Al parecer ganó mamá

Brígida Castro
2 min readJan 8, 2020

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Recuerdo la pintura azul que goteaba. La pintura roja acababa de caer al suelo y la amarilla cubría la superficie de la mesa. Mi hermana y yo estábamos llenas de color y nuestras hojas garabateadas estaban húmedas. Seguramente vendría un regaño, esa misma escena se repetía constantemente, pero mamá nunca dejó de comprarnos pinturas, plastilinas, crayolas, tijeras ni lentejuelas.

También nos quiso enseñar a bordar y a tejer, nunca me gustó. Pero mi mamá podía hacer figuras bonitas en la tela y muchas bolsitas que tengo -y algunas que he perdido- también las ha hecho ella. También adornaba las toallas con las que me limpiaba mis moquitos en la primaria. Realmente ella siempre ha sido muy creativa y hábil para las manualidades y ese es uno de los saberes que nos quiso heredar.

Me relajaba mucho en esos momentos y me sentía una artista. Hasta empecé a tener un cuaderno para mis dibujos -actualmente ya no conservo esta practica-. Mamá me lo patrocinaba, así como los diarios en donde yo escribía el nombre del niño que me gustaba o que me encontraba molesta porque había llovido y se arruinó el paseo.

Y yo creo que esos estímulos influyeron en las carreras elegidas por mi hermana y por mí.

Yo elegí Comunicación Social -la carrera preferida de los aspirantes a escritores, cineastas, músicos y demás derivados de las artes- y mi hermana Diseño Gráfico. Pero eso no es todo, porque en sí no son carreras tan relacionadas al arte.

Mi hermana es ilustradora y yo estudio la literatura, y nuestras aspiraciones van dirigidas a lograr vivir de hacer cómics y a que nos paguen por hacer lo que nos gusta como freelancers -aunque no sé si esto era lo que mi mamá tenía en mente cuando nos compraba todos esos colores.

Fue una sorpresa para algunos que yo no eligiera una carrera relacionada con la medicina, una ingeniería o derecho, lo mismo sucedió con mi hermana. Pero según mi papá, nos gusta lo “bohemio” -aunque yo no estoy muy segura si nos aplica ese término-.

En casa, mi papá es el único dentro del campo de las “ciencias exactas”, pero no se opone a las aspiraciones de sus hijas. Sin embargo, se preocupa de que no encontremos qué comer.

Y tiene razón en hacerlo, porque es un área muy competitiva esta de las artes, en especial cuando querés hacerla tu mayor fuente de ingresos. Hay que ser perseverante y responsable también, marcarse metas a corto, mediano y largo plazo, un proyecto, tener un norte y hasta un sistema.

Y aunque él haya querido que alguna de nosotras siguiera sus pasos, debe aceptar que ganaron los pinceles, las pinturas y los materiales de arte a los libros de matemáticas que traía a casa.

Papá, al parecer ganó mamá.

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Brígida Castro

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