FILOMENO

(Foto, Lee Jeffries)

Al filo, siempre al filo, de lo correcto de lo indeciso. Al filo, siempre lo dijo, que al filo se ponían las cosas claras y en equilibrio.

Pasó la vida sin saber dónde meterse, recorriendo las desagradecidas calles que lo criaron, gastando las horas en lamentos y cuanto tenía para buscar un bocadillo o cualquier pico.
Como casi siempre, estaba sentado en un muro junto a las bolsas y el vino, hablando sus historias, mostrando los dientes mellados al reír o haciendo sus típicos trucos de trilero bebedor.

La comedia de cada día ya le pedía navaja y sacándola de la chaqueta, siempre chuleta, la abrió de un plumazo e hizo la virguería del obrero que conoce bien la herramienta. Colocó la pistola, así le llamaba a la barra de pan, con fluido equilibrio en el canto de la cuchilla. Sujetando un mango sucio y alabeado seguido de una hoja larga con roña de seis semanas, después de unos segundos de bamboleo acompañados con la melodía del payaso y tras un leve toque hacia arriba cortó de un tajo certero corteza y miga en dos mitades exactas.

- Está bien afilada la compañera jajajaj y así debe ser. Al filo se ponen las cosas claras y en equilibrio. -- Dijo sentenciando aquel ritual de partir el pan y preparando el final de su espectáculo.

Como cada vez que lo hacía, lanzó la navaja al aire que daría una vuelta para volver a caer en su mano, pero quizás esta vez estuvo demasiado confiado.
Risueño y en exceso satisfecho por la peripecia, tal vez algo indeciso, triste y desamparado, vio lentamente como sus dedos no atinaron a sujetar bien el bardeo, que dio media vuelta más al rebotar en la palma inquieta y cayó con fuerza para clavarse, como en mantequilla, atravesando el muslo de aquel desgraciado.

Algún instinto de supervivencia descontrolado separó el metal de la carne y el pobre hombre quedó atónito y a borbotones mirando el fin de su escena, preguntándose si era así como seguía, si eso estaba sucediendo o era solo un mal sueño.

Absorto en el desenlace, rió como protagonista entre bambalinas, mientras el público no cesaba de lanzar rosas rojas sobre el escenario. Pero no quedó nadie para homenajear tan impactante y última representación en el teatro de la decadencia.

"Al filo", fue lo último que dijo.