Barcelona no se merece el Mobile World Congress

César Muela
4 min readFeb 27, 2016

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Fira Barcelona, entrada al recinto del MWC en L’Hospitalet de Llobregat

Un año más, y a pesar de los esfuerzos de la GSMA, organizadora del Mobile World Congress, para hacer todo más difícil, estuvimos en Barcelona para contar de primera mano las novedades del área mainstream de la tecnología: el mundo smartphone y todo lo que le rodea.

Como es habitual, y aunque algunos se aferren a la superioridad moral de un disclaimer, asistimos gracias a viajes organizados por marcas, pero quizá eso sea conversación para otro día. Hoy me gustaría hablar, tras una desastrosa imagen externa proyectada en la edición de este año, de lo poco que se merece Barcelona el MWC.

Me quedé varios minutos pensando cuando el propio hotel en el que me alojaba este año nos dejaba esta disculpa en nombre de la ciudad:

Esos “problemas de movilidad” se refieren a una huelga de metro y autobús convocada por sindicatos con representación minoritaria en el comité de empresa. Otros años se produjeron situaciones similares, pero siempre se llegó a un acuerdo in extremis. Esta vez no fue así. ¿El resultado? Paros de metro y bus en hora punta en un momento en el que miles de visitantes quieren acceder al evento. Para que nos hagamos una idea del volumen de gente: este año la organización habla de récord de asistencia, y es que se han superado por primera vez los 100.000 visitantes.

¡100.000 visitantes! Según el INE, Barcelona contaba en 2015 con una flota de 11.786 taxis oficiales. Sin metro y bus, el taxi es la alternativa lógica. Uber está prohibido en la Ciudad Condal, así que la otra opción es el transporte privado con licencia. ¿Problema? Que no cabemos todos por la misma carretera.

La GSMA habilitó una flota de buses complementarios para facilitar la llegada de los asistentes a la Fira, situada en L’Hospitalet de Llobregat. Pero no fue suficiente. De la misma manera que no fue suficiente la autoridad del Ajuntament de Barcelona y la Generalitat, que permitieron que unos sindicatos minoritarios paralizaran la ciudad en un momento tan crucial y delicado.

¡Pero eso no fue todo! Este año, una de las novedades con más orgullo anunciadas fue la inauguración del tramo de la L9 de metro que conectaba el aeropuerto con la Fira y con Barcelona. ¡Vaya, hubo avería y no funcionó bien!

Sobre movilidad y planes de contingencia habla mejor que yo Enrique Dans en el siguiente artículo, pero que el transporte de Barcelona está ‘chapado a la antigua’ no es ningún secreto. Imaginemos a la persona acostumbrada a usar Uber en cualquier otra parte del mundo y la sorpresa que se encuentra al llegar a Barcelona (curiosamente, a un evento que reza ‘Mobile is everything’).

También ha habido otros problemas no ligados directamente a Barcelona como ciudad, pero sí a la propia organización. Desde la absurda política de gestión de acreditaciones para prensa de este año (si no escribes entre 2 o 3 artículos a la semana sobre el mundo mobile, no puedes optar a pase de prensa; la cara de YouTubers debió ser un cuadro) al caso de los padres del bebé lactante que no pudieron pasar al MWC por razones desconocidas (y eso que en la propia Fira había hasta una sala habilitada para bebés lactantes).

Barcelona tiene contrato para celebrar el Mobile hasta el año 2023 pero, desde luego, dudo que la organización esté dispuesta a repetir una situación como la de este año. Cristina Cifuentes ya dijo que Madrid sería una candidata mucho mejor, pero teniendo en cuenta que hay ciudades en Europa mucho más preparadas para las necesidades de movilidad del siglo XXI, no estoy tan seguro de que a la GSMA le quedaran ganas de repetir país ante un posible cambió de ubicación.

No pongo en duda que la situación laboral de los trabajadores de metro y bus de Barcelona sea mejorable, casi como la de cualquier otro gremio en España, pero sí me gustaría decirles que, si el MWC acaba trasladando su sede, será el primer paso para que se vean obligados a defender la supervivencia de sus puestos de trabajo, no para mejoras laborales. Por eso, por una clara falta de perspectiva y una actuación irresponsable por las partes implicadas, Barcelona no se merece el Mobile, un evento que generó una inyección económica de más de 460 millones de euros para Barcelona y Cataluña en 2015 y unos 12.000 puestos de trabajo.

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César Muela

Periodista y músico. Coordinador editorial en Webedia España (Xataka, etc.). Padre de @masdecibelios.