Freelanceando 101: ¿Dejo mi empleo?

David Hemmat
8 min readDec 3, 2015

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Recientemente me crucé con un viejo amigo de la universidad quién me comentó que actualmente trabaja para una empresa reconocida en el país en el departamento de tecnología, teniendo a varias personas a su cargo. Cuando me preguntó que hacía yo, le contesté como siempre lo hago: “Un poco de lo mismo, programando y tratando de hacer crecer mi negocio”. Inmediatamente se volvió una conversación acerca de lo chévere que es tener un negocio propio y como el también desearía hacerlo. Un amigo, con quien comparto espacio de oficina, me comentó algo similar: después de dejar su trabajo en un banco prestigioso para empezar su propia empresa de software, continuamente recibe comentarios de quienes eran sus superiores en el banco halagando su coraje y ambición. El artículo de hoy quiero dedicarlo a todos aquellos que aún no han empezado “su propia cosa”, pero que les gustaría hacerlo en un futuro cercano. Les comentaré un poco acerca de mi experiencia, lo bueno y lo malo.

¿Por qué freelancing?

En mi opinión, los negocios no son para todos. Conozco muchos profesionales increíbles que están perfectamente contentos con sus trabajos, y duran 10, 15 y 20 años en la misma empresa. Conozco otros, como yo, a quienes les empiezan a picar los pies si tienen que repetir la misma tarea más de una vez y que se aburren después de 3 meses en el mismo proyecto. Hay otras personas que quieren construir algo propio, que quieren más dinero, poder, o simplemente les intrigan los negocios. Hay muchas razones por las cuáles alguien puede querer empezar un negocio y hay solo una que realmente considero estúpida: “Quiero estar cómodo y tener dinero fácil”. Si quieren eso jueguen la lotería, yo no tengo ningún interés en hablar de eso. En los negocios el éxito se gana con sudor y lagrimas.

En general, considero a los freelancers como un negocio de una sola persona. Tienen los mismos propósitos que cualquier otro negocio: proveer beneficios para los socios (o el socio, en este caso) y valor para los clientes. Los negocios no se construyen de la noche a la mañana y el proceso de aprendizaje es largo y duro. Cometemos muchos errores en el camino y siempre es mejor equivocarse a pequeña escala para no repetir el mismo error a gran escala: el freelancing provee la oportunidad perfecta para ésto. A pesar de que los freelancers son pequeñas empresas, son empresas muy particulares: pocos gastos fijos (tu sueldo básicamente), flexibilidad total y muy poco riesgo. El freelancing es un medio ideal para cualquier profesional del desarrollo de software que quiera iniciarse en los negocios. Una vez entiendas cómo freelancear, puedes decidir que quieres crecer más (en número de empleados) o si te sientes cómodo trabajando solo, seguir desarrollándote en tu área.

Dinero

Entrando ya a comparaciones específicas en cuanto a las diferencias y parecidos entre el freelancing y tener un empleo fijo, la primera que viene a la mente es el dinero.

Lo bueno: Exceptuando una pequeña cantidad de profesionales muy especializados con trabajos excelentes, es mucho más fácil aumentarte el sueldo si trabajas por tu cuenta. Cuando trabajamos para una empresa, nuestro sueldo es simplemente un costo que se debe reducir lo más posible para poder dejar beneficios a los socios, pero cuando trabajamos como freelancers nuestro sueldo son nuestros beneficios, lo que implica que nos llevamos el pastel completo. Esto no quiere decir que al dejar nuestro empleo automáticamente vamos a ganar más dinero, al contrario, probablemente nos vamos a dar cuenta de que es mucho más difícil de lo que creíamos. Lo importante es la flexibilidad de poder decidir cuánto dinero queremos ganar. En un empleo tradicional (dependiendo de tu país), típicamente los aumentos salariales están en el rango de unos pocos puntos porcentuales al año (1–5 %). Como freelancer, puedo aumentar mi precio cuando quiera, y normalmente lo hago cada tantos meses. Actualmente puedo cobrar por hora alrededor de 5 veces más de lo que ganaba en mi trabajo como empleado fijo hace 3 años, y esto lo puedo hacer por que cada vez que siento que mi trabajo aumento de valor, aumento mi precio.

Lo malo: Como freelancer no tienes un sueldo fijo. Algunos meses ganarás más y otros menos. Hay algunas personas que no pueden soportar esta incertidumbre y serán miserables. También requiere un alto grado de disciplina financiera: debemos mantener ahorros de por lo menos varios meses para asegurarnos de no morir de hambre cuando no tengamos trabajo, debemos aprender acerca de contabilidad e impuestos, y en general a manejarnos correctamente con el dinero. Debemos aprender a prever situaciones peligrosas y a entender nuestro estado financiero. Con un empleo fijo todo ésto está resuelto: normalmente recibimos un sueldo fijo cada mes con los impuestos ya pagos.

Flexibilidad

Por alguna razón, que aún no me explico, hay un montón de gente que asocia el freelancing con trabajar desde tu casa de playa acostado en una hamaca mientras miras el mar.

Un “freelancer” según cuenta la leyenda.

A parte de ser poco práctico (arena en el teclado, sol en la pantalla), también es poco común. A través de mi empresa he trabajado con muchos freelancers excelentes, y les puedo decir que son algunas de las personas más dedicadas que he conocido. Yo personalmente también trabajo con mucho más esfuerzo, dedicación y un horario más largo desde que soy freelancer.

Lo bueno: Los freelancers, tenemos bastante flexibilidad de si trabajamos o no, con quién, dónde y cómo. El año pasado me fui a Rusia por un mes y a pesar de que trabajé casi el mes entero como un buey (de 4 pm a 12 am, para ajustar mi horario al de los clientes), nadie me podía exigir que tenía que ir a una oficina. Un día, hace algunas semanas, decidí que no iba a trabajar y en lugar de eso fui a escalar una montaña. Como freelancers, se nos permiten muchas libertades poco comunes. También como freelancer puedo decidir no hacer un proyecto sencillamente porque no me interesa, o porque no me gusta el cliente, cosa impensable en un empleo regular.

Lo malo: La flexibilidad también viene con sus problemas, típicamente a causa de la falta de disciplina. La falta de disciplina puede venir de muchas maneras. Algunos días no me quiero levantar en la mañana porque sé que nadie me va a regañar si llego tarde al trabajo. Otras veces me siento presionado para entregar a un proyecto y me paso un domingo entero en la oficina. Algunos tienen problemas de procrastinación y pueden pasar días enteros sin avanzar en nada. Todos estos problemas pueden existir en un empleo regular, pero se agudizan para los freelancers debido a la flexibilidad que tenemos. Para mantener un estilo de vida saludable y poder hacer avanzar nuestros negocios, necesitamos establecer ciertas normas para ayudarnos a luchar contra la indisciplina. Por mi parte, yo decidí alquilar una oficina y tengo un horario que trato de mantener. Los domingos y en las noches trato de no leer mi email. Cada trimestre planifico las metas que quiero cumplir, y cada lunes planifico mi semana en base a estas metas. Mantengo registros diarios de mi trabajo. Todo esto me ha ayudado a luchar contra la flexibilidad excesiva.

Libertad

No estoy seguro si “libertad” sea la palabra correcta para lo que describiré a continuación, pero decidí usar una palabra diferente a “flexibilidad” porque es una idea un poco diferente. Como freelancer, o profesional independiente, tenemos la libertad de hacer lo que nos da la gana. Es decir: podemos escoger el campo de trabajo en el que queremos enfocarnos, hacerlo de la manera que queremos, y cambiar de opinión cuando queremos.

Lo bueno: Normalemente trabajo con Rails, pero si mañana me da por pasarme a Django, no veo cual sería el inconveniente. Si el año que viene decido que quiero dedicarme a la música y dejar la programación, también puedo. Hace poco también inicié un proyecto como project manager, tarea que nunca había realizado pero que me interesaba aprender. Como era mi proyecto y yo escogí a los programadores, yo también podía decidir ser el project manager. Éstas son algunas libertades que no se ven con frecuencia en los empleos tradicionales. En particular, una de las cosas que más he apreciado de ser independiente es poder iniciar proyectos que están claramente más allá de mi capacidad y experiencia, sin que nadie me lo impida.

Lo malo: En mi primer negocio hice una mala inversión y perdí varios miles de dolares. En retrospectiva, fue una inversión increíblemente estúpida y que no debió haber pasado, pero yo tenía la libertad de decidir lo que quería hacer. Libertad para decidir también significa libertad para equivocarse, y como freelancers con frecuencia tomamos decisiones difíciles y ambiguas sin apoyo de personas más experimentadas como el que tendríamos en un empleo regular (lo más probable es que no nos permitirían a tomar estas decisiones en primer lugar). Si bien mi primer negocio fue una gran experiencia de aprendizaje, podría haber sido un golpe financiero catastrófico si yo no fuera un soltero sin compromisos en el momento, lo que nos lleva a nuestro último punto: el miedo.

El miedo es libre

La mayoría de los negocios mueren in utero, en la mente de su creador o en una hojita de papel que se archiva y se olvida. La principal razón por la cual las personas llegan a retirarse de sus empleos sin haber nunca dado el salto es, sin duda, el miedo. El miedo es principalmente de un cambio en el status quo. Tienen miedo de perder la comodidad, de tener que hacer sacrificios, y de tener que volver “atrás”. El lifestyle creep, frase que significa “acostumbrarse a un estilo de vida cada vez más cómodo y lujoso” tiende a ser una de las causas de ese miedo. Primero es un pequeño auto, luego uno más costoso, luego una casa, luego el colegio de los hijos y las vacaciones anuales a Europa, pero cada vez es más difícil siquiera poner en riesgo esa comodidad para poder lanzarnos a una nueva aventura.

Como dijo “El socio”, un afamado profesor de la universidad donde estudié, “El miedo es libre”. Eres libre de tener miedo, pero también de aprender a vivir con el y finalmente perderlo. El coraje no es la falta de miedo, sino la voluntad de actuar aún con miedo. En mi caso, un día me di cuenta de que lo peor que podía pasar si todo iba terriblemente mal con mis negocios es que tendría que ir a vivir de nuevo a casa de mis padres. Tal vez cuando tenga hijos lo piense de nuevo, pero en ese momento decidí que vivir en casa de mis padres no era tan malo, y que el miedo de perder las comodidades que tengo era una excusa pobre para no seguir mis sueños. Piensen un poco acerca de sus sueños, y piensen si quieren llegar a los 70 y no haberlos intentado lograr solo porque tenían miedo de perder su comodidad.

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