De la importancia de las despedidas

Sólo me atrevo a escribir esto porque sé que no lo vas a leer.

No es fácil explicarle a alguien como tú porque me molestó tanto que te fueras de aquella manera. Eres demasiado joven para pensar que hay personas a las que no volverás a ver.
Con tu edad uno piensa que siempre tendrá la posibilidad de volver a ver a alguien que le importa. Que la vida da muchas vueltas y de una forma u otra volverás a coincidir con la gente que quieres.

Yo soy lo suficientemente viejo para saber que no es así.

Aunque tal vez me esté equivocando (probablemente) y hay una explicación mucho más sencilla. Te daba lo mismo.
Para ser sincero, todavía no entiendo porque te fuiste así. Y no creo que lo llegue a entender ya.

Aún así, un día aprenderás que las despedidas son necesarias.
Llegará un momento en que alguien que te importe no estará allí y le echarás mucho de menos. Y desearás haber podido decir adiós como corresponde.

No te acordarás de lo que nos pasó a nosotros. Será en otras circunstancias y con otra persona, pero un día mirarás atrás a un momento en el que no te despediste de alguien como debías y notarás esta sensación desagradable en la boca del estómago. Esta que me reconcome desde que te fuiste.

En estos últimos años he pasado por todos los lugares comunes del abandono, por todos los clichés imaginables: canciones que duelen, no salir de fiesta (para qué, si no vas a estar por ahí), evitar esos sitios donde estuvimos juntos…
Salió la segunda parte de ese videojuego. Ni siquiera vi el tráiler.

Sólo quería tomar una última cerveza contigo.
Yo sólo quería un último abrazo y que me dijeras “Mierda, te voy a echar de menos, ¿sabes?”.
Aunque fuera mentira.