“Urban Hymns: La eternidad puede ser un chispazo”

Sasha Bruni
4 min readJun 11, 2023

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Creo que todos pensamos que no hay nada que le sea más propio a la condición humana que el simple hecho de poder recordar. Que de pronto tengas la posibilidad de viajar a través de tus cosas y encontrar algo que creías perdido, justo ahí, en un pequeño rincón de tu mente, me parece mágico. Casi que lo podés pensar como un viaje en el tiempo a otras edades o a otra vida, o mismo, también, podría considerarse como una especie de teletransportación realizada gracias a ese súper poder que tenemos desde que nacemos: el ser mortales.

Y eso es sentencia suficiente para que hoy yo venga a hablar de “Urban Hymns”, el disco que coronó a The Verve en la escena en plenos noventas, algo a lo que no hubiese llegado sin la humilde tracción de Cruel Intentions, peli vieja que seguramente viste algún domingo por telefé mientras estabas de sobremesa con tu familia. Pero esto último tendrá su lugar en otra ocasión, hoy es el turno de la formación de Ashcroft.

“Urban Hymns· es el icónico tercer álbum de estudio de la banda británica The Verve, y también el mismísimo testimonio de la evolución artística de la formación. Fue publicado en 1997 y visto por la crítica como un disco innovador, con fuertes fusiones musicales, composiciones conmovedoras y un sonido único, que terminó por captar el espíritu de su época y obviamente, llevarlos a la fama.

The Verve se formó a principios de los 90’s en Wigan, Inglaterra, con el vocalista Richard Ashcroft, el guitarrista Nick McCabe, el bajista Simon Jones y el baterista Peter Salisbury, más tarde se uniría Simon Tong como guitarrista. En sus comienzos la influencia vino de parte de la escena emergente del momento, de estilos como el “shoegaze” y “madchester”. Ambos caracterizadas por sus sonidos etéreos pero bajo la estética de un rock bailable. Una cosa rara de describir pero que en su momento garpó bastante.

Sus primeros lanzamientos (su álbum debut “A Storm in Heaven” y su continuación “A Northern Soul”) fueron trabajos en los que la banda experimentó con arreglos más envolventes y también, un rock más psicodélico. Sin embargo, fue con “Urban Hymns” que The Verve alcanzó, como dijimos antes, un éxito que duraría hasta hoy. Este álbum supuso un cambio en su enfoque musical incorporando elementos del britpop, el rock alternativo y también algunos arreglos orquestales/sinfónicos que quedaron perfectamente a tono con la conmovedora voz de Richard Ashcroft y la increíble guitarra de Nick McCabe. Gracias a este volantazo, el grupo terminó creando una colección de canciones que explorarían temas como el amor, las desilusiones y un poco la problemática misma de la condición humana.

Su tema de apertura, “Bitter Sweet Symphony”, se convirtió en un éxito a nivel mundial de un día para el otro, y obviamente, en una de sus canciones más famosas. Un datazo que no voy a dejar escapar, es que tiene un arreglo de cuerdas que reproduce una versión sinfónica de “The Last Time” de los Rollings Stones creando un sonido tan pleno, como hipnótico. En cuanto a la letra, creo que hay que hacer dos tipos de menciones: por un lado tenemos una composición que va desde el sentimiento existencial, hasta la esperanza, la confianza y la fortaleza; y por otro, está la interpretación tan pura y hermosa que le da Ashcroft, invitando a sumergirnos en un mundo de reflexión absoluta por al menos cuatro minutos y medio.

El álbum también incluye otras canciones destacadas en los charts como “The Drugs Don’t Work”, “Lucky Man” y “Sonnet”. La primera puede catalogarse como una balada sobre las experiencias personales del cantante con los excesos y las pérdidas, evocando con una capacidad nítida y contundente, sensibilidad frente a las diferentes etapas que pueden enfrentarse en la vida. La segunda tiene una melodía más confrontativa y letras del estilo introspectivo, encerrando sentimientos de extrañeza y también resistencia en toda su complexión sonora. Y la tercera está acá porque es mi favorita, no sólo a nivel compositivo, sino también a nivel vocal (gracias Ashcroft). Sus acordes suaves y la propia progresión musical crean una atmósfera melancólica y delicada, convirtiéndola en una experiencia sumamente emotiva que evoca al sentimentalismo/romanticismo sin irse de las realidades, algo muy propio de la década.

Pero a pesar del éxito comercial y la fama ganada con “Urban Hymns”, las tensiones dentro empezaron a agravarse. Las diferencias creativas entre Ashcroft y McCabe fueron tan grandes que la ruptura pareció ser la única solución. Poco después del lanzamiento del álbum, McCabe dejó la banda, lo que supuso el fin de The Verve como unidad cohesionada.

Aunque la disolución fue sin dudas un desenlace triste, “Urban Hymns” sigue siendo un testimonio de su extraordinaria destreza musical. Su impacto en el clima agitado de los noventas y su aclamación a través del tiempo, consolidan su estatus como un álbum que marca un hito en la historia del rock británico, influyendo en innumerables artistas que siguieron sus pasos o los consideraron grandes referentes.

Pero antes de terminar, info útil:

· El disco.
· La canción de los Stones.
· Dónde tenés que escuchar ambos.

¡Nos vemos la próxima!

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Sasha Bruni

Editora, redactora periodística y creativa, vocera de opiniones que nadie pidió. Igual acá voy a escribir como si estuviera haciendo un monólogo.