David Carson, el diseñador rebelde
La mayoría de diseñadores gráficos se rigen por una serie de normas que los ayudan a ser mejores en su trabajo. No es el caso de David Carson porque David Carson nunca ha seguido las reglas.
No usa grillas, hace caso nulo a la teoría de color, le importa un comino la simetría en el espaciado y experimenta con cualquier tipografía que esté al alcance de sus manos. Siendo bachiller en sociología (nunca estudió diseño gráfico) sus diseños son composiciones desordenadas y caóticas fuertemente influenciadas por las teorías de comunicación de Marshall McLuhan. La frase “el medio es el mensaje” resume perfectamente el objetivo de Carson en cualquiera de sus proyectos: su trabajo debe ser capaz de romper la barrera entre el lenguaje hablado y el lenguaje gráfico, lo que quiere decir que cada pieza no sólo debe entregar el mensaje, sino que tiene como obligación trasmitir la emoción de ese mensaje.
Y vaya que lo ha logrado.
Hoy en día es uno de los diseñadores gráficos más admirados en el mundo. Su portafolio, sobretodo en diseño editorial, ha recorrido el mundo entero y ha sido descrito por AIGA como “una fuerza cultural y un medio con su propia forma y dirección”.
Pero si bien ir en contra del orden establecido lo ha llevado a la fama, Carson también ha tenido que pagar el precio de su naturaleza rebelde. Porque romper las reglas no sólo ha sido el código que ha aplicado en su vida profesional, sino también en su vida personal.
En este vídeo producido por Dress Code, el diseñador cuenta como compró su casa de vacaciones en el Caribe incluso antes de adquirir un hogar propio en EEUU porque se enamoró de la ola que tenía al frente. Allí pasa buena parte del año –cuando no está en conferencias alrededor del mundo– trabajando en afiches o libros en su terraza con vista al mar y surfeando cada vez que siente el sonido de las olas reventando. Confiesa además, y sin ruborizarse, que invertir tiempo en esa casa le ha costado uno que otro cliente e incluso relaciones personales que jamás pudo recuperar.
Esa, sin embargo, es la naturaleza de un rebelde y Carson es consciente de ello. Tiene un objetivo claro y lo persigue a sabiendas que en algunas se gana y en otras se pierde. No es casualidad que Miki Dora, el surfista subersivo por excelencia, sea uno de sus más grandes ídolos. Todo lo que hace es para cumplir el sueño de un estilo de vida que, de alguna manera, le da felicidad. “Cuando comencé a tener éxito me di cuenta que es más importante experimentar el mundo que estar sentado en una oficina y ganar un montón de dinero”, dice con mucha seguridad. Hoy en día la página de inicio de su web tiene una foto suya surcando a toda velocidad una pared larga y turquesa de esa ola que es su paraíso personal.
