Perspectivas de futuro de los jóvenes ex tutelados

Carmen Alemany Panadero
3 min readJul 4, 2018

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Imagen: Kaosenlared

En la Comunidad de Madrid existen alrededor de 4.000 menores tutelados, según datos de Adamcam. El 60% de ellos se encuentran en acogimiento residencial. Estos menores constituyen un colectivo extremadamente vulnerable, por diversas razones: poseen trayectorias vitales muy complejas, en muchos casos han sufrido negligencia, abandono, abusos físicos, emocionales o sexuales, institucionalización, y muchos de ellos padecen secuelas de esa trayectoria vital. Casi ningún joven es independiente a los 18 años, sin embargo, estos jóvenes cuando cumplen la mayoría de edad han de abandonar el centro de acogida. Muchos se ven abocados a una situación de calle o han de regresar al hogar conflictivo del que salieron cuando fueron tutelados. A esa edad se encuentran con el reto de independizarse, encontrar un empleo, y gestionar su vida como adultos sin contar con una red familiar adecuada.

Los testimonios de estos jóvenes ex tutelados, en una entrevista a XL Semanal, muestran las dificultades que atraviesan muchos de estos chicos y chicas.

“Mis padres, los dos, dieron positivo por cocaína. A los 6 años, mi madre denunció a mi padre tras una pelea y la Policía me llevó a un centro de acogida. Mis padres recuperaron mi tutela, pero al final se separaron. Viví un tiempo con mi madre, pero tenía problemas mentales. Y fui a otro centro. Sobre los centros hay mucho prejuicio. Yo he sido de los que he estado más tiempo, unos 12 años, pero no es lo más habitual. Al cumplir los 18 te tienes que ir. Fue un momento importante para mí. Me hicieron una gran fiesta. Yo estoy orgulloso de quien soy y de lo que he vivido. Pasar por todo eso me dio madurez. Siempre me han gustado los deportes. Los fines de semana trabajo como árbitro de baloncesto y estoy acabando un ciclo de actividades deportivas. Después de un vivir un tiempo por mi cuenta, he decidido mudarme con mi madre”. (Alex. Joven ex tutelado. 21 años).

El informe Los itinerarios educativos de los jóvenes ex tutelados (2011) del Observatorio de la Infancia, subraya el alto porcentaje de jóvenes ex-tutelados en todos los indicadores de desventaja social, como pobreza, falta de vivienda, desempleo, actividad delictiva y embarazos adolescentes. Este estudio también recoge la importancia del tipo de acogimiento: los jóvenes procedentes de acogimientos familiares suelen continuar su educación en mayor medida que los que proceden de la atención residencial.

Desde la promulgación de la Ley de Protección a la Infancia de 2015, las Comunidades Autónomas tienen la obligación de proporcionar apoyos para la transición de estos jóvenes a la vida independiente. La Comunidad de Madrid cuenta con dos grandes programas, uno para la preparación para la autonomía de menores tutelados de 16 a 18 años, que se encuentren en acogimiento residencial, con el fin de ir preparando el terreno para promover su autonomía con la mayoría de edad; y un segundo programa de Transición a la Vida Adulta para jóvenes de 18 a 21 años, a través de convenios con diferentes entidades. Estos convenios subvencionan programas de formación, empleo y vivienda para estos jóvenes, desarrollados por entidades como la Fundación Tomillo, YMCA, Nuevo Futuro o Adsis. Estas entidades cuentan con pisos de acogida en los que los jóvenes pueden residir hasta los 21 años, con apoyo de educadores. En Usera se encuentra la Fundación Tomillo, que cuenta con dos pisos de acogida para jóvenes ex tutelados y tres para tutelados.

Aurora Corona, directora del programa de centros de acogida de la Fundación ADSIS manifestó en una entrevista a Europa Press:

“Son jóvenes que se encuentran en situación de abandono, que han vivido situaciones extremas y donde se han agotado todas las posibilidades con las familias. Por ello, requieren de una acogida y un trabajo personal para poderse independizar”.

Esta profesional señala que el objetivo de estos programas es facilitar la adquisición de habilidades para la vida adulta. Se les enseña a llevar una casa, a comprender las facturas, a realizar gestiones personales básicas (obtener la tarjeta sanitaria, tarjeta de demanda de empleo), y hacer un plan de ahorro. A cambio, los jóvenes se comprometen a estudiar o buscar empleo.

Cuando los jóvenes cumplen 21 años, han de abandonar la vivienda de la organización. Aurora Corona afirma que la mayoría mantienen la vinculación con los educadores porque “dentro del sistema de protección, nosotros somos el último eslabón, y somos su última referencia.

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Carmen Alemany Panadero

Trabajadora social en Servicios Sociales. Graduada en Trabajo Social. Licenciada en Periodismo. Opiniones propias.