Qué sociedad quiero

La sociedad que quiero es eco-socialista en lo productivo, democrática en lo político, libertaria en lo cultural y anarquista en lo interpersonal.

Danilo Castelli
4 min readOct 7, 2016

Eco-socialista en lo productivo

Quiero que nadie tenga que hacerse explotar para poder vivir. Quiero que podamos aprender varios oficios y habilidades en vez de dedicar la mayoría del día a lo que nos permita pagar las cuentas. Quiero que el trabajo tenga como motivación la realización personal y el bien común en vez de la propia supervivencia o el tener/parecer más que otros.

Quiero que el cuidado y la educación de les niñes sean servicios comunitarios que todo el mundo aprenda y ejerza. Que les niñes no sean propiedad de nadie y puedan encontrar en cada adulto de la comunidad alguien capaz de cuidarles y guiarles en el descubrimiento del mundo y de su propio potencial.

Quiero una producción alimentaria agroecológica, amiga de la biodiversidad, con impacto ambiental positivo. Quiero una industria donde las unidades productivas estén coordinadas en vez de competir (derrochando recursos en marketing, publicidad y sobreproducción). Quiero la automatización de las tareas insalubres y embrutecedoras, para priorizar tareas más necesarias (como la restauración ecológica) y crear tiempo libre para otras actividades más interesantes.

Quiero una producción emancipada del consumismo, sin obsolescencia programada, donde fabriquemos bienes eficaces, duraderos, fáciles de reparar, y en la cantidad que los necesitemos. Quiero una economía circular, donde el residuo pos-consumo sea reciclado y se haga cada vez menos necesario extraer nuevos materiales de la tierra.

Quiero una ciencia económica que ponga énfasis no en la cantidad de riqueza generada sino en la cantidad de personas beneficiadas.

Quiero una civilización que se comporte como la jardinera del planeta y no como su dueña.

Democrática en lo político

Quiero democracias, no repúblicas. En una democracia el poder lo tiene la comunidad, en una república lo tienen les representantes. Quiero una democracia real, donde las decisiones que afectan a una comunidad, sea un barrio o un municipio entero, sean tomadas por esa comunidad. De manera asamblearia cuando son pocas personas, con delegados con mandato cuando son muchas.

Quiero un sistema político sin Estado-nación, donde haya una mayor soberanía de los municipios y comunas, y una federación de los mismos para resolver cuestiones regionales. Quiero un sistema educativo que le permita a la niñez y a la juventud ser ciudadanas del mundo. Quiero comunidades cuyo sistema de justicia esté despojado de cualquier forma de dominación y en vez de poner énfasis en el castigo lo ponga en la reparación y en la rehabilitación.

Quiero un contrato social donde la libertad colectiva sea la base de las libertades individuales.

Libertaria en lo cultural

Quiero una producción cultural emancipada de la necesidad de una clase social de mantenerse en el poder, y por lo tanto de lograr que sus maneras de ver y de estar en el mundo sean las hegemónicas.

Quiero que desaparezcan las trabas económicas y educativas para la participación en la producción cultural, logrando así una verdadera pluralidad de maneras de ver y estar en el mundo, donde cada opción esté a la par de la otra.

Quiero que la realidad de la libertad de expresión le haga justicia a su ideal. Que para la producción cultural funcione la “ley de la oferta y la demanda” que el liberalismo propuso -ingenua o cínicamente- para la economía.

Quiero un mundo donde la diferencia y la diversidad no sean motivo de separación y competencia sino de encuentro.

Anarquista en lo interpersonal

Quiero un mundo donde se hayan eliminado las jerarquías que hoy nos oprimen (la económica, la estatal, la raza, el género).

Quiero una comunidad que, siendo la madre de todes nos dé protección y nos nutra para que podamos crecer, y siendo la hija de todes nos exija a cada une actuar con responsabilidad y autonomía.

Que cada persona, más allá de su interdepencia respecto de las otras en el marco de la comunidad, tenga un margen de autonomía muy superior al actual, desde el cual llevar a cabo su proyecto de vida.

Que todos los vínculos adultos partan de una situación de equidad, y el amor no tenga otras limitaciones más que el respeto, el cuidado y el deseo.

¿Es posible un mundo así?

No se puede probar objetivamente ni que sea posible ni que sea imposible. De lo que se trata cuando se expresa un horizonte no es sólo si se va a llegar ahí algún día, sino si vale la pena caminar hacia él.

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