No me gusta Figma
Lo siento, tenía que decirlo, Figma no me gusta. No es tanto la herramienta en sí, sino lo que implica para la figura del diseñador. En mi equipo, ya es un chiste recurrente. Me llaman el “Grinch de Figma”, y aunque se lo toman a broma, yo lo tengo claro. Día a día, veo más razones para mantener mi postura.
Recuerdo la época en la que usábamos Macromedia FreeHand, salía el primer iMac y formarse como diseñador requería mucho más esfuerzo que ahora. Entonces existía una figura que a veces trabajaba con el diseñador: el especialista en diseño asistido por ordenador. Mientras que el diseñador era el encargado de conceptualizar, definir y liderar soluciones, el especialista o técnico, era experto en el uso del software.
Hoy, en el diseño de producto digital, esa distinción entre el diseñador y el experto en el uso de las herramientas se está desdibujando. Las herramientas como Figma han democratizado el acceso a las técnicas de ejecución del diseño, lo cual es positivo en muchísimos aspectos, pero también problemático en otros. El fácil acceso a estos recursos ha llevado a la confusión de roles, donde alguien que domine Figma puede llegar a denominarse diseñador.
Los eventos
Figma organiza eventos globales como “Config”, un encuentro que busca “hablar sobre diseño”, pero la realidad es que se enfocan principalmente en las funcionalidades técnicas del producto: cómo colaborar en tiempo real, optimizar la sincronización de equipos, usos del autolayout… todo desde una perspectiva técnica. Es como si un grupo de contables se reuniera para hablar de gestión financiera, pero la conversación se limitara al uso de Excel. Esa reducción de la conversación técnica al mínimo común denominador es lo que, para mí, desvía el foco de lo que el diseño debería ser: estrategia, visión, propósito…
En estos eventos Figma se proclama como el único espacio de diseño, donde toma forma y evoluciona, se podría interpretar como que “Figma es donde sucede el diseño”. Pero, ¿es realmente así?
Donde sucede el diseño
El hecho de que alguien sepa manejar un cuchillo sobre una tabla de cortar no lo convierte en chef. No sé mucho de cocina pero supongo que se trata de conocer los ingredientes, las técnicas, los sabores y cómo combinarlos para crear algo único. En el diseño, las herramientas como Figma son el cuchillo y la tabla, pero el verdadero diseño surge del conocimiento, la experiencia y la capacidad de resolver problemas de manera creativa.
El futuro del diseño debe estar en manos de aquellos que han dedicado años a entender no las herramientas, sino las personas y sus necesidades. No podemos permitir que el discurso sobre diseño se centre únicamente en la herramienta utilizada durante su ejecución, cuando lo verdaderamente relevante es el porqué y el para qué detrás de cada decisión de diseño.
Figma, Sketch o cualquier otra herramienta pueden ser muy útiles, sí, pero el diseño sucede mucho antes de que nos sentemos frente a una pantalla. Sucede en la mente del diseñador, en su capacidad para cuestionar, para simplificar, para transformar, en su habilidad para ver más allá de lo inmediato.
La herramienta es el vehículo, pero la visión es la que marca el rumbo.