3 ideas erróneas sobre escribir que debes cambiar

Alfredo Vicente
7 min readMar 15, 2024

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Y recuerda: disfruta el proceso.

En mis próximas publicaciones comenzaré a entrar más en detalle con consejos sobre redacción basados en mi experiencia y lo que he ido aprendiendo.

Pero primero, es igual de importante conocer tres cosas que he identificado que nos impiden desarrollarnos plenamente en la escritura.

Son cambios que hay que hacer en la mentalidad para liberarte y tener esa confianza total en lo que haces.

Sin dar más vueltas al asunto, aquí van esas ideas erróneas en tu mindset que tienes que erradicar.

1. “Escribir no se me da”

De todos los cambios que debes hacer en tu mentalidad para redactar bien, este es el más importante.

Eso de que “no sirvo para escribir” es mentira. Como lo expresé en mi publicación anterior, tengo la total convicción de que todos sabemos escribir. Recuerda, escribir no es solo ser periodista o autor de libros en serie. Si mandas textos por Messenger o redactas correos, ya escribes.

Me atrevo incluso a ir más lejos: si puedes concebir algo en la mente y expresarlo verbalmente, también lo puedes plasmar en letras, solo que quizás necesites más tiempo de práctica. Y ya está.

Aquí la clave es creértelo, sentirte en total confianza de que tú tienes tu propio estilo para comunicarte y, aunque necesites pulirlo, lo puedes hacer.

Para esas cosas hay técnicas sencillas que iré desgranando a lo largo de este blog y que te ayudarán a liberar tu escritura de manera natural, no te preocupes.

2. “Si no aprendo rápido, no sirvo para escribir”

Hay personas que pasaron décadas creyendo que su verdadera vocación era la carrera que estudiaron, y luego ya de adultos descubrieron que se les daba muy bien escribir y que incluso su pasión verdadera era la redacción.

Te pongo un ejemplo real con nombre y apellido, y muy cercano a mí. Uno de mis más grandes amigos, Roberto Villalobos, es para muchos uno de los mejores periodistas de Guatemala y Centroamérica. Ganó durante varios años seguido el premio a mejor periodista y mejor entrevista del medio Prensa Libre, donde ambos trabajamos, además de varios galardones de otras instituciones. ¿Y sabes qué? Nunca estudió para eso. Entró a la prensa porque escribía en un blog.

En aquel entonces, a finales del 2005, yo tenía tres meses de haber ingresado a la sección de Espectáculos de Prensa Libre. La jefa (ahora una de mis mejores amigas también) necesitaba tener entre su equipo a otro hombre más, porque la mayoría eran mujeres y solo escribían sobre temas femeninos.

Ella, la editora, me preguntó si conocía a alguien de la universidad que escribiera bien, y la primera persona que me vino a la mente, sin dudarlo, fue Roberto.

Lo curioso es que él estudiaba mercadeo y trabajaba en una empresa de reclutamiento de personal, pero da la casualidad de que en esa época yo tenía un blog donde escribía mis historias y él me pidió ser autor invitado.

Comenzó a publicar sus propias anécdotas y me di cuenta al instante de que Roberto tenía una gracia para escribir, un talento muy desarrollado que ni las personas de mi carrera exhibían. A él simplemente le gustaba leer revistas como Muy Interesante y National Geogrpahic.

El resto es historia. Hizo una carrera de 14 años en ese medio, al igual que yo, y casualmente ambos terminamos nuestra etapa en ese periódico en el mismo día (eso es para otra historia). Pregúntale a mi primera jefa, la editora, y a muchas otras personas, quién ha sido el mejor periodista de Prensa Libre, el medio más grande de Guatemala, y te dirán que, sin duda, Roberto.

Ahora, volviendo al tema, es importante que hagas ese cambio de chip y creas que cualquier persona puede escribir bien.

Conozco profesionales de la comunicación que durante muchos años se limitaron a redactar de cierta manera o se frustraban ante una página en blanco, pero que al cabo de muchos años, hicieron ciertos “ajustes” a su mentalidad y, de pronto, comenzaron a escribir mucho mejor y más rápido. Una de esas personas soy yo.

Mejorar en asuntos de gramática y de redacción no fue algo que aprendí a la primera. En Prensa Libre los correctores de estilo se encargaban de darnos capacitaciones cada cierto tiempo, y durante mis primeros 11 años en el periódico simplemente tomaba los cursos y ya.

Sin embargo, hubo un momento, ya como editor y en mis últimos tres o cuatro años en el periódico, en que me comenzó a apasionar todo eso de las normas de redacción y ortografía. Fue un interés que me dio un avance muy significativo en mis conocimientos de escritura.

Verás, lo importante es que entiendas que, a diferencia de ciertas habilidades para ganar dinero que puedes aprender más o menos rápido, la redacción requiere de mucha práctica y, sobre todo, que disfrutes el proceso.

Por eso te digo, ve a tu ritmo, y recuerda que todo lo que tiene que ver con escribir lo vas aprendiendo gradualmente, especialmente en esos momentos en que le vas agarrando buen feeling al asunto. Todo irá llegando a su tiempo.

3. “No necesito leer, lo que necesito es un curso”

A ver. Un error muy común en la gente que se siente incapaz de escribir es que, como en muchas otras áreas de la vida donde quieren crecer, esperan que tiene que llegar “ese momento”, usualmente por medio de un curso “mágico” que al fin les dará la habilidad que tanto buscaban.

O que tienen que coordinar en su agenda horas semanales para dedicarse a la gramática.

Pero nunca le dedican tiempo a la lectura.

Como te decía en el punto 2, para escribir bien te tiene que ir picando la curiosidad de querer saber más, pero en especial, tiene que gustarte leer, o al menos, debes esforzarte en leer el doble o incluso el triple de lo que escribes.

En este aspecto tienen mucha razón las maestras y las abuelas. Es el clásico consejo que hasta que no lo vives, no lo compruebas.

Lo bueno es que hay algo que lo hace mucho más fácil, automático y llevadero: así como todos somos escritores desde el momento que redactamos un email, todos somos lectores desde el momento que leemos un texto, sea cual sea su tamaño.

No es que te esté diciendo que entonces ahora solo te dediques a leer los WhatsApp de tus amigos (aunque hay casos de personas y grupos donde se comparten textos muy bien hechos), pero las oportunidades para empapar tus ojos de letras las tienes en todos lados.

Deja de pensar solo en libros, y comienza a alinearte también hacia aquello que te gusta y que te brinde oportunidades de leer más.

Por ejemplo, si te encanta el lío de la política de tu país y te mantienes al tanto de cada movida en las redes sociales, empieza a seguir en Twitter a usuarios que compartan hilos bien elaborados.

Suscríbete a periódicos donde se redacten artículos a profundidad y léelos poco a poco a lo largo del día cuando tengas momentos de relax.

En fin… hay miles de maneras de hacerlo.

Tengo excompañeras de la institución pública donde trabajé a quienes les apasiona compartir y leer noticias sobre el acontecer, al igual que tweets con consejos de redacción y ortografía. Y la transformación que eso les ha dado en sus cualidades para redactar en cuestión de un par de años es notorio.

Y para enfatizar en esto último e ir cerrando este post, te pongo nuevamente mi ejemplo. De niño, antes de que estuviera de moda el internet (ni siquiera había red en Cuba en aquel entonces), lo que tenía al alcance en casa eran estanterías llenas de libros de todo tipo, algo que agradezco enormemente a mis papás. Y tenía en aquel entonces esa curiosidad genuina de leer aventuras.

Sin embargo, cuando nos mudamos a Guatemala, y ya con acceso a internet, dejé los libros (salvo por los que me pedían en clases), y comencé a pasar días enteros en internet, aprendiendo y leyendo sobre cualquier cosa que me llamara la atención.

Resulta que desde ese momento, por ahí por los 13 o 14 años, comencé también a exponerme muchísimo al inglés, y hasta hoy, todos los días leo cosas en inglés en internet, incluso más que en español (sobre todo, noticias), por el simple hecho de que me entretienen o me enseñan algo.

Te puedo decir que, mientras en lo hablado tengo un inglés “conversacional”, en lo escrito es muy avanzado, debido a que nunca he dejado de leer en ese idioma ni un solo día desde mi adolescencia.

¿Quieres otro ejemplo? El de mi amigo Roberto. Sigue siendo un apasionado de las National Geographic, y ahora, en lugar de escribir entrevistas para la revista dominical de Prensa Libre, redacta reportajes de historia para una institución pública. Nunca volvió al mercadeo.

Leer hace la diferencia para escribir bien, pero no se trata de sufrir; solo encuentra las maneras de incluirlo en tu vida en el día a día con cosas que te gustan.

No importa si es un artículo sobre las razas africanas de gato o un reportaje sobre la moda de las princesas modernas; si es entretenido, simplemente léelo.

Eso es todo por hoy.

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Alfredo Vicente

Periodista y comunicador con cuatro décadas de vida y casi la mitad de ella ganándome la vida escribiendo.