Semana 2
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Ya voy por mi segunda semana en cuarentena, salí de casa 6 veces en 16 días. 4 fueron para ir a comprar comida al supermercado, 1 para cambiar un vestido que me compré para ir al casamiento de mi prima, al que tuve que cancelar mi asistencia pues coronavirus, y otra fue una visita a la guardia.
De estos 16 días, 9 estuve enferma. Tuve dolor de garganta, muchos mocos, cansancio, dolor de todas las partes del cuerpo, pero como no tuve fiebre, las instituciones oficiales en Holanda no me aconsejaron otra cosa que no sea quedarme en casa.
Mi novio viene siguiendo el desarrollo del COVID-19 desde que arrancó todo en China. Pasé de no darle bola, a pensar que era una exagerado, hasta darle la razón, repitiéndole una de mis frases de cabecera “only the paranoid survive” (que en realidad es el título de un libro).
Hoy me siento un poco avanzada en temas de cuarentena. Tengo la falsa percepción de que me adelanté a todo el resto del mundo… aunque en realidad, este estilo de vida emergente no está muy lejos del estilo de vida que llevo a diario. Lo único que cambia es que no voy a la oficina. Nací para el distanciamiento social.
No tengo bien en claro si hago más rápido mi trabajo y soy diez veces más productiva o es que tengo más tiempo libre, pero de alguna forma, esta situación me aclaró un la cabeza y me sentí en condiciones de volver a escribir y activar Misceláneas de nuevo, pero en forma de diario de cuarentena.
Si te estás preguntando por qué pausé el newsletter, lamento decirte que no tengo una respuesta. Creo que me encontré algo abrumada y no tuve espacio para otra cosa que no sea dormir, preocuparme, llorar y mirar videos en youtube.
A continuación, y durante los próximos envíos, voy a relatar cómo vivo estos tiempos de cuarentena. Ayer justo pensaba que esto no es muy original, pero bueno, qué más da. Ahí vamos:
Día 11
Empiezo el día 11 porque el Lunes se me ocurrió la idea y fui lo suficientemente vaga como para no anotarla en el momento. Me olvidé todas las cosas que estaba pensando ayer en relación a esto, el título “diario de cuarentena” fue lo único que sobrevivió. Quizás el resto de las piezas vuelven en algún momento.
Idea gratis: me gustaría que alguien se abra una cuenta de twitter y se imagine cómo es el futuro (tipo por Mayo) si es que el COVID-19 no va en Abril. Qué loco es pensar en un futuro tan incierto y tan cercano a la vez, la incertidumbre siempre existe, pero la asocio con un tiempo más distante, por ejemplo Marzo 2021.
Quizás sea culpa porque soy ansiosa, pero no saber qué va a pasar en un mes, me genera cortocircuitos mentales… y una sensación de aventura también. Puede que sea porque mi imaginación corre muy lejos y ya esté visualizando un mundo totalmente diferente al que conocemos hoy: la caída del capitalismo, ancianos que se vuelven zombies, niños inmunes, nuevas alianzas que representan el bien y el mal, pero también inesperadas, como tener al Pro y al kirchnerismo trabajando junto a Obama y toda la Unión Europea, contra los planes macabros de Trump, Putin y Kim Jong-un, quienes están detrás de una gran conspiración para interrumpir la cura del virus, quebrar Europa, Latinoamérica y Asia, para finalmente conquistarlas y convertirse en los 3 líderes más poderosos del mundo.
Mi fuerte no es ser consistente, si no me re pondría a escribir eso.
Día 12
No tengo un escritorio en casa, así que me lo voy a armar. Empecé a mirar ideas en Pinterest, Reddit, Google. Ya me compré una silla y ahora estoy mirando escritorios.
Estoy completamente obsesionada. No dejo de googlear “desk ideas”. Miro los mismos artículos una y otra vez. No me disgusta nada, pero tampoco me gusta algo.
Encontré un escritorio de esos que se suben y se bajan, pero me parece muy caro, y además, después de abrir y cerrar el sitio unas 15 veces, me di cuenta que para qué lo quiero, si tengo uno en la oficina y no lo uso nunca. El escritorio es para sentarse. Punto. La modernidad esa de tener un control para modular la altura de una mesa me parece genial y una pelotudez al mismo tiempo. A veces soy muy anticuada.
Día 13
Todavía sigo mirando escritorios. No me puedo decidir. Soy peor que Chidi en The Good Place.
Pasaron 4 horas desde que escribí que no me podía decidir por un escritorio. Ya lo compré. Estimo que el proceso me llevó al menos 30 horas.
Estuve pensando mucho en las compras on-line. Imagino que se van a disparar un montón. Esta semana recibí 3 paquetes y estoy esperando 2 más.
Recibir correo es una de las cosas más maravillosas del mundo, todo es perfecto, la espera, el trackeo del paquete, ver que ya llegó de un país al otro, escuchar que tocan el timbre y te dan tu pedido. Hermoso.
Venía saboreando la expectativa fantástica de recibir mi silla y escritorio para sobrevivir a esta cuarentena sin estar todo día tirada en el sillón…. cuando me crucé con este artículo de Vice que habla sobre dos divisiones importantes en la sociedad en el día de hoy: Quienes compran online y quienes hacen el delivery.
Mientras nosotros, privilegiados, estamos en la comodidad de casa boludeando en amazon para ver que gilada nos compramos para hacer más llevadera la cosa, hay gente entregando miles de paquetes con contenido no vital y exponiéndose a enfermarse. Mi emoción por la espera mi silla y escritorio bajó unos 100 niveles, ahora esperaré con culpa y me sentiré mal un rato hasta que se me pasé.
Quizás sea hora de poner en marcha el plan de los delivery-drones. Dale Bezos, copate que no te cuesta nada.
Hablando de drones, vi este video donde uno pasea un perrito. Un drone paseando un perrito. De verdad que vivimos en una película eh.
Día 14
Hoy me quebré por primera vez.
Ayer mi jefe nos habló a todos por Hangouts, dijo que nos preparemos para estar en casa por un rato largo (hasta fines de mayo) porque esto no se va a ir tan fácilmente. Habló también de cómo se va a tambalear la economía y que teníamos que ayudarnos entre todos.
Me pareció que estaba hablando con una serenidad poco familiar. Quizás por eso me pegaron sus palabras.
No transmitió miedo ni preocupación, fue más bien un mensaje alentador, pero me hizo temblar un poco, así que lloré un ratito y después se me pasó. Compensé comiendo arroz en la cena. No hay nada mejor que el arroz, me hace más feliz que comer papa, pero compite codo a codo con el queso.
Día 15
Me levanté y limpié la casa mientras escuchaba un podcast. Me di cuenta que es un combo que me relaja mucho, me olvido de todo y para lo único que tengo atención es para lo que suena y las miguitas que tengo que aspirar. Acomodar cosas en su lugar, dejar todo prolijo y pulcro. Encontrar nuevas formas de ordenar un desorden, qué bonita sensación, me hace sentir liviana.
Lo mismo me pasa cuando juego al Tetris escuchando un podcast, me siento Dr. Manhattan en Marte.
Son las 22.30 y terminamos de cenar hace un rato. Miramos Guns Akimbo, entretenida, pero olvidable.
Mi novio se siente mal, dice que le cuesta respirar. Se toma la fiebre y el termómetro marca 37.9. Quiero que se vaya a dormir, pero me mira preocupado, entonces le digo que llame al hospital en forma de pregunta. **Esperamos 30 minutos hasta que, finalmente, alguien dice algo en holandés del otro lado del teléfono y mi novio se pone a hablar. Corta a los 10 minutos y me dice que 23.15 tenemos que estar en la guardia porque lo van a testear.
La verdad es que no se me ocurrió otra cosa que mirarlo y reírme. Me acordé del funeral de mi abuela, así reacciono yo ante el miedo y la angustia, riéndome. Intenté deformar la cara y morderme un poco la lengua para no soltar una carcajada y funcionó, no se dio cuenta que me estaba aguantando la risa.
Pido un Uber, pero él me dice que no, porque si teníamos algo no nos iban a traer de vuelta. Ok, vamos en bicicleta. Me pongo 5 capas de ropa, mis guantes, y salimos.
Llegamos al predio del hospital. El camino hacia el CCC (Centraal Corona Centrum) es largo y algo aterrador. No se escucha nada, no hay nadie. Veo casitas improvisadas con enfermeros adentro. ¿Me metí en una película? ¿Dónde estoy?
Llegamos al CCC y me cago encima porque es algo que da miedo. Hay 5 o 6 containers con números en cada puerta y al final, antes de la puerta del hospital, una carpa blanca, a la cual nos acercamos.
Mi novio se pone a hablar con las personas que salen de la carpa y nos dicen que esperemos. 3 minutos más tarde nos llaman, nos hacen entrar en un container y nos dar 2 máscaras que nos tenemos que poner.
Después de 10 minutos, abre la puerta una médica con una máscara, un traje celeste y guantes. Se lo llevan a mi novio porque lo van a revisar y me quedo sola en ese cuartito que no tiene más que una laptop, una cama, un tanque de oxígeno y una pileta para lavarse las manos con una caja llena de cosas como termómetros y otros instrumentos.
También hay un banquito de madera en el que me siento y me largo a llorar bajito, porque no quiero llorar mucho, pero no lo puedo evitar. Se abre la puerta 5 minutos después y aparece mi novio con la médica y me llaman. Estoy transparente del miedo.
Ahí me entero que solo testean los casos más severos (no estoy de acuerdo, pero a quién le importa) y que tenemos que ir a casa porque el oxígeno en la sangre de mi novio dio bien y ya no tenía temperatura. De todas formas, nos dicen que prestemos atención y si hay síntomas mas severos, que llamemos a la guardia nuevamente.
Me seco los ojos y me subo a la bici.
Día 16
Llegamos a casa. Me tiro en el sillón a hablar con mis amigos y mi mamá. Después se suma mi novio, corto la llamada con mi vieja y nos quedamos en silencio los dos. Nos vamos a la cama a mirar TikToks hasta quedarnos dormidos.
Desde chica pienso que hay un balance universal en todo. Si algo terrible pasa, entonces algo bueno está por venir. Y si algo muy bueno está pasando, sentate a esperar el desastre con una escopeta en la mano.
Me pregunto qué cosa increíble vendrá cuando todo esto quede atrás. Ya me estoy imaginando el video de fin de año de Google. Ojalá incluyan el TikTok del pibe que se puso a bailar mientras lo testeaban.
Me voy a preparar un café con leche.
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