Luciérnagas: orquesta nocturna de luces

Cúmulo de Tesla
7 min readJul 28, 2017

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Por Cisteil Xinum Pérez Hernández, cumularia

Firefly Dance, Marc Hanson

Las luciérnagas son insectos luminosos que nos ofrecen increíbles espectáculos durante las cálidas noches de verano. Con más de dos mil especies alrededor del mundo, sus danzas lumínicas nos sorprenden al caer el crepúsculo. Estos pequeños escarabajos de cuerpo blando y ojos muy grandes tienen uno de los métodos más particulares para conseguir pareja.

Todas las luciérnagas tienen la capacidad de producir luz desde que son larvas, durante esa etapa aprovechan su llamativa característica para disuadir a los depredadores de comérselas. Como adultas no todas las especies conservan esta capacidad, pero aquellas que la mantienen la usan para enviar mensajes a los miembros del sexo opuesto, que dicen claramente que están en busca de una pareja.

La luminosidad de las luciérnagas puede observarse mejor en los sitios más alejados de las intensas luces de las ciudades. Es común que después de dos o tres horas de lluvia en el bosque aparezcan aquí y allá los centelleos verdosos o amarillos de las luciérnagas, en forma de pulsos largos o destellos muy rápidos y fugaces, ya sea entre las hierbas o en el dosel de los árboles. Este es un fenómeno que casi podríamos considerar caótico, de no ser porque en realidad se trata de una compleja red de mensajes lumínicos bien codificados, pero nada fáciles de descifrar.

Bioluminiscencia, frenesí de electrones

El proceso químico por el cual las luciérnagas producen su brillo característico se conoce como bioluminiscencia. La bioluminiscencia se lleva a cabo en las células del interior de la linterna de las luciérnagas, un órgano luminoso situado en su abdomen. Dentro de estas estructuras hay dos compuestos químicos principales: luciferina y luciferasa, que trabajan en conjunto de forma muy similar al interruptor de nuestra lámpara de noche.

La luciferina — que en latín significa “portador de luz” — es una sustancia que, al unirse a una molécula energética y una de oxígeno, crea una reacción química similar a un frenesí de electrones, en la que cada impacto entre los electrones libera energía en forma de pulsos de luz. En cambio, la luciferasa permite a las luciérnagas acelerar, minimizar o inhibir por completo los saltos de los electrones. Esto sucede porque la luciferasa acapara las moléculas de oxígeno antes de que reaccionen con la luciferina e impide que se produzca luz. Los intervalos de oscuridad que esto produce actúan como comas, puntos o espacios en el mensaje lumínico.

La verdad es que todavía no averiguamos cómo es que las luciérnagas “redactan” sus amorosos mensajes en forma de centelleos a un ritmo y duración precisos; pues, aunque los científicos han descubierto los compuestos implicados en las reacciones químicas, e incluso pueden descifrar los mensajes que se envían las luciérnagas, todavía no saben con certeza cómo estos insectos son capaces de codificarlo, es decir, cómo regulan la liberación de luciferasa y cómo controlan el proceso de encender y apagar su luz hasta alcanzar un determinado ritmo y velocidad. Lo único que se sabe es que cada luciérnaga puede controlar la entrada de las moléculas de oxígeno a su cuerpo mediante la regulación del flujo de aire en su abdomen, y así puede construir los mensajes que le permiten comunicarse con otras luciérnagas.

Llamaradas de luz fría

Las distintas reacciones químicas de la bioluminiscencia de las luciérnagas generan muy poco o nada de calor. Es por eso que el resplandor estos escarabajos se conoce como “luz fría”. De hecho, es una de las formas más eficientes de producir luz, mejor que cualquier foco o dispositivo luminoso que haya creado el ser humano, en los que casi noventa por ciento de la energía se pierde en forma de calor en vez de luz.

Esto es particularmente importante para las luciérnagas, ya que necesitan de casi toda su energía para llamar la atención de los miembros del sexo opuesto a través de sus mensajes lumínicos, y además tienen que quedarse con la cantidad suficiente de energía para utilizarla en la culminación del cortejo: la cópula. Por esa razón, es común que el macho muera poco después de su encuentro con la hembra. En cambio, la hembra primero tendrá que depositar sus huevos en un sitio adecuado para sus crías, para luego perecer de agotamiento.

Amor a primera ¿señal lumínica?

Sin duda alguna, la característica más distintiva de estos noctámbulos escarabajos es su cortejo, en el que machos y hembras buscan enlazarse en una danza amorosa con quien se luzca mejor, literalmente.

Las luciérnagas macho rondan en busca de pareja mientras emiten series de destellos, como mensajes que funcionan bastante mejor que cualquier anuncio en el periódico. Así, cualquier hembra que se encuentre lo suficientemente cerca, podrá ver los recados luminosos que dicen algo así como: “macho con excelentes características en busca de una hembra para formar una pareja”. Si a ella le agrada el mensaje del macho (o mejor dicho, su brillo), le responderá con otra serie de luces para concertar la cita.

Ahora bien, ¿cómo es que los miembros de ambos sexos reconocen a un ejemplar de su misma especie?, o más interesante aún ¿cómo saben que quien envía los mensajes es un individuo del sexo opuesto? Se ha descubierto que cada especie de luciérnaga tiene un idioma único, construido con la emisión de pulsos de luz en un patrón particular, a ritmos determinados y con distintas duraciones, de manera que ningún miembro de otra especie o un individuo del mismo sexo pueda confundir los mensajes y acuda al llamado de la pareja errónea. Eso significa que, entre las luciérnagas, existen alrededor de dos mil lenguajes o dialectos distintos para coquetear.

Algunas hembras de luciérnaga tienen la capacidad de imitar el lenguaje de otras especies. Esto le permite atraer a potenciales presas y comérselas. Por esa razón, se les ha apodado hembras fatales.

La clave Morse de las luciérnagas

En la mayoría de los insectos su sistema de comunicación se compone de un emisor y un receptor. En cambio, durante el refulgente cortejo de las luciérnagas, el sistema de comunicación va en dos direcciones; así que ambos sexos son al mismo tiempo receptor y emisor y de este modo entablan una conversación.

El mensaje que una luciérnaga envía a otra de su misma especie siempre está cifrado en una serie de “palabras” en forma de intermitencias, pulsos de luz, brillos extendidos o destellos cortos, que pertenecen al alfabeto de la especie en cuestión. Después del recado, siempre hay un intervalo de completa oscuridad antes de repetirse. Eso le da tiempo suficiente a cada luciérnaga para comprobar si el mensaje que leyó proviene de otro individuo de su misma especie, y también si las señales pertenecen al sexo opuesto, para no equivocarse en el intento de dejar descendencia.

Orquesta rítmica de luces

En algunos bosques se ha visto que todos los miembros de una misma especie de luciérnagas coordinan sus ráfagas de luces para brillar al unísono. Se trata de una orquesta rítmica, cuya sinfonía se compone de notas visibles y perfectamente armoniosas. A este fenómeno se le conoce como sincronización y se ha registrado en pocos lugares alrededor del mundo.

El espectáculo ocurre siempre después del crepúsculo. Entonces, todos los machos comienzan a volar lentamente y a brillar una y otra vez, primero de forma azarosa, y luego imitando el compás de sus compañeros cercanos hasta que la sinfonía lumínica se toca en todo el bosque. Las hembras participan en el espectáculo desde las hojas de árboles y arbustos, donde hacen coro a los machos, sólo que cada una lo hace a su propio ritmo y tiempo.

En cuanto un macho se interesa en alguna de las hembras, vuela, se posa muy cerca de ella y toca una melodía de luz distinta, sólo para ella. Podría decirse que la plática entre ambos se torna más íntima. Si a la hembra le agrada su ritmo responde con su propia música, para decirle al macho: “estoy aquí, ¿por qué no te acercas más?”. Una vez que se encuentran frente a frente, se tomarán todo el tiempo del mundo para copular. A fin de cuentas, es casi lo último que harán en sus vidas.

La obra completa de la orquesta luminosa de luciérnagas, tendrá una duración de dos horas, en las que todas expondrán sus mejores luces de gala. Hasta hace poco tiempo, se descubrió que la razón por la cual las luciérnagas sincronizan sus emisiones de luz es que de esta manera las hembras pueden reconocer más fácilmente a los machos de su misma especie. Gracias a este peculiar comportamiento, el cortejo se distingue del desorden visual que producen los insectos parpadeantes de otras especies.

La sinfonía de destellos está en peligro

Debido al acelerado crecimiento de las zonas urbanizadas, la contaminación ambiental y la rápida desaparición de los bosques bien conservados, las poblaciones de luciérnagas han ido apagando sus destellos poco a poco en casi todo el mundo. Uno de los principales problemas que enfrentan es la excesiva contaminación lumínica de fuentes artificiales de luz como el alumbrado público o los grandes edificios, pues interfiere en la mensajería brillante de las luciérnagas. Recientemente también enfrentan el peligro que significa nuestro desaforado deseo por visitarlas en inmensas multitudes directamente en sus hábitats.

Hasta ahora, los intentos por criar a estas luminosas compañeras fuera de sus hábitats naturales han sido inútiles, por lo que no podemos crear “lucernarios” en medio de las grandes urbes y la recuperación de sus poblaciones sólo puede hacerse mediante la reproducción en el medio natural. Así que, para conservar y continuar disfrutando la sinfonía destellante de las luciérnagas, es necesario mantener saludables los escenarios en donde tienen sus encuentros amorosos, respetar sus espacios y admirar sus danzas solamente como espectadores mesurados, silenciosos y cuidadosos; la disminución de la contaminación lumínica también es necesaria. Esto puedes hacerlo si apagas todas las luces artificiales que llevas contigo. Finalmente, esto funciona tanto para las luciérnagas como para muchos otros insectos y animales nocturnos que habitan el mundo allá afuera.

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Colectivo interdisciplinario dedicado a difundir ciencia, arte y literatura, sin fronteras.