7 consejos de Ernest Hemingway para escribir

Clara Tiscar i Castells
8 min readMay 13, 2016

Hemingway no planificaba antes de escribir, era partidario de descubrir a la vez que escribía. Pero también corregía a diario todo lo que había escrito hasta ese momento. Escribir y corregir a la vez, y sin ordenador, eso tiene mucho mérito. Pero no todos somos Hemingway ni tenemos su experiencia y su talento. Hoy voy a ser muy atrevida y voy a poner en duda alguno de los 7 consejos para escritores que reunieron en OpenCulture, extraídos de libros y entrevistas.

Como siempre no me voy a limitar a copiar sus consejos, o a traducirlos, como hacen en la mayoría de webs. El consejo es suyo, pero la explicación es mía, intentándolo adaptar a nuestros tiempos. Ya aviso que no estoy de acuerdo con alguno de sus consejos, ya sé que Hemingway es uno de los mejores escritores, por eso alguna de sus prácticas no me parece aplicable al resto de escritores, no todos tenemos su don para escribir, algunos necesitamos usar tanto técnica como inspiración. Además, Hemingway estaba equivocado en muchas cosas ¡era fan del toreo!

No ha pasado mucho tiempo, pero nuestra época se parece en casi nada a la de Hemingway y menos si hablamos de la forma de publicar, o incluso de leer. Así que esta es mi opinión sobre los 7 principales consejos de Hemingway para escribir.

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1: Empieza con una gran verdad

Consejo extraído del libro A moveable Feast en el que cuenta que siempre le costaba horrores empezar una historia. Tenía que calmarse a sí mismo recordándose que ya había escrito antes, y que no lo hacía mal. Su truco para superar la página en blanco era escribir una gran verdad.

En esto no me voy a atrever a discutir a Hemingway. Pero añadiría, dado los tiempos que corren, que si no puedes escribir una gran verdad, prepares una imagen de apertura potente.
La primera página de un libro es lo que mejor tienes que escribir. Lee este artículo si quieres conocer algunas de mis razones para pensar así.

No solo vivimos en un tiempo muy audiovisual en el que las imágenes, capaces de expresar mucho más que las palabras, seducen por todas partes, sino que cada vez vivimos a un ritmo más rápido, disponemos de menos instantes de soledad y tranquilidad, muchos lectores lee en el tren camino del trabajo, otros en un sofá con una tele puesta de fondo, cuanto más enganche lo que escribas, desde el principio mejor. La mejor forma de empezar un texto es con una imagen de apertura potente, y si hacemos caso a Hemingway, que describa una gran verdad.

2. Déjalo cuando estés más inspirado

Hemingway proponía (es uno de los 10 consejos más locos de escritores) dejar de escribir en alto, cuando ya sabes lo que viene después. Me temo que Hemingway pasaba apuros ante la hoja en blanco. Si se hubiera hecho un esquema previo no habría necesitado dar este consejo.

No es que crea que es un mal consejo, si lo dejas cuando estás a medias, se supone que la próxima sesión de escritura lo tendrás a punto para seguir escribiendo, pero habrás parado y necesitarás recuperar el flujo.

Mi versión de este consejo es que planifiques y que siempre sepas qué vas a escribir al día siguiente. Puedes descubrir muchas cosas durante la escritura, planificar no elimina el placer de descubrir. Solo facilita el camino. Si has planificado que tu personaje tenga que subir a una montaña, será tu tarea durante la escritura descubrir cómo lo hace y qué se encuentra por el camino.

A mí me gusta terminar las escenas en las que trabajo, por poco que pueda no dejo nunca una escena a medias. No suelo tener problemas para seguir al día siguiente porque sé lo que me toca escribir, y no tengo problemas de motivación porque todas las escenas que decido escribir las he pensado antes y me parecen geniales, siempre tengo ganas de escribirlas, las que no me motivan, no las escribo, se caen en el proceso de diseño y escaleta.

Puedes leer sus razones originales en el documento “Monologue to the Maestro: A High Seas Letter”, que es un artículo de Hemingway en el que daba consejos a jóvenes escritores.

3. No pienses en tu historia fuera de horas de trabajo

Un consejo propio de alguien a quien le gusta descubrir mientras escribe y que teme que si da vueltas a lo que ya ha escrito no le va a parecer correcto.

Yo no suelo dar vueltas a lo que escribo, una vez está en el papel ya está, paso a la siguiente escena. Pero sí pienso en lo que voy a escribir a continuación.

El consejo de Hemingway me parece bueno por varias razones, después defenderé mi teoría y verás que son compatibles:

Hemingway propone desconectar para hacer otras cosas, como deporte. Desconectar, y hacer deporte, es algo totalmente necesario. Además, cuando no le damos vueltas a una idea de forma consciente, nuestro subconsciente sigue trabajando en ella, sin presiones ni censuras. Es la mejor forma de desarrollar ideas, y Hemingway, aficionado a la piscina, practicó Waterpolo, lo sabía.

Por eso me gusta separar la fase de descubrimiento de la historia de la fase de estructura y de la propia escritura. Prefiero descubrir la historia antes, decidir cómo la cuento y conocerla al dedillo antes de lanzarme a escribirla. Prefiero escribir sobre lo que conozco, ya es bastante difícil encontrar la mejor forma de explicar algo en literatura, que si además de las palabras me tengo que pelear con los “actos” mal vamos. Prefiero saber lo que voy a contar y concentrarme en sus imágenes para describirlo lo mejor posible.

Yo recomiendo saber qué vas a escribir al día siguiente y vivirlo como si fueras un espectador antes de lanzarte a escribirlo. Suelo visualizar las escenas mientras planifico, después hago un ejercicio de visualización completa de la novela y cada noche suelo pensar en lo que voy a escribir al día siguiente visualizando de nuevo la escena.

No le doy vueltas a lo que pasa, simplemente observo. Dejo que la historia se desarrolle y me fijo en los detalles. Luego, al día siguiente, puedo escribir mejor. Eso sí, durante el día no le voy dando vueltas ni a lo que he escrito ni a lo que tengo que escribir.

4. Empieza leyendo lo que has escrito

¡Eso también lo hago yo! Por varias razones:
• Corrijo o edito un poco, sin obsesionarme, pero lo que al leer me chirría lo cambio.
• Entro en el estado necesario para escribir. Esto lo consigo leyendo y escuchando la canción del proyecto. Suelo ponerla justo después de leer, para celebrar que me voy a poner a escribir.

No soy tan metódica como Hemingway, que proponía leer siempre todo lo que ya has escrito, y cuando lleves mucho leer solo los últimos capítulos.

Yo suelo leer únicamente lo que he escrito en la sesión anterior. Es curioso cómo, a pesar de saber lo que ibas a escribir, te sorprendes al leerlo y encuentras cosas que no recordabas haber planificado o haber escrito. La magia de la escritura.

5. Las emociones no se describen

En este caso estoy totalmente de acuerdo. Las emociones se tienen que sentir, no describir. Es el lector el que tiene que sentirlas, igual que las siente el personaje.
Si el personaje siente emociones contradictorias con lo que está viviendo, no se lo diremos al lector, lo verá por sus actos incoherentes y entenderá lo que le pasa o lo entenderá más adelante cuando desvelemos el secreto del personaje que hace que se comporte de esa forma y entonces el lector lo entiende todo.

Por otra parte puede que el lector y el personaje no sientan lo mismo al vivir una misma escena, la tarea del narrador es imprimir la emoción que busca en su descripción. Intento explicarme. Si el personaje es un asesino y el narrador se limita a describir lo que le sucede a la víctima, no podremos ponernos en la piel de lo que siente el asesino, como mucho en el de la víctima. Si queremos saber lo que siente el asesino tendremos que describir la escena con palabras que se identifiquen con el tipo de emoción que buscamos. Si el asesino se divierte, podremos probar a encontrar palabras que sean sinónimo de fiesta, que cuando las lea el lector le lleven a otro tipo de imágenes. Si decimos que la sangre brotaba alegremente, entenderemos que para el que la ve supone una alegría, mientras que para la víctima la sangre se escaparía de su cuerpo sin que poder evitarlo.
Si en una escena romántica la chica se siente agobiada podemos agobiar al lector con detalles, para que acabe pensando, como la protagonista, que el pretendiente es un baboso y un plasta. Luego haces que la chica se lo quite de encima de un modo original y el lector ya sabe que para ella ha sido un agobio, no hace falta que se lo digas.

Por tanto, se trata de buscar imágenes que lleven al lector a sentir lo que siente el protagonista y palabras que ayuden a transmitir esa emoción. No sé si Hemingway se refería exactamente a eso, pero es lo que yo extraigo del consejo.

6. Escribe a mano

Este me encanta, y eso que Hemingway solo conocía la máquina de escribir, que no te permite borrar como los ordenadores. Él proponía escribir toda la novela a mano y después al pasarla a máquina tenía otra oportunidad de corregir.

Para mí es impensable hacer esto, pero sí que soy muy fan de empezar a trabajar siempre a mano. Cuando anoto la idea siempre lo hago en una libreta que llevo conmigo.

Una vez seleccionada la idea, como lleva tiempo dentro de mi cabeza dando vueltas, estreno otra libreta para escribir una sinopsis tan larga como haga falta. Acabo con la muñeca destrozada.

Después uso estilográficas de colores (yo es que soy una friki que solo escribe con estilográfica, y tengo varias, súper baratitas pero que escriben mejor que las más caras que tengo, incluida una de esas súper pija). Perdón por el paréntesis, decía que uso las estilográficas de colores para marcar cada trama con un color, hacer recuadros en los puntos de giro y todo eso. Luego ya paso al ordenador, desde que uso Scrivener he arrancado el corcho que había en mi pared.

7. No te enrolles

Pues eso, a no ser que tengas un título fantástico que por mucho que te digan que es muy largo tú quieras usarlo sí o sí, intenta nmo enrollarte: no hagas frases más largas de lo necesario, no describas más de lo que haga falta, no rellenes las tramas, no escribas mucho más allá del final… No te enrolles.

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