Hagámosle

Camilo Merchán.
3 min readDec 30, 2015

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Creo que alguna vez se lo he dicho a mi amigo pero él y su esposa me parecen las personas más nobles, dedicadas y creyentes del uno al otro. Él sin dejar de ser un trabajador dedicado, la ha acompañado en las buenas y en las malas. Ella, por su parte lo ha acompañado en sus aventuras en tierras lejanas y pronto en tierras vecinas. Sin embargo, creo que su esposa desde hace rato tiene una actitud de la que he pensado mucho esta semana, decir hagámosle que hijueputas cuando de riesgo se trata.

Es que desde hace días me pregunté a mi mismo cuando fue la última vez que cuando me invitaron a arriesgar dije, “Camilo: hagámosle, que hijueputas”. Ya que estamos escribiendo este blog para mis amigos, les pregunto a ustedes cuando hicieron lo mismo.

Arranca un nuevo año y aunque en esta temporada abundan los propósitos, dietas, metas y cosas por el estilo, los cuestiono y a la vez a mi mismo sobre la actitud con la que vamos a tomar no solo estos retos sino los que se presenten en el camino.

Aprendí hace unos meses y no en el sentido literal que “a veces uno no folla por no preguntar”. Esto aplica a todo en la vida, desde pedirlo (si estás comprometido no lo hagas por favor) hasta arrancar a correr esos 5 kilómetros que ves tan lejanos y desgastantes como hasta invitar a salir a esa chica que te gusto aquella noche en medio de un concierto de una banda bogotana (no lo he hecho, pero si ella lo esta leyendo que lo tome como que pronto la invitare a salir)

Pero puede pasar que te digan que NO, como también que arranques a correr y el cemento te diga NO MÁS en el kilómetro 3 como que esa chica me diga que está saliendo con alguien más. Entonces, qué hijueputas ¡Nada perdiste! Lo peor que te puede pasar es que sigas corriendo, te guste y quieras hacer pronto 10 kilómetros y que yo salga con ella más de una vez.

Y es que con el paso de tiempo aprendes que cuando no arriesgas y asumes la actitud de la que hablo acá corres el riesgo de envejecer en tus treinta o veintes.

Porque yo soy de los que creo que el riesgo no es nunca financiero, es espiritual.

Hagámosle, que hijueputas no es más que mi invitación a que pensemos que cuando la vida nos dice no, estamos más cerca de que nos diga que sí. Que el fracaso no existe como lo conocemos sino que es aprendizaje con un poco de ácido. Sin dudarlo, aprender a veces duele y sobre todo que crecer duele aún más.

También es una forma de decirle a otros que no importa si fallas. Lo peor que puede pasar es que tienes que recapacitar, pedir disculpas y arrancar desde cero.Esto no tiene nada de malo, porque entre más aprendizajes haya más listo estás para enfrentar a este mundo que en ocasiones es cruel, pero que esta putamente lleno de posibilidades y de las buenas.

Si esto funciona, ¿Se imaginan cuando estemos cerca de fin y miremos atrás y veamos lo inmensos que fuimos? Que no llegue ese día del adiós y lleguén los arrepentimientos, porque quizás llegaran algunos pero tratemos que cada día sea menos.

Amigos, recuerden que uno falla el 100% de los tiros que no intente, así que salgamos e intentemos algunos pocos. Hagamoslos, que hijueputas, nada nos puede pasar.

Feliz año.

Camilo

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Camilo Merchán.

Wannabe Athlete. Running Blogger. I love running but understand the people that hate it. Soy un gordito que corre y es feliz haciéndolo.