7 crueles realidades que comprender si quieres ser emprendedor.

César Andrés López López
8 min readJul 8, 2016

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Este texto lo escribí con una persona particular en mente que pasa por una situación dolorosa. Es un tipo de buen corazón al que le tiende a ir mal. No le diré que lo escribí, pero espero que en algún punto lo lea y entienda el mensaje, pues no tengo la valentía de decírselo directamente.

Así que este artículo es para ti, y lo escribo porque el ecosistema de emprendimiento necesita de gente como tú que salga y haga cosas.

Lo siguiente lo aprendí en mi propio camino de fracasos y éxitos en el emprendimiento.

1. Al sistema solo le interesa lo que puede obtener de ti.

El mundo considera irrelevante lo que eres y crees. Lo único que interesa es lo que haces o lo que puedes hacer.

En realidad esto es perfectamente natural. La sociedad está llena de gente que necesita cosas. La gente necesita casas construidas, domicilios entregados, entretenimiento, y las personas necesitan sentirse amadas y admiradas. Todos necesitamos algo.

Estamos aquí para satisfacer necesidades de otros, querámoslo o no. Si no puedes producir o hacer cosas que sean deseables para los demás el mundo te rechazará sin importar que tan cortés eres. Estarás solo, pobre y sin apoyo. El apoyo es el resultado de lo que has hecho por tu socio, tu pareja, tu familia, o prójimo y nunca es incondicional.

¿Qué traes tú a la mesa? Esa chica que te gusta pasa una hora al día en el gimnasio y se siente culpable cuando se come un helado. Ella se esfuerza, mientras tú te comiste esa donut extra.

2. No eres tu trabajo, pero sí eres lo que haces y produces.

“¡Ah..! ¿Entonces a esa chica / inversionista / amigo sólo le interesa si tengo un buen trabajo o gano mucho dinero?”

No eres tu trabajo, de acuerdo. Pero eres lo que haces.

No. Esa es la conclusión facilista que permite acusar a los demás de superficiales y egoístas, mientras se justifica el fracaso propio. La pregunta real es: ¿Qué ofreces? ¿Eres inteligente? ¿Eres buena compañía? ¿Eres gracioso? ¿Eres talentoso? Perfecto. ¿Qué haces entonces para demostrarle al mundo lo que eres? ¿Cómo creas valor? ¿La gente se beneficia de lo haces?

Decir que “eres un buen tipo” es el equivalente a un restaurante diciendo: “nuestra comida no es tóxica”. Simplemente no es suficiente.

Más te vale tener un diferenciador claro y atractivo. Y si no lo tienes busca uno rápido. A la larga, solo puedes aspirar a recibir un valor de la sociedad similar al que le entregas.

3. No tienes un problema de autoestima. Tienes un problema de producción

El enfoque siempre parece ser “¿Cómo obtengo un mejor trabajo?” y no “¿Cómo puedo convertirme en la persona que los empleadores quieren tener?”.

La diferencia es que el segundo requiere de un esfuerzo brutal, mientras que el primero es facilista. Ser deseable para empleadores / clientes / inversionistas o una chica, requiere de mucho esfuerzo. Inclusive en muchos casos, se requiere cambiar también la personalidad o quien eres.

-Maldición, olvidé mi medicamento. — ¿Es para tu cara? — No. Es para mi autoestima -¿Y no estás tomando nada para tu cara?

“Sé tu mismo” dirán muchos. ¡Patrañas!. “¿Por qué no puedo conseguir a alguien que me quiera como soy?” Pues, porque la gente necesita cosas y le da valor a lo que provee el cumplimiento de esas necesidades.

Esto no es un tema de motivación. Los verdaderos profesionales no necesitan motivación. La motivación es para amateurs, dijo un monje budista. No importa si te sientes con ganas de producir cosas . Al final, la forma en que te sientas es irrelevante. Simplemente haz cosas que merecen ser hechas. Haz cosas que sean valiosas. La motivación siempre llega después y es el resultado la satisfacción de haber hecho. Simplemente entrénate en crear, entregar y producir a pesar de todo lo demás. Si lo haces el tiempo suficiente, te garantizo que tendrás todo la autoestima que necesitas. Generar valor es el camino más seguro hacia el autoestima, pues no hay mayor satisfacción de sí mismo que el haber logrado hacer cosas significativas.

Crea algo hoy aunque sea terrible.

Sólo lo que tu creas produce impacto. Ser un consumidor de tecnología no te vuelve un experto en ella.

Hay gente que maneja sus dificultades de autoestima con apariencias de producción, en vez de producción real. Emprendedores que nunca emprenden. Inversionistas que nunca invierten. Gente que le gusta el reconocimiento por un esfuerzo que no están dispuestos a hacer. No prestes atención a los fraudes ni te conviertas en uno. Ya hay suficientes.

También es muy fácil sentarse a criticar lo que otras personas han creado. Esa película es estúpida. Los hijos de esa pareja son malcriados. Ese matrimonio es un desastre. Ese tipo millonario es superficial e idiota. Este restaurante es pésimo. Este personaje solo escribe para insultarme. Sin embargo, cada una de esas personas hizo algo; se arriesgó a ser criticado, puso su creación ahí afuera, arriesgándose a que todos se burlaran de él. Esto requiere valentía. No es fácil poner tu esfuerzo en algo para que sea criticado. Esa valentía nunca la tuvo el crítico, y él lo sabe. Por eso estos personajes que se dedican a la crítica tienden a detestarse a sí mismos.

Existe el feedback y existe la crítica. La diferencia entre el feedback y la crítica no está en su cortesía, sino en su intención. El feedback busca que la persona que lo recibe siga haciendo cosas. La crítica es solo un intento para que que otros dejen de hacer algo.

4. Lo que eres por dentro solo es importante por lo que te permite hacer.

Conozco a docenas de emprendedores de aspiración. Se presentan a sí mismos como emprendedores, pues sienten que muy dentro de sí mismos, tienen lo necesario para arriesgar y hacer. Sin embargo lo único que les hace falta es ese pequeño siguiente paso: crear un emprendimiento

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¿Pero, importa? ¿Hacer emprendimiento es tan importante para decidir si alguien es emprendedor o no? Absolutamente.

De acuerdo, lo que eres por dentro es importante — el tipo que construyó una casa para su familia, lo hizo por ser quien es por dentro. Eres la tierra abonada donde crecen tomates. Y si no fueras tierra abonada no darías tomates, pero… ¿a quién le importa la tierra? Importan solo los tomates. No hay remedio, eres lo que haces.

Entonces, tienes grandes ideas y te consideras creativo. Genial. Pero… ¿haces algo al respecto? Los buenos deseos valen un carajo en el mundo real. Si quieres sobresalir debes hacer cosas.

Aplica para ti mismo el estándar que usas para los demás. Todos tenemos aquel familiar que ofrece sus rezos en momentos difíciles. ¿No se te hace curioso que su ofrecimiento incluya sólo aquello no lo obliga a hacer nada? “Por sus frutos los conoceréis” dijo aquel señor al que le rezan.

La gente valiosa lo es por aquello que hicieron. No se trata de abstenerse de malos pensamientos ni es cuestión de buen corazón. Steve Jobs era un maniático insufrible, pero hizo cosas valiosas, por lo que fue un tipo valioso.

5. Tu mente hace todo lo posible para que fracases.

La mente humana es una máquina exquisita de auto-saboteo. Estamos equipados con capas y capas de resistencia, a pesar de que haya evidencia de que tenemos que mejorar. El adicto usa todo su intelecto para negarse a cambiar. El perdedor aplica todo su intelecto a justificar su fracaso, en vez de asumir y entender su responsabilidad.

6. El talento se desperdicia. La constancia y el esfuerzo se premian

No serás bueno en nada hasta que lo hayas hecho miles de veces. Se necesita tenacidad, práctica y tolerancia sostenida al fracaso. Probablemente tome alrededor de 20,000 horas ser bueno para cualquier cosa.

A casi nadie le gusta hacer esa inversión, de acuerdo. Pero uno tiene que aprender a ignorar el fastidio, y el deseo de parar. Yo no era un buen programador. Era terrible. Pero llevo 20 años programando por al menos dos horas diarias, prácticamente todos los días. Sólo una fracción minúscula de ese código terminó en un producto vendible y aún así no importa. Ahora me puedo llamar a mi mismo un programador competente, aunque el 90% de mi código sea vergonzosamente mediocre. Soy competente porque mi código se escribe y ocasionalmente aparecen empresas viables que surgen de él.

7. Las ideas y las buenas intenciones son irrelevantes. La ejecución es todo.

A nadie le importa tu idea hasta que se convierta en realidad.

La mayoría de la gente cree que la innovación proviene de la ideas.

Crear una buena nueva idea es relativamente sencillo, y esto se debe a que que la sola idea no tiende a generar tensión. La verdadera prueba está en la ejecución de dicha idea, pues es ahí donde todos los problemas y las fricciones empiezan.

Concebir ideas es considerado “sexy” y es algo que todos aspiramos a hacer y en lo que nos sentimos expertos. Mientras tanto, la ejecución es larga, dispersa y aburrida. Es muy fácil encontrar en todas partes gente y empresas que creen falsamente que son innovadores. Generan una idea interesante, gritan ‘¡Eureka!’ y esperan a que otro la ejecute, para así llevarse todo el crédito por un minuto de inspiración.

La innovación real es tediosa y no está exenta de dolor. Toda iniciativa de innovación requiere de un equipo y un plan, que sólo será exitoso con un proceso costosísimo de errores y aprendizaje.

Nuestro ecosistema necesita que sea seas un ejecutor.

Así que ahora muéstranos lo que puedes hacer.

Agradecimientos especiales a Diego Pieschacón por su feedback al artículo en su forma y contenido.

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