Scarface (1983): “The world is yours”

Héctor Andrés Calderón B.
6 min readNov 20, 2023

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Bautizada como Caracortada para Latinoamérica y El precio del poder en España, es una película de género negro inspirada en una producción homónima de 1932. Fue dirigida por Brian de Palma, y narra la historia de Tony Montana, un inmigrante cubano que llega a Miami en busca del sueño americano. Montana, un hombre ambicioso y violento, que pronto se involucra en el mundo del narcotráfico, donde asciende rápidamente hasta convertirse en uno de los capos más poderosos de la ciudad. Sin embargo, su ambición desmedida y su sed de poder serán las claves de su propia destrucción.

Many (Steve Bauer) con su amigo del alma Tony Montana (Al Pacino).

El filme se estrenó en los Estados Unidos el 1 de diciembre de 1983, y está protagonizado por Al Pacino quien encarna a Tony Montana, Michelle Pfeiffer interpreta el papel de Elvira Hancock y Steven Bauer como Manny Ray.

Brian de Palma se consolidó con esta producción como un importante director de Hollywood conocido por sus películas de acción y suspenso. Su carrera comenzó en los años 60, y desde entonces ha dirigido más de 50 películas, entre las que destacan Carrie (1976), Scarface (1983), Los intocables de Eliot Ness (1987), y Carlito’s Way (1993). Su trabajo ha sido elogiado por su estilo visual y su exploración de temas complejos como la violencia, la corrupción y la identidad.

La dirección de De Palma sigue un estilo clásico marcado por la sobriedad y una elocuente composición fotográfica en cada plano que altera — en dosis justas — con arriesgados movimientos y ángulos que resuelven el desfogue épico criminal en una atmósfera de tensión, drama y violencia. De Palma mantiene la riqueza simbólica y la iluminación propuesta por Hawks en la versión original de 1932.

El fotógrafo John A. Alonzo llena de luz y colorido la escena para destacar el fastuoso ascenso de Tony Montana, y contrasta esa explosión de colores y luz con sombras y oscuridad para enmarcar la caída del narco en sus horas más trágicas. La extravagancia de un paraíso –erigido a pistola y determinación por Montana– es el común denominador de un escenario que contiene elocuentes detalles semióticos, es un trabajo sofisticado y detallista de la dirección de arte.

“Say hello to my little friend”

Dos guionistas, dos clásicos

El guion de Oliver Stone se apoya en el clásico dirigido por el director de cine y empresario Howard Hawks, cuyo guion fue escrito por Ben Hecht en 1932, y que a su vez derivó de la novela escrita por Armitage Trail (1929), historia que hacía referencia a la vida de Al Capone.

Stone trasplanta la trama de Tony Camonte –un gánster en ascenso y con carencias afectivas en los días de la prohibición–, a los años 80 del siglo XX. Donde el exiliado cubano y gatillero de oficio, Tony Montana, emerge en el contexto del consumismo desaforado y el tráfico de cocaína de Miami.

La historia sigue la forja del criminal desde sus orígenes como ramplón sicario hasta alcanzar el pináculo de un emporio de mafia, derroche y corrupción.

Oliver Stone combina la acción con el drama y el humor negro en la fragua de un personaje icónico y crudo del cine de gánster. La cocaína es protagonista a lo largo de la historia y el consumo desaforado de Montana. Rasgo del protagonista que tal vez sea un reflejo de la adicción contra la que luchaba Stone mientras escribía el guion. La trama aborda asuntos temáticos como el sueño americano como una promesa de éxito y riqueza fruto del esfuerzo y determinación. Sin embargo, el guion cuestiona ese principio glorioso de la individualidad americana al romper ese espejismo con la levedad del éxito, la pesada soledad del poder y la incesante paranoia. Trazos precisos con los que Oliver Stone delinea a su antihéroe.

La ambición es a Tony Montana lo que la carne al tigre, al igual que el felino –al que hace referencia varias veces el protagonista– la insaciable ambición lo lleva a tomar de manera rapaz lo que no es suyo, y así entre zarpazo y dentelladas asciende a la cúspide de la mafia. Pero, irónicamente, su infinita sed de poder lo lleva a destruir todo a su alrededor. La violencia desmedida es otro ámbito temático de Scarface, la brutalidad sanguinaria explícita que emana del narco está bien retratada en el filme. La violencia es un espejo que revela una de las facetas más peligrosas de Montana. Un animal desatado en medio de una sociedad corrupta y decadente. El joven Stone, por aquel entonces, ya despuntaba su lado crítico, incómodo y políticamente incorrecto que emergería en su carrera como director. En suma, el guion es una joya de la dramaturgia audiovisual, tiene todo; solidez en las tramas, personajes complejos, diálogos brillantes, giros dramáticos excepcionales y una mezcla de géneros con un clímax de tragedia shakesperiana.

Al Pacino un enemigo público

Otro de los aspectos claves de la producción fue el reparto que integra el universo dramático del filme. El icónico elenco y su perfecta relación actoral le imprimen a la ficción cinematográfica un aura especial en cada interpretación. No hay papel pequeño en esta cinta. Los actores se lucen encarnando personajes inolvidables. Las carreras de Michell Pfeiffer y Steven Bauer se dispararon luego del Scarface de Brian De Palma. Y para el estelar Al Pacino fue la consagración magistral de su talento para interpretar roles dentro del género criminal. Talento que fue moldeado por la mano de directores como Francis Ford Coppola en el Padrino I (1972) y el Padrino II (1974) y las memorables direcciones del gran Sydney Lumet en Serpico (1973) y Tarde de Perros (1975).

Pacino ofrece una interpretación que encarna la ambición, la violencia y la vulnerabilidad de Tony Montana y nos recuerda la fuerza desbordada de los personajes del cine gansteril de los años 30. Un género que nace en el Hollywood de aquellos años de la prohibición del alcohol y en el que se destacan clásicos fundacionales como: Little Caesar/Hampa Dorada (Mervin Le Roy, 1930), The Public Enemy/Enemigo Público (William Wellman, 1931), y Scarface: Shame of a Nation (Howard Hawks,1932). Tony Montana de Pacino evoca el espíritu indomable del arquetípico gánster Tom Powers, encarnado por el legendario James Cagney en el clásico Enemigo Público (1931). Después de este rol la carrera de Al Pacino se vería marcada por papeles interesantes, pero sin la misma plenitud luminosa que alcanzó con el icónico Tony Montana.

Un clásico del diseño gráfico resultó el poster de la película.

Taquillazo y crítica furibunda

La producción amasó una jugosa bolsa con una recaudación de casi 66 millones de dólares contra un presupuesto de casi 24 millones. La crítica especializada y las asociaciones de las buenas costumbres y moralidades religiosas señalaron a la película como una oda a la violencia, la droga y el sexo. Como si la realidad de los años 80 fuera ajena a esos condimentos vitales. La película tuvo una larga campaña de rechazo desde antes de su estreno. El director Brian De Palma se tranzó en un duro pulso contra el comité de clasificación para obtener la aprobación. Gracias a las escenas donde se exhibía una violencia cruda –incluía motosierra– le mereció ser clasificada como X, la misma categoría que se reservaba a las producciones pornográficas. Al igual que a la versión de Hawks (1932), Brian De Palma logró evadir la censura que alegaba una apología al crimen y las buenas costumbres para instalar en la historia del séptimo arte una obra de culto.

Scarface/Caracortada (1983) reunió el talento de Brian De Palma, Oliver Stone, Al Pacino y un equipo de producción excepcional que realizó una pieza magistral del cine negro que al pasar de los años mantiene su calidad y vigor cinematográfico.

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