la base de esta doctrina práctica de Washington, orientada a crear y fortalecer un bloque economico y politico militar de los Estados de esta región bajo la égida de Estados Unidos” (Acosta, 106). Sin embargo la nación del norte con relación a América latina, encontró un grave obstáculo que fue el nacionalismo de las naciones latinoamericanas. Con este aspecto se entiende el fracaso que tuvo la creación de la oficina comercial de las repúblicas americanas, cuando intento crear una unión aduanera, unión monetaria y un banco interamericano. Todo lo mencionado no progreso. De ese nacionalismo latinoamericano surge la figura de José Martí. En el primer congreso de Washington este sirvió de corresponsal del periódico “La Nación” de Buenos Aires. Martí fue uno de esos grandes críticos del panamericanismo. Cuando este se dirige al director de la gaceta argentina, le comenta lo siguiente: “De la tiranía de España supo salvarse la América española; y ahora, después de ver con ojos judiciales los antecedentes, causas y factores del convite, urge decir, porque es la verdad, que ha llegado para la América española la hora de declarar su segunda independencia”. La égida de Estados Unidos era vista por José Martí como una amenaza real para la soberanía de las naciones latinoamericanas. De acuerdo a Martí “la confederación perseguía un fin: facilitar la penetración económica, financiera y política del naciente imperialismos de Estados Unidos en América Latina” (Acosta, 107). Aunque Martí y otros pensadores latinoamericanos se oponían a las conferencias panamericanas las mismas continuaron su curso, hasta que se culminó ese ideario.
Desde 1889 hasta 1948 se estuvo celebrando en diversos países latinoamericanos estas reuniones. Algunas de las más importantes podemos decir que fueron: México/1901, Brasil/1906, Argentina/1910, donde se gesta Unión Panamericana, Chile/1923, Cuba/1928, Montevideo/1933 donde se establece la política de buena vecindad, Río de Janeiro/ 1947 TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca) y Bogotá/1948 donde se crea la OEA. El recorrido de las sedes de las conferencias hasta 1930 muestra la intencionalidad y las prioridades de la política exterior de Norteamérica.
En el trayecto de vida, que tuvo las conferencias Panamericanas, la diplomacia Norteamericana, conseguía que se adoptasen las decisiones que ellas no sólo a mercede al creciente poderío económico y militar de Estados Unidos (Acosta, 110). Dentro de estas conferencias hubo muchas buenas políticas, pero el problema residía en que muchos de las países Latinoamericanos, sentían que estaban perdiendo sus soberanías nacionales. Pero algo estaba cambiando en la sed imperialista de los Estados Unidos. No es hasta 1945, a causa de la naciente Guerra fría, que surge un cambio repentino en las políticas americanas. Cuando se propone en México, la TIAR, o el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, que expondremos más adelante. Otro acontecimiento importante surgió en Bogota, Colombia. Cuando se crea la Organización de los Estados Americanos (OEA). La consumación del panamericanismo surge en este último instante, con una América Latina, dependiente económica y psicológicamente a los Estados Unidos. El propósito de James Blaine fue logrado.
Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca TIAR (1945)
Al poco tiempo de haber terminado la segunda guerra mundial, tuvo inicio lo que se denominó la Guerra Fría. Esto tuvo como resultado, que Estados Unidos se plantera nuevamente sus asuntos sobre política exterior. Con un rol más protagónico, causado por la hegemonía que se ha creado en un mundo devastado por la guerra, Estados Unidos se envuelve junto con la Unión Soviética a una competencia ideológica-política y socioeconómica (Acosta, 113). Con estas nuevas tensiones en el mundo, para año 1945, Estados Unidos propone en México (Chapultepec), en una de las conferencias panamericanas, un nuevo tratado de defensa nacional. Lo cual aun los países Americanos no veíann con buena voluntad, porque para el año 1944, Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética se reúnen en Dumbarton Oaks, para establecer los lineamientos para la creación de una organización mundial. Detalle que no habían consultado con América Latina, pero aunque con muchas tensiones, se terminó aprobando en México el acta de Chapultepec. Definida como “un convenio internacional en que se intenta perfeccionar la organización y la defensa jurídica, militar y económica de los países americanos” .
En unas pocas semanas se dio origen a la denominada “crisi latinoamericana”, en la conferencia de las naciones Unidas en San Francisco (Salas, 28). En esta reunión la delegación norteamericana abandonó los acuerdos establecidos y de esta forma se distancian del regionalismo panamericano.
No es hasta el año 1947 en Río de Janeiro, que se aprueba el pacto. A simple vista hemos observado como un nuevo orden mundial se impone en el mundo, gracias a la finalización de la segunda guerra mundial y de las tensiones entre la Unión Soviética y Estados Unidos. En Río de Janeiro se dio un escenario un poco distinto, a lo mejor para apaciguar las aguas turbulentas entre los Estados Unidos y América Latina. Este tratado constituye un bloque político-militar con Estados Unidos, país que utilizaría dicho tratado para sus más particulares conveniencias, y que lo incumpliria, en el caso de la guerra de las Malvinas, al dar su apoyo a una potencia extracontinental como Gran Bretaña, en contra de Argentina (Acosta, 113).
Ante este panorama de tensiones el 15 de agosto de 1947, en Río de Janeiro, es que lleva a cabo la Conferencia Interamericana de carácter especial. Oficialmente llamada “Mantenimiento de la paz y la Seguridad del continente” (Salas, 46). Dicha reunión fue clausurada, sólo se signó el Tratado (TIAR), y se fechó su acta final. Por tal razón, es que se conoce como un tratado, y no, como una conferencia, ya que la misma no pudo lograrse en el día establecido.
Luego de por fin inaugurar la conferencia, los issus se dirigen en qué temas se iban a tratar en la conferencia. Estados Unidos deseaba plantear su plan de cooperación militar entre las Repúblicas Americanas. Entres sus planes estaba crear un ejército interamericano, el cual fue rechazado por los latinoamericanos. Pero si se logra de parte de la secretaría de defensa de los Estados Unidos un acuerdo militar bilateral. Este incluía; “misiones militares, intercambio de oficiales y fundaciones de escuelas militares especiales” (Acosta, 112). En el otro lado se encontraba Latino América. Originariamente, Argentina, Cuba, Chile, México y otros países, querían incluir el estudio de diversos aspectos de la cooperación económica entre las Américas. El Pacto de Rio, logra aprobarse y este se convierte en el primer tratado de defensa regional, ante los aires de la guerra fría. Con esto Estados Unidos lograba a su vez una política exterior militarizada. Convirtiéndose en un estratega ante el comunismo internacional.
Por otra lado América latina se sumergía en una crisi economica. Muchas de sus líderes solo les importaba buscar ayuda económica del presidente Truman. Truman se refería a estos diciéndoles que deben de “estimular la economía a través de empresa privada” (Salas, 10). Ya que a través del Plan Marshall destinaba el dinero y la inversión estadounidense a la recuperación de Europa. Con este aspecto se norteaméricaniza Europa y el dólar se convierte en moneda internacional.
Por último, debemos de entender que el TIAR está basado en el principio que todo los contratantes, obligatoriamente, deben recurrir a los métodos de solución pacífica vigentes en el Sistema Interamericano.Y, que todo acto que perturbe la paz en América, afecta a todas las Repúblicas Americanas. A pesar de los malestares ocasionados entre los protagonistas, el ejemplo de Costa Rica evidencia algunos logros de este tratado. Este último se vanagloria justificadamente de contar con un número mayor de maestros que de soldados, su presupuesto nacional contempla tres veces más los gastos destinados a la educación que al rumbo militar.
El tratado interamericano de asistencia recíproca de Río de Janeiro (1947) ha sido el resultado evolutivo de numerosos principios jurídicos y acuerdos internacionales adoptados por los países americanos, en vías al perfeccionamiento de sus relaciones mutuas dentro del marco del derecho.
La Organización de Estados Americanos OEA (1948)
La consumación del panamericanismo moderno se produjo en la IX Conferencia Internacional de Estado Americanos, celebrada en Bogotá, colombia, del 30 de marzo al 2 de mayo de 1948, en la cual, de hecho, se modificó mucha de la experiencia juridica y practica formulada en el medio siglo anterior, después que se dieron los primeros pasos para llegar a estructurar una comunidad hemisférica en la Primera Conferencia Internacional de Estados Americanos, convocada por Estados Unidos y realizada en Washington en el 1889 . Esta organización tiene como origen o antecedente al panamericanismo. En síntesis es la evolución tardía de una relación político, económico, social y militar de la mayoría de los Estados Americanos. Que en parte a pasado por un largo camino que desemboca en la Carta de la Organización de Estados Americanos (Acosta, 113). Dos acontecimientos importantes sucedieron en esa época; primero, se celebraba la victoria de la democracia ante el Fascismo. Y, segundo, el fracaso de la Sociedad de la Naciones. Lo cual llevó a redefinir las relaciones entre los Estados Americanos.
Luego de la suscripción de la TIAR en el 1947, un año después, se funda la Organización de los Estados Americanos. Con la ayuda de esa institución y de sus incestuosas relaciones, con innumerables dictadores latinoamericanos y caribeños, las administraciones de Harry Truman (1945–1953) y Dwight Eisenhower (1953–1961) transitoriamente consolidaron su ideario. Como era de esperarse las cabos sueltos no resueltos en Río llegaron a Bogotá. Como se señaló, el Sistema Interamericano comenzó su vida institucional a partir de 1948 bajo auspicios sumamente optimistas. Pero la buena voluntad y esperanza de las naciones que se abocaron a la tarea se fue pronto deteriorado ante las crecientes dificultades . Era de esperarse, ya que desde que se comenzaron las relaciones entre los Estado de América, siempre una parte era la que ganaba. Debemos de sumarle que Latinoamérica estaba devastada por sus divisiones internas, causadas en gran parte por las intervenciones políticas, económicas y militar de parte de Estados Unidos. Aunque la naturaleza y propósito de la organización de acuerdo al artículo 1 de la Carta de la Organización de Estados Americanos establece que: “Los Estados americanos consagran en esta Carta la organización internacional que han desarrollado para lograr un orden de paz y de justicia, fomentar su solidaridad, robustecer su colaboración y defender su soberanía, su integridad territorial y su independencia.”. La historia nos ha demostrado que todo se quedó en retórica y poca acción. La sistémicas y multifacéticas estrategias expansionistas por los estadounidenses fue lo que se impuso ante todo.
Una de las grandes interrogantes en el aspecto jurídico de la carta, era la naturaleza de las disposiciones que se refería al problema de admisión de nuevos miembros (Gobbi, 45). El pacto de Bogotá, como se le reconoce, desde un principio tuvo el propósito de crear un sistema unificado de codificado de varias convenciones, protocolos y acuerdos internacionales sobre el arreglo pacífico de controversias, que aquel entonces proliferaron de manera más disímbola y heterogénea en la ámbito americano. Una gran interrogante surge en este estudio ¿Donde queda el aspecto económico?. En términos económicos la OEA, permitió un desarrollo de economías exportadoras en América Latina. Se inició una dependencia en las inversiones extranjeras. Estados Unidos fomentada la industrialización por sustitución de importaciones.
Se creó las alianzas para el progreso. Comenzó el conflicto entre políticas neoliberales junto a políticas monetarias. Logrando llevar a América Latina a una crisis en su deuda externa.
Uno de los grandes conflictos que marcaron a la Organización de los Estados Americanos (OEA) lo fue la expulsión de Cuba en el 1962. En la tercera fase de la revolución cubana, es que se comienza a implementar en dicho país, las bases de un estado socialista. Cuba fue sometida al aislamiento diplomático tras la expulsión en enero de 1962 de la organización de los estados americanos.
Ante todo este panorama surgieron varios protocolos (Acta o cuaderno de actas relativas a un acuerdo,conferencia o congreso diplomático), que marcaron el rumbo y la historia de la OEA. Aquí vamos a destacar dos, por su gran importancia. Primero, el protocolo de Buenos Aires 1967. Este amplio las funciones de la OEA en los campos económico y social y modifica las disposiciones orgánicas de la Carta de 1948.
Otro gran protocolo de gran envergadura lo fue el Protocolo de Cartagena de Indias 1985- (aprobación)1988. En el artículo 3 de la Cata se propone lo siguiente:
Los Estados americanos reafirman los siguientes principios:
“El derecho internacional es norma de conducta de los Estados en sus relaciones recíprocas. El orden internacional está esencialmente constituido por el respeto a la personalidad, soberanía e independencia de los Estados y por el fiel cumplimiento de las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional. La buena fe debe regir las relaciones de los Estados entre sí. La solidaridad de los Estados Americanos y los altos fines que con ella se persiguen, requieren la organización política de los mismos sobre la base del ejercicio efectivo de la democracia representativa. Todo Estado tiene derecho a elegir, sin injerencias externas, su sistema político, económico y social, y a organizarse en la forma que más le convenga, y tiene el deber de no intervenir en los asuntos de otro Estado. Con sujeción a lo arriba dispuesto, los Estados americanos cooperarán ampliamente entre sí y con independencia de la naturaleza de sus sistemas políticos, económicos y sociales. Los Estados Americanos condenan la guerra de agresión: la victoria no da derechos. La agresión a un Estado Americano constituye una agresión a todos los demás Estados americanos. Las controversias de carácter internacional que surjan entre dos o más Estados americanos deben ser resueltas por medio de procedimientos pacíficos. La justicia y la seguridad sociales son bases de una paz duradera. La cooperación económica es esencial para el bienestar y la prosperidad comunes de los pueblos del Continente. Los Estados americanos proclaman los derechos fundamentales de la persona humana sin hacer distinción de raza, nacionalidad, credo o sexo. La unidad espiritual del Continente se basa en el respeto de la personalidad cultural de los países americanos y demanda su estrecha cooperación en las altas finalidades de la cultura humana. La educación de los pueblos debe orientarse hacia la justicia, la libertad y la paz”.
Ante todo esto México tuvo un papel determinante. Este país latinoamericano propone los siguientes puntos: no intervención de un estado o grupo de estado, pluralismo político, reafirmar la facultad soberana al foro que más convenga, justicia social internacional, y, que las empresas transnacionales y la inversión privada se ajusten a las políticas de desarrollo de cada país.
En la actualidad cabe destacar que dentro de las Naciones Unidas, la Organización de los Estados Americanos constituye un solo organismo regional. Hoy en día, la OEA reúne a los 35 Estados independientes de las Américas y constituye el principal foro gubernamental político, jurídico y social del Hemisferio. Además, ha otorgado el estatus de Observador Permanente a 69 Estados, así como a la Unión Europea (UE). Para lograr sus más importantes propósitos, la OEA se basa en sus principales pilares que son la democracia, los derechos humanos, la seguridad y el desarrollo.
En el Siglo XXI el 3 junio de 2009, Cuba fue reincorporada en la OEA, tras 47 años de expulsión, pero este país no aceptó la reincorporación. En ese mismo año Honduras fue suspendida por un golpe de estado. Casi dos años después, el 1 de junio del 2011, Honduras fue readmitida en la OEA. En los años siguientes surgió el conflicto diplomático entre Costa Rica y Nicaragua de 2010–2013. Podemos concluir que este organismo internacional ya no tiene la vigencia que tenía en el pasado. En la actualidad las tensiones entre varias regiones del del norte con las del sur, se han distanciado, hasta llevar al continente del sur a crear sus propias organizaciones de integración regional.
Conclusión
En conclusion podemos decir que Estados Unidos, sin duda, ha tenido y tiene la mayor influencia (económica, política, etc.) en prácticamente todos los rincones del globo. Por su ubicación geopolítica América Latina vive esta realidad de una forma notoria, lo que otorga un valor excepcional a su estudio desde todas las diversas disciplinas y perspectivas, además, esta idea se refuerza considerando los actuales hechos en los que se percibe la actitud de EE.UU. con lo que algunas vez se llamo países del tercer mundo y la polémica suscitada por los nuevos y numerosos antecedentes de la intervención norteamericana durante en principo del siglo XIX hasta la actualidad.
En este trabajo tratamos de evidenciar con fuentes históricas la evolución de dos regiones tan unidas y a la vez tan separadas, como lo son Estados Unidos y América Latina. Desde el Panamericanismo (1889), al TIAR (1945) a la Organización de Estados Americanos (1948) hemos observados una serie de intentos con aciertos y desaciertos en estrechar relaciones jurídicas, económicas, sociales y políticas en la región Americana. Desde mi perspectiva el fallo ha estado en que siempre ha existido una subordinación de una parte hacia la otra y viceversa. Hasta el punto de crear serias tensiones en la región. Tensiones que a la postre no han sido beneficiosa para ninguna de las partes. Entiendo que si el concepto “América para los Americanos”, como se evidenció desde su inicio , hubiese continuado con sus preceptos, la región Americana hubiese evitado tanta tirantes. Nos queda en el presente aprender de todos, pero sobre todo de aceptarnos tales y como somos, sin egos imperiales y mucho menos etnocentrismo.
Los Estados Unidos de América y los países de América Latina han estado en contacto desde el siglo XVIII. Y desde fines del siglo XIX esta relación ha sido de vital importancia para entender la historia del continente americano, en especial en el siglo XX y la que se gesta en el siglo XXI. Nos resta respetarnos y aceptarnos, para estrechar los lazos que nos unen para modelar al mundo, que podemos aunque con nuestras diferencias, convivir en un estado de armonía, respeto y solidaridad. Desde Alaska, hasta la Patagonia se forjó todo un continente, siendo víctima del colonialismo, para crear un nuevo mundo mejor.
Bibliografía
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