El “cono de la vergüenza” digital

Sobre el cerebro, hábitos y por qué voy a dejar las redes sociales

Betty Huerta
7 min readMar 14, 2016

Ayer tuvimos que ponerle un “cono de la vergüenza” a mi perro. Se le había encajado una espina en su pata, y él instintivamente se chupaba la herida, lo que ocasionó que la llaga no cerrara.

Lo más lógico para el veterinario fue decirnos que necesitaba ese cono para evitar que lo siguiera haciendo. Un perro no tiene fuerza de voluntad y por más que mi mamá intentó decirle, Perro no iba a razonar y a entender que chuparse le hacía mal.

El filósofo romano Séneca dice que :

“Solamente al hombre se le han dado la previsión, el discernimiento, el pensamiento; nuestras virtudes y vicios son ajenos a los animales”

Y estoy de acuerdo con él, sin embargo también es cierto que seguimos teniendo ciertos instintos animales que aún dominan algunas formas de actuar de los seres humanos.

Imagínate hace unos quinientos mil años, cuando vivíamos en un mundo cavernícola y hóstil. Salíamos a cazar para poder subsistir y teníamos que estar en una alerta permanente; ¡PUM! en cualquier momento podía llegar un leopardo a devorarnos.

A esta parte de nuestro cerebero responsable del instinto y de huir por supervivencia se le conoce como el cerebro reptil, es el que se encarga de recordarnos que debemos conservar energía por si un León quiere comernos.

Por un lado nacemos con un “programa” que busca ahorrar energía y al mismo tiempo tenemos otro “programa” que le encanta explorar, disfrutar lo nuevo, aprender y correr riesgos. Son “programas” que parecen contradictorios entre ellos, pero que necesitamos de ambos para vivir.

Hay mucha información sobre este tema, una TEDxTalk que te recomiendo es de mi amiguito neurocientífico Estanislao que explica muucho mejor todo esto. Y cada vez estamos sabiendo más del cerebro y cómo funciona.

“Sí, suena interesante, pero ¿en qué me afecta esto?”
¡En todo! Trabajo, relaciones, amistades, todo.

Aquí es donde empieza lo divertido.
Por un lado, seguimos siendo seres instintivos y rutinarios, para no gastar mucha energía y sobrevivir en caso de que un Mamut nos quiera comer.

¿Por qué tendría que hacer el esfuerzo de pensar qué calle nueva tomar para llegar a mi casa, si ya sé cuál es el camino y no tengo que pensarle?

Sin embargo,
¿Cuántas veces no has escuchado de personas que están hartas de su trabajo porque siempre están haciendo lo mismo?
¿De relaciones que terminan porque ya todo se había vuelto rutina?
¿De personas que se sientes insatisfechas con su vida porque les falta emoción?
Nuestro cerebro también nos pide esa otra parte, de aventura, de aprender, de explorar.

Y lo más interesante es que los sistemas digitales en los que vivimos están pensados para atacar y llamar la atención de este cerebro reptil

Los creadores de aplicaciones, saben que las notificaciones y push-up son señales que el cerebro recibe como una salida para descansar, es como enseñarle una correa a un perro:
Una vez que se dió cuenta que está ahí, ya no va a querer hacer nada más que salir a pasear.

Cada día sin darte cuenta, tu cerebro vive en una constante lucha entre estos dos “programas” con los que nacimos y en nuestro afán de querer ser multitasking, no estamos conscientes de las distracciones.

Estás concentrada, trabajando, y de repente, una noticifiación de Facebook, una lucecita anunciando un whatsapp o una persona pasó enfrente de tí.

Entonces, te haces consciente, te das cuenta que de una notificación te fuiste a un perfil, a una foto, a otro foto, a un artículo, que te llevo a un video, que te llevo a otro video y luego a instagram y ya perdiste 1 hora, y para regresar a concentrarte a trabajar tienes que hacer un esfuerzo mayor, y gastar mucha energía.

Terminas de trabajar, y ya estás tan cansada de tu día (y de estar luchando con tus dos “programas”) que ya no tienes fuerza mental para ir al gym, para decidir comer sano, para querer leer un libro, para salir con un amigo, etc.

Y esta es la parte que me preocupa, que poco a poco nos estamos volviendo más flojos, pensamos menos, profundizamos menos, leemos menos, estudiamos menos, convivimos menos, porque estamos demasiado cansados para que nuestro cerebro tome la decisión más sana a largo plazo.

Pareciera que estamos en piloto automático, como si ya fuéramos robots programados.

Pareciera que poco a poco, nos volvemos menos humanos.

Y me da risa, porque muchas veces cuando se habla del futuro y de la inteligencia artificial por falta de información, de profundidad y sólo guiados por las películas de ciencia ficción, existen personas que les da miedo pensar “que los robots van a dominar la Tierra y acabar con nosotros en una mega guerra”, cuando la inteligencia artifical va muucho más allá de eso.

Lo preocupante es que no se dan cuenta que ya están siendo dominados. Que estamos más esclavizados a nuestros teléfonos y redes sociales de lo que creemos.

Y entonces, ¿por qué no ponerle un “cono de la vergüenza” a nuestro cerebro, para que sea mucho más fácil formar nuevos hábitos?

Tomar decisiones es cansado y desgastante, por lo que cuando quieres formar un hábito dejándoselo todo a la fuerza de voluntad es muy difícil que sí forme el hábito. (Esto me lo dijeron mis amiguitos Gretchen y Charles)

Entonces el usar mucho o poco el celular no debe de ser sólo función de autocontrol, hay que entender el sistema, entender el cerebro y ponerle los “conos” que cada quien necesite y crea prudente.

Lo ideal sería que cada quien encuentre y forme sus pequeños trucos para que no tengamos que pensar y fluyamos en automático, pero automático positivo:

-Para que en lugar de que sea automático el sacar el celular y revisar Facebook, sea automático sacar un libro y ponerte a leer.
- Para que en lugar de que sea automático leer diez mil artículos sobre “Las 19 maneras para ser feliz”, sea automático hacer planes y convivir con la gente.
- Para que en lugar de que sea automático comentar sobre lo mal que está nuestro país, sea automático salir a emprender, generar dinero y empleos.
- Para que en lugar de sea automático sentarse a ver una serie, sea automático el ponerte los tenis y hacer ejercicio.
- Para que en lugar de que sea automático ir al Oxxo y comprar unas papitas, sea automático sacar un tupper y comer sano.

Y aquí ya hay varias teorias y varias formas que pueden ayudar, pero siempre, el primero paso, para todo, es CONOCERTE.
Para este caso específico de generar hábitos, se necesita que conozcas qué tipo de personalidad tienes, qué te motiva y cuáles son, de todos los “conos” que existen, los que te acomodan más.

Yo tenía la creencia de que los hábitos se hacen de control y determinación, pero aprendí que no.

Aprendí que sí existen personas (pero son minoría) que lo que se proponen, lo logran. Existen otros que necesitan sentirse retados para motivarse, unos más que necesitan razonarlo todo para animarse a formar un hábito, y otros como yo que necesitan un cierto tipo de presión externa y social para hacerlo.

El siguiente paso, es ir conociendo las diferentes formas en que te ha funcionado en el pasado:

-Empezar poco a poco
-Irte a un extremo
-Tener días “libres”

Y todo esto no lo digo yo, existen varios expertos que han investigado el comportamiento y la creación de hábitos, la información ya está ahí. Sólo falta que la sepas usar.

“Ok, Betty, y todo esto ¿para qué me lo dices?

Tengo muchas, muchas cosas que quisiera mejorar de mí, como buena ingenieria, analicé y medí mis comportamientos (sí, es en serio jaja) y me dí cuenta que sí utilizo mucho el celular por que ahí trabajo, pero también desperdicio muchísimo tiempo en mi celular y que ese tiempo lo podría estar usando para hacer otras cosas (desde aprender, hasta socializar)

Por eso haré un pequeño experimento, donde me iré al extremo durante un mes “desintoxicándome” de las redes sociales, para después empezar poco a poco acomodándolas en mi rutina, utilizándolas a mi favor e ir incertando algunos “conos” que me ayuden a aprovechar al máximo mi tiempo en todos los aspectos.

Al escribir este post, estoy haciendo que exista una presión externa que me “obligue” a cumplir, y al mismo tiempo estoy encontrando motivaciones internas para mantenerlo después.

Mi intención es ver cómo reacciono yo en ese tiempo, y ver qué pasa con mi comunicación con el mundo hiperconectado.
Estoy consciente de algunas barreras que me voy a encontrar jaja pero también tengo más o menos idea de los beneficios que van a traer a mi cuerpo, desde dormir mejor, mejor postura, más concentración, menos ansiedad (sí, en exceso, la luz del celular hace eso).

Como sé que me va a “sobrar” mucho tiempo intentaré incorporar nuevos hábitos que me lleven a leer más, escribir más, cuidar mis posturas de espalda y ejercitarme más.

Y no, no estoy diciendo que las redes sociales sean malas y el celular el demonio. ¡Yo las necesito! Mi negocio y mis trabajos funcionan 99% gracias a eso. Tampoco creo que vaya a regresar super hippie, cero tecnología.
Pero sí creo regresar más consciente y con mayor control de mis hábitos.

La tecnología es parte de nuestra vida, aquellos que sepan utilizarla a su favor dominarán todo. El mundo sería un mejor lugar si existen más humanos conscientes y que además sepan utilizar la tecnología a su favor.

Ya sé que mi mamá -y muchas personas jaja- me dirán que soy una rara, siempre me lo dicen.
Pero no sabes lo mucho que me emociona este pequeño experimento.

Como dijo Isaac Asimov “La suerte favorece a la mente preparada”
Y yo quiero preparar mi mente para lo que sea que venga.

¿De qué manera te estás preparando?

--

--

Betty Huerta

Mexicana, fan de la tecnología y el efecto que tiene en la sociedad.