Claudia
11 min readNov 13, 2023

(2) Tears of the Kingdom: una revisión al legado de los sabios a través de la música — El legado orni

El elemento sonoro más importante en la musicalidad de los orni es, probablemente, el de las cuerdas frotadas en legato. En este modo de ejecución instrumental, la transición de una nota a otra se realiza sin interrumpir el sonido y suena por lo tanto fluida; en el caso orni el intervalo tiende a ser constante y vuelve a su punto de partida una y otra vez, pero también cuenta con espacio para desarrollarse brevemente en una escala ascendente, y la repetición pareciera simular el movimiento de un batir de alas. Esta representación tiende a ser prominente como un elemento armónico, y de acuerdo con su función apoya a o dialoga con el resto de los instrumentos. Esto es relevante, porque su presencia musical tiende a dictar el control del vuelo sin importar si la emoción adscrita a un tema determinado es la calma o la intensidad focal, y las piezas orni viajan hacia ambos extremos.

Otro elemento de gran importancia, y de aplicación también mucho más concreta y frontal, es el pasaje inicial de la aldea misma, que se transforma en un leitmotiv prominente en otros temas y que también se expresa en función de las emociones de una pieza determinada.

El campeón

♪ — El tema de Revali

Revali sabe agradecer la caricia del viento frío. Sus miembros adoloridos por el entrenamiento le recuerdan que todo esto es por algo: la excelencia no es gratuita, y si la vida le dio alas él se debe a los designios del viento. Desde el primer suspiro le debe la gracia de cada rumbo. El viento vigila sus días y es el único testigo de las tensiones de un arco incansable, de las flechas que se consumen a cada disparo y de las palabras de frustración reservadas al vacío de un tropiezo. El nido no aguarda tan lejos para curar sus heridas, pero el sol aún está arriba y entonces Revali no lo duda, se dirige a él. Se siente parte del cielo cuando el viento permea en su plumaje, y de pronto él no es solo el cielo sino que también el viento, la corriente ascendente que lo lleva a su destino. Ve a Vah Medoh en el firmamento y la gratitud se extiende hacia su nuevo compañero, que ahora también vigila las andanzas aéreas del guerrero eterno y orgulloso.

Es interesante notar que lo que la música hace por Revali es básicamente hablar por él en formas en que no lo haría abiertamente. Lo que el resto de los personajes ven —lo que él deja ver de sí— es un carácter individualista y orgulloso que incluso roza la pomposidad; sin embargo, su tema expresa algo que es definitivamente más suave, solemne y reflexivo. Revali se asemeja más de lo que aparenta al resto de sus compañeros orni, y aún así se establecen marcadores particulares que lo distancian; no demasiado, pero sí lo suficiente.

Uno de estos marcadores es el uso del acordeón. La variante que suena en el tema de la Aldea Orni es una incorporación diegética de Nyel, pero también es un instrumento prominente en el inicio y el final del tema de Revali. Su función es la de crear un marco, un exterior denotativo de su carácter noble, orgulloso e individualista, pero es dentro de este marco en el que se revela lo familiar (los vientos madera, la guitarra, el piano), que es a la vez lo oculto: un origen sencillo, un carácter reservado, una sensibilidad aguda y las mismas ansias de libertad que las del resto de los orni. El leitmotiv ya mencionado lo incorpora en su propio tema, después de todo; las cuerdas en legato le acompañan primero suaves, y luego se separan en un ascenso majestuoso que se devuelve a su propio estribillo y al cierre de acordeón.

«Supongo que va siendo hora de que lo reconozca. Un simple chico sin alas logró llegar hasta aquí. Y sometió a Medoh cuando yo no pude. Debo admitir que ese chico… tiene muchísima suerte. Que no se le acabe nunca».

♪ — La Bestia Divina Vah Medoh

Otro indicador de los aspectos ocultos de Revali desde la música se encuentra en la articulación completa del tema de interior de Vah Medoh: en este caso se manifiesta su lado más vulnerable. El inicio de la pieza es cauto y oscuro, con un piano de acordes disonantes y espacios amplios en los que se pronuncian los códigos en morse y pitidos sintetizados. Estas son, sin embargo, expresiones más bien atmosféricas que más que describir a Revali le anticipan el peligro inminente: una vez que se activa el primer terminal al son de una campanada comienza la verdadera revelación.

Las cuerdas frotadas en legato se dividen aquí en dos grupos de compases desiguales, y uno es el contrapunto del otro: mientras las notas de un grupo se prolongan en duración en una suerte de anclaje resignado, el otro grupo se mueve más rápido y las notas son más cortas, como la representación de una expresión frenética. Esta es la lucha interna de Revali: mantener la compostura en la adversidad. Este último es también el grupo de cuerdas más prominente y sobre el que se construye el relato de mayor carga emocional. El juego de intervalos que se ha mostrado en piezas anteriores aquí también asciende, sí, pero esta vez regresa en un descenso para reiniciar el bucle. Esta devolución entrampa a Revali en un batir de alas a contracorriente, que incluye intentos de liberación, y en esta súplica por una tregua la duración de las notas se extiende momentáneamente e intenta subir, pero el resultado es el mismo: un ascenso y un descenso al punto de partida. Las activaciones del segundo, tercer y cuarto terminal sirven a la introducción gradual de una variedad de elementos sonoros que dialogan entre sí, intensifican la pieza y apuntan a tensionar la espera de una resolución, siempre en función de las cuerdas frotadas.

La activación del quinto y último terminal ofrece una reconfiguración abrupta y los compases se igualan, al menos en proporción. El primer grupo de cuerdas, que se reduce ahora a un cello, acorta la duración de sus notas y adquiere un poco más de predominancia, mientras que el segundo grupo ya no se articula en legato, sino que en su opuesto: el staccato. Las notas se cortan a cada transición y con esto marcan el compás de manera constante. La escala es siempre descendente, el vuelo se interrumpe. ¿Desesperación, entrega? Revali cae, pero no hay deshonra en una caída digna.

En representación de la soledad, el leitmotiv orni no suena ni una sola vez.

El sabio

♪ — El tema de Tureli

Tureli es el más joven, pero es casi como si hubiera tenido más tiempo. Ha crecido escuchando las historias del campeón Revali y ha sido testigo de las hazañas de su padre. Como si hubiera sido él quien lo haya vivido todo, se permite soñar con ser tan grande como ellos algún día, envuelto en la cellisca de la zona de entrenamiento que le hace pensar en el blanco, el blanco, el blanco: las dianas, la nieve, él mismo. Las nubes, que por un tiempo grises le impidieron volar más alto. Y luego el celeste, el celeste del cielo, el celeste del Arca legendaria en la que volvió a creer. Ahora puede verlo todo: los amigos, la gracia, el destino. Esto no es algo que tenga que hacer solo. Es tan joven, pero ha crecido tanto que siente como si volara por primera vez.

El tema de Tureli es un regreso cándido a la naturaleza apacible de los orni y se construye con mucha suavidad: el piano y la guitarra guían los primeros pasos, abren camino al amanecer de los vientos y preparan el vuelo de las cuerdas que vuelven a su legato ascendente. Acaso como un reconocimiento a su estatus heroico incorpora también los sonidos del acordeón, que se articula de forma diferente al tema de Revali; la esencia en este caso no se esconde entre marcos, sino que se expresa libremente al centro. Las revelaciones para Tureli se encuentran, primero, en que este tema no incorpora el leitmotiv orni, pero tampoco lo requiere ya que es más abierto en su expresión natural; y segundo, en que aquí el legato también se expresa a través de los vientos y se convierte así en un trino.

Sin embargo, antes de llegar a este tema resolutivo, Tureli y Teba tuvieron que enfrentar desafíos propios.

«¡Link, pero qué alegría más grande! Es increíble que mi antepasado me haya confiado una misión tan importante; ¡vamos a luchar juntos para salvar el mundo! Debemos hacer algo o todo Hyrule correrá un grave peligro. Eso no lo voy a permitir. ¡Estoy listo para heredar la piedra secreta!»

♪ — Ataque a la Bestia Divina Vah Medoh

Aunque Tureli no formó parte de la misión de rescate de Vah Medoh, este fue un hecho crucial que comenzó a delinear su propia veta heroica, guiado por lo que logró su padre e inspirado en sus acciones para comenzar también a entrenar y forjar su camino. Es durante esta misión que se incorporan, de hecho, elementos sonoros nuevos que permanecen cuando Tureli emprende su propia aventura.

El primero de ellos es la percusión de cajas, que refleja la determinación de triunfar donde otros han fallado y el fuerte sentido del deber que caracterizan a Teba. El segundo es la incorporación de un viento metal que aumenta la intensidad de su motivo principal y amplifica su volumen. Ambos elementos dominan en este pasaje, y su expresión conjunta de foco y disciplina sacan a relucir un aspecto marcial antes no explorado en los orni, pero que es vital para su progreso y triunfo. Esta se podría considerar la sonoridad específica de Teba.

Las cuerdas frotadas en staccato marcan su regreso también, urgentes en su interpretación como antes, pero siempre controladas por la guía sonora de Teba. De esta manera ascienden y descienden a lo largo del motivo principal sin que ello constituya un fracaso, sino que más bien un impulso para retomar el ritmo de vuelo. El legato sugiere un control de vuelo más expansivo, pero igual de consciente sobre la magnitud de la misión. Por otro lado, al centro de la pieza el leitmotiv orni regresa como el recodo necesario de respiro y esperanza, representado a través de sus elementos típicos: vientos madera y cuerdas. Aquí, el staccato surge como una consecuencia natural del ascenso en legato, con lo que se logra al fin una resolución conjunta de ambas expresiones.

La aventura de Tureli se nutre de todos estos elementos: de la calma y de la intensidad, de la apertura y de la disciplina, del legato y del staccato. Incluso si en su presentación en Tears of the Kingdom se muestra al inicio como un personaje renuente a recibir ayuda externa, más por un sentido errado de autosuficiencia que por orgullo, lo cierto es que Tureli siempre contó con la influencia de su entorno y la guía de su padre. Es esto y no otra cosa lo que lo vuelve un buen guerrero; el mejor de todos en su aldea.

♪ — El Templo del Viento

El viaje musical del Templo del Viento plantea cautela ante la aparición del peligro, y luego da pie a un enfrentamiento que solo ocurre con la preparación necesaria. A diferencia del tema de interior de Vah Medoh, que debe lidiar casi de inmediato con un torbellino imparable, aquí la construcción es progresiva y permite un estado de balance entre ambos flancos que al final se resuelve a favor de Tureli. Grosso modo, la construcción musical en el Templo del Viento se divide temáticamente de la siguiente manera:

  1. Una introducción atmosférica
  2. El comienzo de la configuración del peligro
  3. La instauración tentativa del peligro
  4. La instauración definitiva del peligro
  5. El contraataque
  6. La coda

En la introducción, cuya base fría y lejana se sostiene mayormente por un piano, no tardan en aparecer ciertas marcas que vuelven a recordar a Tureli que el espíritu orni habita en él, y que parecen darle un instante de levedad desde un lugar conocido: una flauta solitaria pronuncia una melodía de añoranza, mientras que el acordeón anticipa, quizás, la distinción heroica. Estos sonidos también podrían aludir al cuento del Arca Legendaria, que forma parte de la tradición orni y se enseña a los niños de la aldea. Las primeras huellas del peligro se anuncian con el sonar de un bombo único y el vibrato de un viento.

El peligro se comienza a configurar desde una incorporación cauta y fragmentada de conjuntos aislados de cuerdas, vientos, percusión, piano y sintetizadores, que poco a poco comienzan a encontrar puntos de intersección hasta encontrar una base común. Un bajo de cello cimenta el inicio de una instauración tentativa que ya se percibe intimidante, aunque todavía existe una distancia relativa y su aproximación ofrece la idea de un sobrevuelo en el que se evalúa la situación antes de encararla de lleno. Cuando la instauración es definitiva se advierten los sonidos sintetizados en reversa que representan la presencia de la maldad, y las cuerdas se vuelven más explícitamente las monitoras del vuelo. En staccato sirven el propósito de la alerta; en legato recuerdan los patrones prominentes del tema de interior de Vah Medoh de un vuelo a contracorriente. También surge un conjunto de viento metal intensificador, portentoso y envolvente, pero la aparición repentina del leitmotiv orni en vientos madera ayuda a estabilizar la sección.

Este es el momento de emplear el contraataque, de canalizar la herencia orni a través de Tureli. En esta sección convergen una serie de elementos ya conocidos que se reconfiguran y se plantean de manera sucesiva entre el legato y el staccato de las cuerdas: aparece la percusión de cajas a la par que los vientos madera y metal se unen en convivencia armónica, como una señal de Teba; el leitmotiv orni se pronuncia primero gentil y luego imponente como una advertencia seguida de la acción advertida; un viento aparece en legato; se abre un puente como la expresión máxima de esperanza que une oboe, acordeón y piano con una ligereza inesperada, señal redentora para Revali y su corriente de aire ascendente; vuelve la intensidad de lleno con el motivo central del tema de ataque a Vah Medoh; se reconoce incluso la importancia de las alturas con la alusión al Arca misma.

La intensidad y determinación en la marcha, así como las cuerdas y el piano conviven en la recta final con la serenidad de los vientos, que se preparan para el aterrizaje, para la coda: Tureli está listo para librar la batalla por su despertar.

Los orni

♪ — La Aldea Orni (versión diurna)

El pueblo orni es mucho más de lo que aparenta. Es pequeño, pero libre; apacible, pero también disciplinado. Ya sea en la soledad del entrenamiento o en la intensidad de la batalla, los orni también han demostrado amplitud, flexibilidad y una gracia bien medida en su control de vuelo.

Revali, a través de su impronta personal, ha legado a su pueblo disciplina y orgullo. Tureli ha sabido recibir estos dones para legar por su cuenta compañerismo y apertura. La travesía musical se expandió poco a poco a lo largo del camino para conformar así una fuente de inspiración que nunca reniega de sus orígenes, pero que también está abierta a recibir los influjos infinitos del cielo con el fin de mantener la paz.