Semana 4. Un mes de cuarentena.

Celestineia
7 min readApr 5, 2020

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¡Felicitaciones Celeste! Ya pasaste un mes entero en cuarentena. Contanos, ¿ya se movieron las paredes? ¿Perdiste la noción del tiempo, verdad? ¿Cómo crees que vas a pasar los meses (si, en plural) que quedan?

Los días de la semana empiezan a ser todos iguales. De hecho… ¿qué es una semana? ¿Quién lo definió? Quiero discutir a los gritos con esa persona. El mes de cuarentena en realidad se siente como un año, pero de qué hablo si las medidas de tiempo ya no importan.

Día 23
Extraño Villa Urquiza, mi barrio. Extraño ir caminando a la casa de mi mamá un domingo y recorrer las cuadras que tanto me sé de memoria.

Las calles de Urquiza tienen una cosa que no sé bien cómo explicar, pero me gustan mucho. No sé si es el barrio más lindo, pero para mí es único. Tienen una mezcla entre barrio viejo y barrio moderno, barrio con subte y sin subte.

Los mejores recuerdos son los que causan sensaciones en el cuerpo y no son puras proyecciones en la cabeza. Acordarme de Villa Urquiza me da calorcito en la cara, porque me acuerdo del sol pegándome en los cachetes un sábado a la mañana en la intersección de Av. Roosvelt y Andonaegui. Me gusta creer que soy una piba de barrio.

Villa Urquiza me hace odiar mi vida en Holanda y extrañar horrores la rutina en Buenos Aires. Me ahogo en memorias y quiero salir corriendo de este país lleno de estabilidad.

Seguro son mis hormonas. Estoy demasiado emocional. Este virus del culo me cagó el viaje a Buenos Aires. Justo me llegó un mensaje de KLM diciendo que mi supuesto vuelo de hoy, de Argentina a Holanda, estaba cancelado. Qué cargada eh, ese vuelo lo cancele hace 4 semanas.

Quizás también estoy enojada y no quiero enojarme, entonces me pongo a llorar. Es más fácil llorar que querer pegarle a pared y que te miren mal, al menos cuando llorás la gente te abraza y te mira con algo de pena. Si te enojas la gente no sabe cómo reaccionar, te dicen que te calmes (algo que nunca funciona). ¿Quién debería reflexionar más sobre el enojo, el enojado o el que trata con alguien enojado? Para mi el segundo, al primero hay que dejarlo que se exprese porque ya pasará, como todo.

Día 24
Marco este día en rojo porque fue importante. Fue el primer día que quise volver a la oficina.

Sentí que la casa me quedaba chica y las paredes me apretaban, como cuando comes mucho y te tenés que desabrochar un botón del pantalón, pero sin esa sensación de “los raviolones me salen por las orejas, pero ahh que platazo que me mande”.

De chica me re gustaba ir a la quinta de mi tía Yoli porque tenía una infinidad de barritas de cereal Quaker y de Gatorade. ¿Qué tenía de especial esa combinación? Nada, ahora lo pienso y me parece un asco, pero era parte de la rutina del verano: ir a lo de Yoli, meterse en la pileta y comer barritas Quaker tomando Gatorade hasta que se haga de noche.

Yoli me enseñó que había que gritarle a la naturaleza de vez en cuando porque eso te liberaba. Hoy me acordé de ella. Alrededor de las 10 de la noche me dieron ganas de abrir la puerta de mi casa, pararme en el medio de la calle y gritar con toda mi capacidad pulmonar AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH.

Creo que me hubiese liberado.

Pero no lo hice. Perdón tía Yoli.
Si lo probás, avisame cómo te sentís después. También contame cómo te va con los vecinos.

Día 25
Si el peso de la productividad lo sentimos a diario, ahora que estamos todos encerrados en casa se siente el triple.

En el medio de una pandemia mundial, donde está todo patas para arriba, hay loquitos diciéndonos que si no salimos de esta pandemia con un master en biología, cocinando como Gordon Ramsay y con los músculos de alguna celebrity, entonces el problema no es que no tenemos tiempAHGGRRg.

Me superan.
¿Te superan a vos también?
Te regalo links entonces:

“I’m trying to be more OK with just being.”

Comenzaré el club de la procrastinación: vamos a ser un grupo de rebeldes que va a ir en contra de toda esa pavada de la productividad. Escribiremos artículos con titulares como “10 tips para hacer lo menos posible en un día”, “cómo pasar el fin de semana pegado al sillón”, “la ciencia detrás de pasar 24 hrs sacándose la pelusa del ombligo”.

Día 26
Estoy en una video-llamada con un cliente y empezamos a hablar de que es todo lo mismo. El finde no es finde y la semana no es semana, son solo días que pasan. Todo es lo mismo.

Hay un feriado el 13 de Abril por pascuas en Holanda. Es la primera vez que un feriado me importa un huevo. Qué graciosa que soy eh, ya lo sé, me estoy riendo sola.

Día 27
Me llamaron 4 veces 3 personas diferentes para pedirme algo (laboral) y contesté “uhm, claro, pero no”.

Fue una sensación hermosa. Siempre digo que si a todo, hago planazos en mi cabeza para ver cómo puedo mantener contento a todo el mundo y además llegar a mis objetivos. TOMÁ. Esta vez respondí con un firme, pero tranquilo, no.

Se sintió muy liberador. Y hoy, que lo que me falta es un poco de libertad, estos momentos valen oro.
¿Control o libertad? Ambos están relacionados me parece.

Día 28
En la agencia organizamos PM sessions. Es como que damos clases de cómo ser un PM en mi trabajo. El lunes me preguntaron si quería empezar a dar un par de esas sesiones, pero especializadas en mi área. Dije que sí y al instante me arrepentí. ¡Que fiaca! Igual terminé la presentación en un día, pero eso está relacionado con mi teoría de la vagancia.

Va la explicación: Me da fiaca hacer todo. Hasta mover el dedo gordo del pie me da fiaca. En respuesta a esto, tengo un pacto con mi concentración: está dispuesta a apretar el acelerador hasta el fondo para terminar una o más tareas en la menor cantidad de tiempo con el objetivo de ganar a futuro, y mi cerebro está dispuesto a organizar tareas con la máxima anticipación posible.

Me organizo de una forma en la que intento adelantar todo lo que pueda para tener tiempo para rascarme en el futuro. Hoy, por ejemplo, eran las 9 de la noche y yo estaba terminando una entrega, ¿me gusta trabajar hasta tarde? Fuck no. Es que el lunes lo único que tengo que hacer es escribir un “good morning, the project is ready for approval kbyeeee”. Gané media hora de vida.

Los viernes miro el calendario y, con suerte, ya tengo la semana que sigue armada, entonces puedo saber los días en los que estoy muy cargada de llamadas y no puedo hacer nada más que hablar o los días en los que no tengo ninguna llamada y puedo hacer cosas. Uno de los pilares de esta teoría se basa en hacer menos a medida que se va terminando la semana.

Para los días que son solamente de llamadas, intento juntarlas todas en una mitad del día, ya sea a la mañana o a la tarde, y que se concentren entre el lunes y el miércoles. Ahora no me puedo poner tan pretenciosa, así que me conformo con que pase solamente lo segundo.

La mitad del día que está libre de llamadas, son para mandar feedback, escribir briefs, terminar presentaciones, finanzas, etc. Hay que llegar al jueves y al viernes con el calendario limpio, o al menos, con tareas que lleven el mínimo esfuerzo.
Listo, ahí está mi secreto de productividad: ser vaga. El objetivo siempre es hacer menos, no más.

En fin, dí el training de PM, uno a la mañana, con la almohada pegada en la cara, pero maquillada y peinada. Y otro a la tarde. No me gusta cuando nadie participa y hablo sola durante 45 minutos. Siento que nadie me quiere escuchar, yo no me querría escuchar. Es más, yo ya hubiese empezado a pensar en ovejitas con sombreros al minuto 5.

Dos horas después del training de la tarde, hablé con alguien y le dije que el finde no es finde y la semana no es semana, son todos días que pasan. Se siente que todo lo mismo.

Un abrazo con distancia para Bill Murray.

Día 29
Miré Netflix todo el día y no me arrepiento.
A la noche miramos videos en youtube con mi novio y me reí tanto que me empezó a doler la panza. Segunda mejor sensación del universo. La primera es recibir algo por correo.
Qué bien hace reírse.

Día 30
Empezó la primavera. Hay mucho sol y está lindo para salir a andar en bici. ¿Qué es peor, pasar la cuarentena con lluvia y truenos, o con sol y calor? Solo veo contras en las dos opciones.

Me voy a tomar un café con leche, como todos los días ☕

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Celestineia

Project manager 👩🏻‍💻 • Internet kid • Feminist • Made in Ushuaia, living in The Netherlands • Escribo un newsletter sobre misceláneas http://bit.ly/2SICqcd