«Yo creo, sí creo»

Borja ST
2 min readJun 20, 2021

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Lo bonito del fútbol, que no deja de ser una representación deportiva de lo que es el amor o la vida en general, no es ganar un título o conseguir una victoria en uno de los partidos más difíciles en casa de tu rival, sino mantener la esperanza, contra viento y marea (o contra Eslovaquia si se quiere) de que en algún momento llegarás a conseguir eso que te propones. Y, de nuevo como en la vida o en el amor, quizá lo que más importa no es el final del camino, sino simplemente el trayecto, hacer camino.

Lo de ayer contra Polonia, o lo del otro día con los suecos, es hacer camino. El abrazo de Morata a Luis Enrique es mucho más que un simple abrazo celebratorio entre entrenador y jugador. Es el abrazo del “Seguimos creyendo”. Peter Pan casi se lleva un disgusto el día en que dejó de creer en las hadas, y se vio en la bochornosa situación de tener que repetirse encarecida y constantemente en voz alta que sí que creía en esos duendecitos alados. Pues esto igual. Ahora mismo todos somos un poco Peterpanes buscando de cualquier modo ser niños eternamente, o vivir para siempre en aquel 11 de julio de 2010 en Johannesburgo. Sin embargo, si de verdad queremos ser niños para siempre, hay que empezar por creer en las hadas. Hay que empezar por creer en el fútbol. Y hay que empezar por creer en Morata y en la selección. Todo irá bien, confiad. Solo tenéis que repetir conmigo: «Yo creo en Morata, yo creo, sí creo».

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