Todo pasa

Daniela
4 min readAug 16, 2017

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(Pdta. Lo bueno tampoco dura cien años)

Esta la tomé cuando una gaviota iba pasando por mi lente.

Las olas se forman y en cuestión de segundos se desvanecen. Las mejores canciones y películas también tienen un final, la comida deliciosa se acaba, los viajes pasan, las mariposas en el estómago se transforman, las malas rachas cambian, las buenas igual. Perder a una persona duele, pero el dolor pasa. Las heridas físicas o del corazón se cierran, los partidos de cualquier deporte se acaban. La lluvia y el sol se alternan, no todos los días llueve a cántaros o hace un sol picante, sobretodo en Bogotá. Las enfermedades se curan o en su defecto, nos llevan a otro estado en este o en otro mundo. Los días tristes, difíciles, estresantes pasan. Los días felices, sin iguales, los que nos dan esperanza, los que nos llenan de motivo, también.

Todos “sabemos” que nada es para siempre; sin embargo, ¿qué tanto lo sabemos en serio? Cuando estamos en un mal momento es difícil creer que vamos a estar mejor y cuando estamos en esos momentos que quisiéramos fueran eternos, tampoco tenemos muy en cuenta que esos, en los que uno ama su vida, también van a pasar. Descubrir que todo, todo, pasa fue una gran revelación para mí. Fue lo máximo, porque entonces cuando odio al mundo o no soporto lo que sea que esté pasando, me relajo un poquito y pienso: “nada es permanente, esto también va a pasar”. Y cuando no quiero que un momento termine, agradezco e intento hacer conciencia de que eso también pasará y que, por eso debo disfrutarlo como si, literal, fuera el último día de mi vida.

El otro día me puse a repasar qué situaciones pensé que no se iban a acabar o que no iba a poder superar y llegué a la conclusión de que, adivinen, pasaron. De la mejor o la peor manera, con mucho o con poco esfuerzo, pero todo se acabó o se transformó. Y no solo lo doloroso o lo triste pasó, lo bueno también. Llegó un momento en que se acabó lo difícil de ese momento, llegó uno en que se transformaron las situaciones desesperanzadoras. Llegó un día en que toda la oscuridad se fue. Pero también llegó uno en que tuve que superar lo bonito, lo maravilloso, lo bueno.

Estoy segurísima que todo en la vida pasa, nada es para siempre, los malos momentos se acaban, pero los buenos también. Por eso hoy, sea lo que sea que esté pasando en mi vida, intento tatuarme en la mente “esto también pasará”. Entonces, disfruto lo bueno y lo que me hace sentir mejor con todo el corazón y también dejo que las emociones de lo que no es bonito o no adorna mi vida me invadan, porque sé que en algún momento va a pasar, porque nada permanece igual.

No se trata de tener una “falsa esperanza” o un efecto placebo que nos ayude a cruzar los momentos difíciles o de ser pesimistas y estropear los buenos momentos con un “¿para qué si igual se van a acabar?”. Se trata de mirar la vida como es: cambiante, cero estática, inesperada.

Creo que la vida es como un electrocardiograma, a veces arriba, a veces abajo. Pero esa es la dinámica, porque cuando esté en el centro significará que ya no estamos aquí. Yo miro todo eso que pensé que no iba a superar y sé que no pude haber hecho nada para que sucediera así y que, seguramente, tenía que vivirlo, pero ahora siento que pude haberme evitado un poquito de dolor o incertidumbre si me hubiera dado cuenta antes que eso que me atormentaba iba a pasar. Además, no hubiera sentido tanta melancolía y nostalgia si hubiera tenido más presente que lo espectacular también es temporal.

No conozco el secreto para sentirnos mejor, para superar los infinitos problemas del mundo que nos quitan la energía. La verdad es que no sé nada con mucha certeza y probablemente, nunca lo sepa. Pero me basta mirar mi vida para entender que la vida es un ciclo y como tal, cambia. Pensemos en los momentos que creíamos que nunca íbamos a superar o en los momentos más hermosos de nuestras vidas y respondámonos qué pasó… Seguramente se acabaron o se transformaron. Y si no se han acabado y son buenos, vivámoslos con la mayor intensidad. Y si algo malo está pasando creamos con todo el corazón que esto también pasará.

No, no hay mal que dure cien años, pero tampoco bien (?) que dure otros cien. El cambio hace parte de vivir. Todo pasa.

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