La Herbolaria medicinal en los Andes Colombianos
Las plantas encierran una mística y un encanto especial, y no es para menos, porque a través de sus innumerables propiedades podemos conectarnos con lo divino así como a sanar y nutrir nuestro cuerpo y espíritu de maneras insospechadas.
Existen plantas curativas, alimenticias, mágicas, aromáticas, ornamentales, entre otras; la variedad es amplia pero independientemente de su utilización, es notable decir que sin su presencia el ser humano simplemente no podría existir. Forman parte de su ingesta diaria y de una cadena ecológica importante para la alimentación de otros animales.
Motivada por estos antecedentes y por la pertinencia y relevancia de las mismas para los seres vivos, inicié en 1991 los estudios de una ciencia que estudia la vida y sus manifestaciones, la cual considero además de hermosa, importante para el desarrollo del ser humano en general, como lo es la Biología.
En los últimos años de mi proceso académico opté por el énfasis en la Etnobotánica (ciencia que estudia el uso del recurso vegetal por parte de los seres humanos) y viajé desde Bogotá a la cordillera de los Andes específicamente al departamento del Huila, Colombia, para desarrollar mi tesis de grado.
Timaná es el pueblo andino donde nací, un lugar con cerca de 480 años de historia y en donde habitaron indígenas de las etnias Andaquíes, Yalcones y Timanaes, quienes poseían el conocimiento en el uso de las plantas medicinales. En una mezcla de lo español y lo indígena, este conocimiento es transmitido por las familias campesinas de generación en generación.
Fue así como en este bello lugar realicé mi tesis sobre las plantas medicinales de la región, y conocí a uno de esos campesinos, Don Regulo Medina, que fue un curandero con grandes conocimientos sobre plantas y con quien realicé un estudio que abarcó 57 especies medicinales con sus usos, preparaciones, y características de identificación biológica.
De él conocí muchos conceptos de plantas y enfermedades, como plantas frías y calientes que consiste básicamente en que algunas enfermedades frías, como los resfriados por ejemplo, deben contrarrestarse con plantas calientes como el eucalipto. Conocí acerca de los beneficios del Llantén (Plantago major L.) para aliviar infecciones urinarias y controlar los niveles de azúcar en sangre. O de la Cucaracha (Zebrina pendula Schniz) como repelente natural de insectos. Aprendí que si tenemos problemas con la caída del cabello, el romero y la cola de caballo, pueden contribuir a su fortalecimiento.
Y así, podría nombrar muchas más especies y más usos, pues el conocimiento de Don Régulo era realmente extenso. El trabajo realizado corroboró que muchas personas de la zona andina recurren a las plantas como opciones curativas e incluso cosméticas.
Sin embargo, las nuevas tecnologías y la contaminación visual y auditiva a la cual nos vemos enfrentamos, nos alejan de este recurso y es por eso que debemos unir fuerzas para rescatarlo, pues en la naturaleza está la respuesta a muchas de nuestras enfermedades, no en vano, algunos fármacos tradicionales en su gran mayoría provienen de principios activos vegetales.
En nuestras casas bien sea en macetas o en los jardines podríamos tener el hábito de cultivar plantas medicinales y comestibles como el Romero, Tomillo, Salvia, Nopal, Albahaca, Cucaracha, Jengibre, Cúrcuma, entre muchas, porque son especies de fácil manejo y que nos pueden salvar de un dolor producto de una mala digestión o un cólico menstrual, entre tantos.
En la naturaleza, sabia como lo es, están las respuestas, es solo cuestión de ir a buscarlas!
Caro es bióloga etnobotánica especializada en plantas medicinales y cosméticas. Apasionada del conocimiento ancestral y los beneficios del contacto con la madre tierra. Podés contactarla por medio de la página de Viva Bonito o por medio de Facebook.