Los retos de la asistencia sanitaria en salud mental

Carmen Alemany Panadero
7 min readMar 29, 2019

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Imagen: Google

La atención a los trastornos de salud mental continúa encontrándose con una gran falta de recursos asistenciales, escasez de profesionales en relación a la demanda, largas listas de espera, citas médicas muy espaciadas en el tiempo y escasez de plazas en los recursos especializados. Esta situación impide el acceso a muchas personas a la atención terapéutica que necesitan. La atención a la salud mental se acaba convirtiendo en un lujo, únicamente al alcance de quien puede acceder a un recurso privado.

Tanto los profesionales de la salud mental como las familias afectadas han denunciado en numerosas ocasiones que el sistema sanitario no logra cubrir las necesidades de los pacientes. En España contamos con una ratio de 4,3 psicólogos por cada 100.000 habitantes, según datos del Consejo General de Psicología, mientras en la UE la ratio está en 18 psicólogos. Recientemente en varias entrevistas concedidas a la prensa, Fernando Chacón, decano del Colegio de Psicólogos de Madrid, denunciaba la profunda injusticia social que supone que únicamente acceda a un tratamiento psicológico quien pueda costearlo.

En la Comunidad de Madrid, las listas de espera en salud mental suelen ser de cuatro meses de media para ser atendidos por un psicólogo (121 días). En el caso de los niños, la espera promedio suele ser de tres meses (92 días). En Coslada y Chamartín han llegado a alcanzar casi el año de espera (320 días). En once centros de salud madrileños, la espera alcanza los 6 meses. El Gobierno autonómico ha proporcionado estos datos ante la Asamblea de Madrid, y ha admitido que existe un problema. Esto no afecta únicamente a la primera cita. Las sesiones sucesivas tienen lugar cada tres o cuatro meses. Una terapia psicológica eficaz requiere sesiones frecuentes (una vez en semana). En una de las comparecencias ante los medios, Fernando Chacón afirma lo siguiente:

“Así es muy difícil conseguir resultados efectivos en la terapia. Hay procesos como la ansiedad o la depresión que es muy importante atender lo antes posible para el pronóstico. Y el problema ya no es solo que tarden cuatro meses en atenderte. El problema es que las siguientes citas son cada mes o cada dos meses. Cualquiera que haya que ido al psicólogo privado saben que allí las citas son cada semana o quince días”. (El País 19.02.2019).

La Confederación Salud Mental España ha denunciado la vulneración de derechos que sufre este colectivo, de por sí tan vulnerable. Los afectados encuentran dificultades en varios aspectos: problemas para obtener una atención social y sanitaria integral y coordinada, dificultades para el acceso a la figura del asistente personal recogida en la Ley de Dependencia, la doble discriminación de las mujeres con enfermedad mental, por razones de género y de salud, las dificultades para acceder a la atención psicológica en el caso de niños y jóvenes, cuya situación es apremiante por las consecuencias que la falta de atención puede tener sobre su desarrollo futuro, y muy especialmente, la falta de recursos para niños y niñas adoptados que muestran problemas de conducta o adaptación.

La falta de recursos y de atención profesional especializada suele suplirse con un aumento en la receta de psicofármacos. Actualmente, los ansiolíticos se encuentran entre los medicamentos más recetados en España, según el Observatorio del Medicamento. El consumo de antidepresivos en nuestro país se ha triplicado entre los años 2000 y 2013, según datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Los médicos de Atención Primaria, al no poder garantizar el acceso a la psicoterapia, tienden a recetarlos para aliviar el sufrimiento inmediato del paciente. En España, numerosos pacientes afectados de depresión o ansiedad, reciben medicación como única respuesta del sistema sanitario. Y aunque la medicación puede resultar útil para aliviar los síntomas inmediatos, la psicoterapia es esencial para el tratamiento de muchos trastornos, con o sin apoyo farmacológico.

Los retos de la atención a la salud mental en la infancia y la adolescencia

Uno de cada cinco niños/as o adolescentes padece de problemas emocionales o de conducta, según el Libro Blanco de Psiquiatría del Niño y el Adolescente de la Fundación Alicia Koplowitz. Más del 70% de los trastornos mentales aparecen antes de los 18 años, y la mitad se manifiesta antes de los 14 años. La depresión es el trastorno mental más frecuente en adolescentes, según la OMS.

Los niños y adolescentes con dificultades se encuentran en una situación especialmente vulnerable. Según un informe de la Federació Salut Mental Catalunya y la Fundació Pere Tarrés (2016), existe una gran escasez de recursos para la atención a la infancia y a la adolescencia, largas listas de espera, dificultades para el acceso a la terapia psicológica, soledad e indefensión de las familias, falta de inversión en prevención, y descoordinación entre los servicios sanitarios, educativos y sociales, lo que dificulta la detección de los primeros signos de alarma y la intervención precoz. Este informe también hace referencia a los factores sociales: las familias en situación de pobreza tienen más riesgo de que uno de sus hijos/as desarrolle un trastorno de salud mental. Y también tienen más dificultades para costear un psicólogo privado.

La falta de acceso a una terapia y a los recursos y servicios necesarios, puede tener graves consecuencias en esta edad tan vulnerable. Muchos adolescentes se encuentran solos y perdidos ante una situación emocional y psicológica que no saben controlar. Las familias acuden al psiquiatra del sistema sanitario público, pero una cita cada tres meses no logra resolver los problemas que muestra el adolescente. Algunas familias recurren a servicios privados, otras muchas no pueden costearlos, o no encuentran un recurso específico para el trastorno que padece su hijo/a. Estos jóvenes corren el riesgo de sufrir fracaso escolar y abandono escolar prematuro, de iniciarse en conductas de riesgo y de que sus problemas se cronifiquen y agraven. Una intervención adecuada mejora el pronóstico para el futuro de estos jóvenes, permite en muchos casos la prevención del agravamiento de los trastornos, permite prevenir el desarrollo de trastornos comórbidos y supone a largo plazo el ahorro de recursos públicos.

Algunas familias reclaman la necesidad de crear servicios y recursos específicos para estos adolescentes y jóvenes. Una de las necesidades sería la creación de centros residenciales para que puedan ser protegidos en los momentos de más dificultad. Asociaciones como AFATRAC denuncian el desamparo y la desesperación de las familias ante la desprotección de sus hijos, que no encuentran respuesta terapéutica y asistencial adecuada en la Administración. Esta situación conduce en muchos casos a estos jóvenes al consumo de sustancias, escapadas o huidas, intentos de suicidio, agresividad o comisión de delitos. Algunos de estos jóvenes terminan en la cárcel, situación que podría evitarse de existir centros terapéuticos especializados. La prisión no parece ser la respuesta adecuada a un problema de salud mental. Actualmente, el 40% de los reclusos padecen problemas de salud mental, lo que permite plantearnos algunas dudas sobre la derivación indirecta de los afectados al sistema penitenciario.

Por otro lado, en España aún no existe la especialidad de Psiquiatría de la Infancia y de la Adolescencia. Los dos únicos países de la Unión Europea que no cuentan con esta especialidad son España y Bulgaria, pese a las recomendaciones de organismos internacionales. Existe un borrador de real decreto de enero de 2018, pero actualmente el proyecto se encuentra paralizado. Los menores padecen de problemas específicos, que no se manifiestan de forma idéntica a los problemas en personas adultas, y necesitan de una atención especializada, que a día de hoy en España, está siendo llevada a cabo por psiquiatras generales.

Iniciativas y proyectos innovadores en salud mental

Algunos colectivos y profesionales están desarrollando iniciativas para mejorar la atención a las personas con problemas de salud mental.

Barcelona ha creado el centro público Acompanya’m, para adolescentes con trastornos graves y complejos. Este centro está diseñado como un hogar, y no como un hospital, y cuenta con un conjunto de apartamentos con salas, patio y miniescuela con espacio para que convivan 30 adolescentes. El centro ofrece un tratamiento integral y personalizado, con un equipo multidisciplinar. Por el momento se trata de una iniciativa pionera que no se ha generalizado en la atención a la salud mental, pero se trata de un proyecto prometedor, que de extenderse por otras comunidades autónomas ofrecería una alternativa terapéutica a estos jóvenes.

En Madrid existe una red pública de atención a la salud mental, pero con gran escasez de recursos humanos y materiales en proporción a la demanda existente. Esta Comunidad cuenta con Hospitales de Día para adultos y para adolescentes, unidades de media estancia y unidades de psiquiatría en los hospitales, donde se puede ser hospitalizado en episodios agudos. Para niños y adolescentes, la situación se complica. La red pública únicamente posee una unidad de media estancia para adolescentes en el hospital Casta Guadarrama y dos centros hospitalarios que ofrecen hospitalización psiquiátrica específica para este grupo de edad (se puede comprobar en la Guía de Recursos de Atención a la Salud Mental de la Comunidad de Madrid).

También existen centros terapéuticos privados en diversas comunidades autónomas, especializados en problemáticas concretas (adicciones, violencia filioparental, trastornos de la conducta alimentaria y otros trastornos) pero de coste elevado para las familias. Es necesaria una mayor inversión en la atención a la salud mental en el sistema sanitario público. Se necesita un mayor número de profesionales para cubrir la demanda existente, y un mayor número de centros específicos que permitan la atención especializada accesible y pública.

Infografía: Elaboración propia

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Carmen Alemany Panadero

Trabajadora social en Servicios Sociales. Graduada en Trabajo Social. Licenciada en Periodismo. Opiniones propias.