Influencers en Costa Rica: expertos en hablar de nada

David Barrientos V
4 min readApr 26, 2017

En Costa Rica existe un grupo de personas llamadas “influencers”. ¿Qué es eso? En la buena teoría es una persona con cierta credibilidad en un tema y que, a través de sus redes sociales, llegan a influenciar a otras personas. Algunos son autodenominados así y a otros les ponen la etiqueta.

Lo cierto del caso es que tienen miles de seguidores en sus redes sociales (Twitter, Facebook, Instagram, Snapchat y YouTube). Ellos y ellas comparten videos y fotos sobre su vida y lo que hacen o dejan de hacer. En el país a una persona con tan solo 1500 seguidores en Instagram se le pagaron 175 mil colones por una foto en esa red social. Y ojo, eso es poco. En Europa, un influencer puede llegar a cobrar 9.500 euros por un solo vídeo en YouTube o 6.300 por un post en Facebook si su autor/a acumula medio millón de seguidores en cada una de estas plataformas, según el diario La Vanguardia.

Cito un reportaje del periódico La Nación sobre el tema: “Según datos otorgados por la agencia de relaciones públicas Porter Novelli, en el mundo digital el 3% de las personas generan el 90% del impacto publicitario. Según Israel Tejada, director de la unidad digital de la agencia, solo en Costa Rica tienen clasificadas más de 65.000 cuentas de influencers, a las que podrían acceder dependiendo del producto o el mensaje que se desee promocionar.”

¿Qué hay de malo con los influencers? La ausencia de un mensaje significativo vs la relevancia que obtienen.

Y es que la mayoría — no todos, pero sí una vasta mayoría — de influencers hablan de, literalmente, lo que sea, y, al mismo tiempo, de nada. No dicen nada. Hablan de ropa, conciertos, música, tendencias, tuits, memes y…ya. Eso es. Básicamente.

Algunos títulos de los últimos videos de algunos influencers: “¿Qué Youtuber no me soporto?” “El mejor tag del reggaetón” “Retos estúpidos con mis amigas” “Cosas que odiamos” “¿Adentro o afuera? ¿Arriba o abajo?”

No informan, no instruyen, no enseñan nada que valga la pena saber. Y es que tienen una gran audiencia (25 mil, 72 mil, 77 mil y hasta 200 mil seguidores) a la que le llegan con asuntos banales. Muchos niños y niñas los siguen, y estos influencers no usan sus plataformas para hablar más que de su nuevo corte de pelo o la ropa que les patrocinaron.

“Mae no sea hater, viva y deje vivir” .“Usted está celoso de no tener lo que ellos tienen”. ¿Celoso de no tener viajes, comidas o ropa gratis? ¿A quién no le gustaría?

Sin embargo, prefiero no tener 200 mil seguidores, tener que comprarme mi propia ropa y tratar (aunque no siempre lo logro) de escribir sobre temas significativos que ayuden a personas a buscar soluciones a problemas reales, que tener todas esas cosas y hablar de…nada.

Como sociedad, debemos escoger mucho mejor a lo que le damos importancia, a quiénes le damos importancia. Les doy solo un ejemplo de persona que debería tener 500 mil seguidores: Christian, 12 años, niño indígena que vive en Cabagra, un lugar donde se necesita un 4x4 o un caballo para poder entrar. Todos días se levanta a ver cuántos huevos pusieron las 5 gallinas que hay en la casa. De eso dependerá la alimentación del resto del día para él, su hermana, su papá y su mamá. Hace unas semanas inició el curso lectivo. ¿Se imaginan lo que Christian podría enseñarnos sobre humildad, trabajo duro y educación?

¿Entienden mi punto?

La fama no es mala, lo malo es no hacer nada que nos ayude a crecer como personas — y, por ende, como sociedad — con esa fama. Entretenerse está bien, ayuda a que las personas puedan descargar presiones o estrés que tengan, todo el mundo necesita del entretenimiento, el o la que no lo hace puede verse afectado hasta el punto de dañar su salud. Sin embargo, debe haber un límite, el entretenimiento no se puede convertir en lo único que hagamos. Todo en exceso es malo.

Muchos costarricenses han encontrado en el entretenimiento vacío — sin nada que enseñar — en el consumismo, una forma de escapar de sus problemas reales. Mario Vargas Llosa dijo en La civilización del espectáculo que este es “un mundo en el que el primer lugar en la tabla de valores vigente lo ocupa el entretenimiento, donde divertirse, escapar del aburrimiento, es la pasión universal”

A los influencers (jaja, como si me fueran a leer): den un mensaje significativo. Edúquense y después eduquen a otros. Usen sus plataformas para promover el respeto, la inclusión social, la educación y el trabajo duro. No para hablar de los tipos de borrachos que existen.

A los consumidores: hagamos famosos a gente que valga la pena. A personas que escriban, graben videos o publiquen sobre asuntos como el acoso callejero, el descuido del medio ambiente, la importancia de las elecciones políticas, el consumo responsable del alcohol, la educación y muchos otros temas de relevancia nacional.

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David Barrientos V

Periodista. Director de La Hora Tica. Disfruto del cine, el debate que enriquece y los deportes. No me gusta la religión. Seguidor de Jesús.