Entre moderadores y garroteros, avanza la rebeldía estudiantil

Cami Corvalán
6 min readSep 25, 2017

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Hay una historia poco conocida que ha quedado plasmada en la (des)memoria de la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción”. Para algunos estudiantes, cada 12 de setiembre resuenan los ecos de las corridas en el histórico edificio de al lado de la Catedral, cuando garrotes y garroteros arremetían duramente contra la organización estudiantil. Para otros, los furibundos comunicados desde el rectorado son un recordatorio de actitudes asumidas por las autoridades en el pasado. Casi como en un espejo, el antes se refleja en el ahora, desde los porrazos hasta las resistencias.

En 1972, la Universidad Católica creó la Facultad de Ciencias Sociales y con ella, generó un espacio en el cual la discusión y la acción tendiente a un cambio social tuviera cabida. Una ruptura con el orden establecido germinaba.

La Iglesia se colocaba, en Paraguay y en la región, en una posición progresista, de impulso al pensamiento divergente, de defensa de los derechos humanos frente a los regímenes dictatoriales, de reconocimiento del progresismo en sus filas y de oposición al autoritarismo. En nuestro país, un sector daría impulso a las Ligas Agrarias Cristianas y al fortalecimiento de la militancia estudiantil. Los primeros contactos entre los universitarios y los campesinos se dieron a través de los campamentos de trabajo del Servicio de Extensión Universitaria de la UCA.

Los primeros profesores de la carrera de sociología provendrían del Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos (CPES) institución creada un decenio antes, entre los que se encotraban José Nicolás Morínigo, Luis Galeano, Ramón Fogel y Tomás Palau. Participó también por un período muy corto, hasta ser expulsado, Mauricio Schwartzman, quien pertenecía al Partido Comunista y había estudiado sociología en la UBA.

Rápidamente, las aulas de la UCA serían semilleros para la consolidación del Movimiento Estudiantil Independiente (MI) -que había nacido en las facultades de medicina e ingeniería de la Universidad Nacional de Asunciónp pero rápidamente fue reforzado por facultades de la UCA- y de un bastión intelectual contestatario a la dictadura stronista.

El pensamiento crítico implica siempre una amenaza de muerte para los regímenes autoritarios. Ponen en riesgo su base de obediencia y empuja los límites del servilismo al que están habituados. Los dictadores responden usando su mejor recurso: la violencia y la fuerza ilegítima.

En la noche del 12 de setiembre de 1972, el régimen contestaría ejemplarmente. Posterior a un mitín estudiantil, una horda de garroteros, dirigido por el seccionalero colorado Ramón Aquino, atropelló la Sede Cetral de la UC y arremetió contra los estudiantes reunidos. El recordado Mario Schaerer y Miguel Ángel López Perito fueron perseguidos hasta los techos, disolviéndose el acto estudiantil en solidaridad con Miguel Gauto y Blanca Florentín, estudiantes presos por exigir sus derechos.

Los oradores fueron tanto estudiantes como políticos, específicamente Laino del PLR, quien fue brutalmente golpeado por las hordas de Ramòn Aquino en la esquina de la Catedral y cuando ya se produjo la desbandada de todos los presentes. Muchos estudiantes, profesores y hasta monjas y sacerdotes presentes en el acto fueron golpeados brutalmente y otros lograron escapar. — Entrevista a Fernando Masi, Presidente del Centro de estudiantes de Ciencias Sociales, 1975

La rebeldía estudiantil continuaría, y así también los intentos de acallarla. A mediados de los 70, inician los embates contra el ala progresista de la Iglesia, lo que se hace sentir dentro de la Universidad.

En 1975, los estudiantes movilizados de la Facultad de Ciencias Contables y Administrativas se alzaron en protesta ante una serie de irregularidades percibidas en el manejo de la Universidad.

Específicamente, protestaban por un conflicto relacionado a los planes académicos llevados adelante por su decanato. En este sentido, sus reclamos fueron presentados al Consejo Universitario en un documento firmado por todos los centros de estudiantes de la UC -de las facultades de Filosofía, Sociología, Contables e Instituto de Teología-, excepto de la Facultad de Derecho.

Lo importante es decir que de un esfuerzo conjunto de los centros de estudiantes de cuatro facultades, presentando un documento con demandas, se deriva en algo mas fuerte en la Facultad de Contables donde se levanta todo el estudiantado de esa casa de estudios. — Entrevista a Fernando Masi, Presidente del Centro de estudiantes de Ciencias Sociales, 1975

El Consejo Universitario -análogo a lo que hoy llamamos Consejo de Gobierno General- manifestaba en un comunicado su descontento ante las medidas adoptadas por los estudiantes, y pretendió resolver el conflicto con la expulsión de 46 de ellos. Finalmente, la intervención de la Conferencia Episcopal Paraguaya, junto con los presidentes de todos los Centros de Estudiantes de la UC, logró dejar sin efecto la medida de expulsión.

Una avanzada represiva sobre el las organizaciones rurales en el campo, mayormente en contra de los miembros de las Ligas Agrarias Cristianas, termina permeando intensamente en las organizaciones sociales y con fuertes repercusiones en el escenario estudiantil. La Pascua Dolorosa, en abril de 1976, es un hito en la historia represiva del régimen, y arcaría para siempre la historia de los movimientos.

La Universidad iba cerrando espacios, por lo que para las y los militantes, que se volvió necesario ampliar los frentes. Es así que varios militantes del MI optan por unirse a las filas de la Organización Político Militar (OPM), un movimiento clandestino resistencia armada a la dictadura, finalmente desarticulado por la policía de Stroessner, al tiempo que varios de los curas propulsores de los movimientos fueron expulsados. Finalmente, la Universidad cierra la carrera de sociología en el ‘83.

La historia parece repetirse una y otra vez, y en la lucha estudiantil dentro de la UC son varios los elementos que guardan similitud, incluso 45 años después. Las resistencias de ayer, son un legado para la construcción de una universidad comprometida con el presente, y esta ventana a la memoria nos trae claves para seguir avanzando.

En particular, las coincidencias entre los relatos de los valientes estudiantes que enfrentaron garrotes y puñetazos en el ‘72 y lo sucedido en el mismo edificio el jueves 14 de setiembre de este año, en un enfrentamiento iniciado por un grupo de estudiantes de la facultad de Derecho contra estudiantes de Filosofía que sostenían una medida de protesta, son demasiadas. Las similitudes en el tenor y en las intenciones de “podar” a los estuadiantes problemáticos entre las autoridades del ’76 y nuestro presente son sorprendentes.

Ramón Aquino falleció el 1 de abril de 2015, pero los “moderadores” no se acabaron con él, sino que con el tiempo, se fueron sofisticando. Los pynandis -piez descalzos- ahora tienen mocasin, y blanden el garrote recitando artículos del código procesal penal.

De igual manera, la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas vuelve una y otra vez a ser la piedra en el zapato de quienes pretenden el mantenimiento de un orden basado en el autoritarismo y las arbitrariedades. Pero la respuesta del esquema represivo incluso al interno de la universidad se ha recrudecido: antes a los “bochincheros” los expulsaban, hoy, contratan al Ministerio Público para facilitar la tarea.

La lucha de antaño y la presente tiene como escenario la universidad católica, pero se emprende con una mirada mucho más amplia: en ambos casos, tiene que ver con un modelo de universidad para la transformación de la sociedad.

Salvando las distancias, antes y ahora, se busca castigar la protesta, amenazar la organización, enjaular el pensamiento y derribar la movilización. Antes y ahora, nos siguen encontrando en resistencia, gritando nuestras disconformidades, firmes ante el desafío y empapados en esperanza.

Fuentes:

Soler, Lorena (2014) “De pronto la Iglesia nos obligó a ser sociólogos”. Socialización política y stronismo. Los estudiantes de sociología de la Universidad Católica de Asunción (1971–1976). Disponible en: https://nuevomundo.revues.org/66560?lang=es

Colmán, Andrés. Los garroteros de Aquino se quedaron sin trabajo. Diario Última Hora, 19 de agosto de 2017. Disponible en: http://www.ultimahora.com/los-garroteros-aquino-se-quedaron-trabajo-n1102955.html

Historias de la dictadura: la verdad, de algunos. Diario E’a, 3 de noviembre de 2012. Disponible en http://ea.com.py/v2/historias-de-la-dictadura-la-verdad-de-algunos/

Agradecimientos a Fernando Masi y Guillermina Kanonnikoff por compartir sus relatos

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Cami Corvalán

Socióloga, feminista, militante y memoriosa. De amor por las palabras precisas. Cliché.