Esos pequeños hijos de puta

César García Pont
1 min readJun 19, 2017

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El resguardo del aparcamiento del hospital de la semana en la que murió mi madre.
La entrada de la última película que fui a ver con mi exnovia.
La tarjeta de memoria, rota y oxidada, con las fotos nunca encontradas de la acampada del último año de universidad.

Que sí, que hay veces que encuentras alguna moneda suelta (un billete de diez euros me llegué a encontrar una vez), pero esas cosas se te olvidan en dos minutos.

Sin embargo, cuando encuentras objetos absurdos y aparentemente inocuos, esos trozos de papel o plástico arrugados (medio destrozados, a veces, si han pasado por la lavadora) te da un vuelco el alma.

Qué gran diferencia entre el recuerdo buscado, como cuando ojeas un álbum de fotos antiguas y el recuerdo inesperado, porque algo o alguien te traslada de un tirón a otro lugar y época.

Hay algo obsceno, cruel, en la forma que tienen las cosas que encuentras en los bolsillos de pillarte a contrapié.
Ya lo notas en ese primer roce, como de aprensión (¿qué es esto?) al descubrir algo inesperado en los bolsillos.

Esos pequeños hijos de puta (especialmente los de las chaquetas, con los cambios de temporada) son capaces de evocar recuerdos con más fuerza que cualquier fotografía o vídeo doméstico.

Ríete tú de la magdalena de Proust.

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César García Pont

Vivo en Valencia con mi mujer, hijos, perra... La catástrofe al completo, que decía Zorba el griego. Desarrollo web y maquinitas varias.