Cicatrices

César García Pont
2 min readMar 20, 2017

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Cuando todo empezó sólo había ilusión. Y algo de miedo claro, como no, pero sobre todo ilusión y cierta incredulidad.

Tanto tiempo sin sentir algo así, la euforia, el vacío en el estómago, la sensación de felicidad aleatoria sin venir a cuento… era como volver a la adolescencia.
No podía pensar en otra cosa, sólo quería verla.

Sin embargo, ya desde los primeros momentos te das cuenta de las señales preocupantes, pequeños detalles a los que prefieres quitar importancia, porque sólo puedes pensar en que todo salga bien.

Pero esos pequeños detalles son cada vez más grandes, insalvables algunos. Es entonces cuando decides que, bueno, puedes vivir con ellos, que todos tenemos defectos y que no es razonable pedir la perfección.

Para cuando te das cuenta de que la cosa ya no tiene arreglo, para cuando puedes verte pensando “¿Pero que puta mierda es esta?” ya es demasiado tarde. Te das cuenta de que estás dispuesto a pasar cualquier cosa por alto, perdonar cualquier barbaridad… no quieres ver la realidad.

Pero por muchas cosas que pases por alto, por mucho que intentes engañarte, llega un momento en que la verdad se hace evidente, en el que ya no puedes encontrar excusas. Entonces llega el final, de una estupidez innecesaria, cruel, y tienes que asumir que todo ha terminado y ha sido un verdadero desastre.

Y lo peor no es ese momento de dolor absoluto en que te das cuenta de que todo ha sido jodidamente horrible. Lo peor no es cuando aún tienes ganas de llorar en casi cualquier momento o te siguen viniendo a la cabeza imágenes de situaciones horribles que existieron y de otras maravillosas que podrían haber existido, pero no.

Lo peor es darse cuenta de que esta experiencia te ha dejado roto por dentro. Que, si vuelves a tener la oportunidad, te va a resultar muy difícil reunir el valor de tirar para delante y no esconderte en un rincón.
Lo peor es darte cuenta de que te aterra volver a ilusionarte, volver a sentir.

¿Cómo volver a confiar? ¿Cómo atreverse a ver otra secuela? ¿Quién va a tener el valor de ver Blade Runner 2049 o (¡Dios bendito!) Alien: Covenant? ¿Cómo alguien capaz de hacer Blade Runner o Alien pudo haber perpetrado algo tan espantoso como Prometheus?

Que Dios te perdone, Ridley Scott, porque yo no sé si seré capaz.

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César García Pont

Vivo en Valencia con mi mujer, hijos, perra... La catástrofe al completo, que decía Zorba el griego. Desarrollo web y maquinitas varias.