Bahia: entre ciudades, colores y amores

Diego Rodrigo
10 min readAug 28, 2021

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Doña Flor y sus dos maridos fue un libro publicado por Jorge Amado en 1966. La historia, ambientada en la ciudad de Salvador de Bahía, tuvo éxito y fue adaptada al cine y la televisión varias veces. La única versión que vi fue la de la miniserie de 1998, gracias a un DVD que encontré en el segundo viaje que hice a Río. Dato curioso: el mismo día que compré los discos, nos encontramos con el actor que interpretó a uno de los protagonistas en el Teatro de Leblón:

A la izquierda (1998): Marco Nanini, Giulia Gam y Edson Celulari. A la derecha (2008): Loretta, Edson y yo.

Dos escenas sembraron en mí las ganas de querer conocer en algún momento de mi vida el estado de Bahía. La primera es una en la que Flor (Giulia Gam) y Vadinho (Edson Celulari) pactan encontrarse en el Farol de Itapuã. La escena es hermosamente melancólica: la música de un piano, las olas del mar, un contraste de colores que acarician los ojos y las expresiones de tristeza de dos personas que se aman, torpe, errónea pero verdaderamente.

En esta escena, Flor y Vadinho se encuentran para hablar sobre la primera mentira de Vadinho: no era rico ni tenía trabajo. Vadinho le jura que en medio de ese engaño lo más importante era verdadero: su amor por ella. Flor lo perdona y terminan casándose.

La otra escena se da en la segunda parte de la miniserie. Flor, meses después de la muerte de Vadinho, comienza a salir con el Príncipe de las Viudas. El inicio del romance es acompañado por un tema muy lindo y triste de Chico Buarque llamado Olha Maria, voz que se escucha mientras la pareja camina en un muelle del que niños bahianos se lanzan para zambullirse en el mar. Hay una vulnerabilidad y fuerza muy lindas en la interpretación de Giulia Gam. Ambas características coexisten.

Giulia Gam y Floriano Peixoto interpretando a Flor y Otoniel, conocido como el Príncipe de las Viudas, pues se acercaba a ellas en cementerios e iglesias para conocerlas, enamorarlas y después robarles su dinero.

Si mencionamos Bahía, un destino que suena tanto como Río o São Paulo, es claro que pensamos en el carnaval, en bailes, cantos, festejos, acarajé y mucha, muchísima alegría. Sin embargo, lo que me intrigó, a través de la adaptación del libro de Jorge Amado, es la capacidad que tenía esa ciudad (y la ficción que se desarrolla dentro de ella) de combinar tristeza y alegría. Una tomada de la mano de la otra. De mezclar amor y desprecio. Autenticidad y engaños. El matrimonio de Flor y Vadinho se resume a eso. Era innegable que se querían. Sin embargo, también es cierto que él le traía mucha infelicidad, inseguridad y dolor. La capacidad de entender y expresar estas dualidades me atrajo e hizo viajar a la capital (Salvador de Bahía) para pasar el Año nuevo 2015.

¿Se ve mi emoción? Foto en el centro histórico de Salvador de Bahía. Cámara del iPhone 5S. (27/12/2014)

¡Volví a Brasil después de casi 7 años!

No sé qué me hizo no volver antes. Mirando hacia atrás, pienso que quizá el asalto la última vez que estuve en Río (2008) me desanimó. Me había dicho que no pero hace sentido que haya evitado volver. Y que Río no haya estado en los planes (allí solo volví para hacer una escala, en el 2016). Seguía escuchando música brasileña, seguía leyendo en portugués, seguía alimentando la fascinación por el país; sin embargo, no volví. Hasta que la posibilidad y el deseo coincidieron. Recuerdo que llegué por una noche a São Paulo, un amigo me recibió y al día siguiente partí a Bahía. Tenía la idea de que São Paulo era igual de peligroso que Río, o incluso peor. Así que me fui a Salvador, sabiendo que, de todas maneras, era una ciudad grande, llena de gente y no precisamente la capital más segura. Pero me equivoqué.

Barrio Rio Vermelho, a unos 6 kilómetros del centro. El hostel en el que me hospedé se llamaba igual.

Finalizando el 2014 ya había viajado un poquito más. Conocía Estados Unidos, Bahamas, Bolivia, México, El Salvador y algunos países de Europa. Usé una aplicación que hasta ahora sigue siendo mi favorita, llamada Hostelworld. Es un buscador de hostels en cualquier parte del mundo y puedes usar filtros como precio, rating y distancia. Además, aparecen comentarios de antiguos húespedes y fotografías. Aunque la app sigue siendo mi primera opción, hoy también es una buena idea revisar las cuentas de instagram antes de tomar una decisión. Algunas, incluso, tienen el número de whatsapp de los anfitriones para reservar habitaciones directamente, y en ocasiones, hacerlo de esta manera sale más barato que a través de las páginas o apps.

Del hostel en el que me quedé (Rio Vermelho) no puedo decir mucho porque dormí poquitísimas noches allí. En esa época Tinder e Instagram ya funcionaban, y en una de las citas bahianas, terminé siendo adoptado, por decirlo así, por un grupo de jóvenes de una ciudad llamada Senhor do Bonfim. Dato curioso #2, las pititas de colores que se regalan tienen el mismo nombre. La tradición se basa en hacer tres nudos al amarrarla en la muñeca y por cada nudo se pide un deseo. Que la pita (en portugués “fita”) se rompa de forma natural implica que los deseos están siendo o fueron cumplidos.

Pasé año nuevo con los bonfinenses, exploré la ciudad y dormimos en un apartamento. El grupo y yo. Pienso en mi miedo y desconfianza accediendo a encontrarme con alguien que nunca había visto a las 2 de la mañana y vaya si tuve suerte: hice amigos, tuve guías gratuitos y formé parte de una comitiva para el réveillon, palabra que usan para referirse a la cena y festejos de Año Nuevo.

Galera de año nuevo en mi lugar favorito, la Praia do Farol da Barra. No todos cumplieron con la tradición, que es vestirse de blanco para recibir el año. Lo que sí hicimos todos fue zambullirnos a la medianoche. Cámara Canon, modelo PowerShot A2400 IS. (01/01/2015)

Recorrer las calles del centro es una experiencia increíble. Sentí la ciudad mucho más segura que Río. Las ventanas amplias, los azulejos y los colores pasteles de las casas me recordaban a Lisboa. Y algo que comenzó a obsesionarme con Brasil fue ese color azul profundo del cielo, imposible de ver en la ciudad en la que nací (Lima). Ese azul me hizo querer explorar más al país.

Vista desde el Elevador Lacerda, en pleno centro de la ciudad. Cámara del iPhone 5S. (27/12/2014)
Praça da Cruz Caída, iglesia a la izquierda y casitas coloridas a la derecha. ¡Y miren esas nubes! (27/12/2014)
Capoeira cerca a la Catedral Basílica, construída entre 1657 y 1672. Aunque no es mi mejor foto, me gusta todo lo que está pasando dentro del encuadre. Cámara del iPhone 5S. (27/12/2014)
Criança bicicleteando en la Praça da Sé. Cámara del iPhone 5S. (27/12/2014)
Gatinho en el camino hacia el Pelourinho. Cámara del iPhone 5S. (27/12/2014)

Donde Flor y Vadinho se amaron…

El Pelourinho es un espectáculo de colores. Este barrio, que abarca desde el Terreiro de Jesus hasta la Praça José de Alencar está en el centro de lo más antiguo de Salvador de Bahía. El ambiente bohemio y lleno de vida y arte que se respira en la ciudad me trajo de vuelta la ficción de Jorge Amado. De hecho, ¡su casa fundación está allí! ¿Cuenta como dato curioso #3? Sí.

Casa Fundação Jorge Amado. Cámara del iPhone 5S. (27/12/2014)
Y sí, Michael Jackson grabó en ese balcón del Pelourinho un 9 de febrero de 1996. Así de genial es Bahía.
Música, colores, balcones, ventanas. Creo que hay un encanto en esas fotos que tomábamos sin preocuparnos porque salieran tan bien. Me da la impresión de que capturábamos el cotidiano, sin forzarlo. Viendo las fotos de hace seis años me empiezo a dar cuenta de eso. Cámara del iPhone 5S. (27/12/2014)
El Pelourinho. El centro histórico de Salvador de Bahía. La primera ciudad de la región nordeste que conocí.

¡El farol que no era ese farol!

Brasil se divide en cinco regiones. Río de Janeiro forma parte de la región sudeste mientras que Bahía se encuentra en el nordeste. Hay quienes consideran que las playas de esta región son las más bonitas. Y les doy la razón. La que más recuerdo de la capital es la Praia do Farol da Barra o simplemente Praia da Barra. Pensaba que el farol era aquel en el que Flor y Vadinho se encontraron (Itapuã). Pero no. De hecho nunca conocí ese farol. Me enamoré y viajé por las razones equivocadas pero eso siempre pasa, ¿no?

Mi yo de 28 años encontrándose con el de 34 años en el Farol da Barra. ¿Cambié mucho en estos 6 años?
Crianças jugando en el agua. ¿Se han dado cuenta de que es casi imposible ver a alguien triste en el mar?
Insertar emojis de erizos. ¡Linda vista de la Praia da Barra! Cámara del iPhone 5S. (28/12/2014)
Mar, cielo y rocas. Cámara del iPhone 5S. (28/12/2014)

La Praia do Farol da Barra es un lugar al que le tengo mucho cariño. Probablemente es de mis lugares favoritos en Brasil. Pasé año nuevo allí, con el grupo de Senhor do Bonfim. De hecho, entré al farol. Había una muestra de pequeños diseños de embarcaciones y cuadros. También una bazuca antigua en la parte alta del farol. Cuando volví, en julio del 2021, no tuve la oportunidad de entrar, pero creo que vale la pena hacerlo por lo menos una vez.

Sala das miniaturas. Cámara Canon, modelo PowerShot A2400 IS. (28/12/2014)
Otra perspectiva del Farol, esta vez desde adentro. Cámara Canon, modelo PowerShot A2400 IS. (28/12/2014)
¿Disparo o no disparo? Cámara Canon, modelo PowerShot A2400 IS. (01/01/2015)
No sale todo el farol pero el color del agua es hermoso y el feeling de los chicos jugando en el agua es todo.
Vista del farol desde el Morro de Cristo, solo por si no quedó claro que me encanta ese farol.
La entrada al Morro de Cristo. Cámara del iPhone 12 mini. (27/07/2021)
La imagen de dicho Cristo. Cámara del iPhone 5S. (01/01/2015)

La famosa Praia do Forte

Aunque se encuentra a 80 kilómetros de distancia de Salvador y se viaja apretujado en una combi para llegar hasta allá, esta gema, que forma parte del municipio de Mata de São João, ultra vale la pena. En ella me encontré fascinado por las palmeras y las tortugas marinas. Visité el Proyecto Tamar por primera vez allí, una organización que se encarga del cuidado de estos animales, así como la concientización sobre su preservación.

Panorámica de la Praia do Forte. Cámara del iPhone 5S. (29/12/2015)
Un poquito más de cerca. Cámara del iPhone 5S. (29/12/2015)
Antes de que aparecieran los famosos reels hacíamos esto. Cámara del iPhone 5S. (29/12/2015)
Ellas se están recuperando. Bienvenido a la gran aventura de proteger a las tortugas marinas.
Bebés hermosas. Cámara del iPhone 5S. (29/12/2015)

El emblema del sur de Bahía: Porto Seguro

A Bahía volví después de 6 años en medio de la pandemia. Exactamente un 27 de julio de 2021. En Salvador de Bahía estuve solo algunas horas, por supuesto, visité el Farol da Barra y caminé hasta el Morro do Cristo. Estuve solo de paso porque mi intención era conocer otro destino del que había escuchado solo cosas buenas: Porto Seguro, en el sur del estado. El viaje tomó cerca de 10 horas, si es que no más. Es posible que más porque los buses suelen hacer paradas para las comidas. Viajar de noche, felizmente, hace que el trayecto se sienta menos.

En Porto Seguro recordé lo hermoso que es Bahía, y cómo es una buena carta de presentación para la región nordeste. Playas lindas, casas coloridas, noches llenas de vida aunque con las limitaciones del COVID, distancias cortas y viajes en balsa a otro distrito (Arraial D’Ajuda) creo que a cinco o siete reales (si fuera caro lo recordaría). Lo mejor es que no tienes que pagar para regresar. Y llegas rapidísimo (quince minutos si es que no menos).

Casas coloridas. Bienvenidos al Centro Histórico de Porto Seguro. Cámara del iPhone 12 mini. (28/07/2021)

Si tuviera que mencionar un punto en contra sobre Porto Seguro es la poca cantidad de opciones hosteleras. Yo no encontré ninguna. Lo que sí abundaban eran opciones de posadas (una especie de híbrido entre hotel y hostel). Me hospedé en la Pousada Alua, la recomiendo, buena ubicación (cerca de la Passarela do Álcool) y donde todo se puede hacer a pie (ir al centro histórico o a las playas). Quienes viajan a Porto Seguro dicen que no hay mucho por hacer y que todo lo bueno se encuentra en Arraial D’Ajuda. Creo que si bien es cierto, las playas en Arraial son más bonitas, Porto Seguro también tiene su encanto, es un ambiente más citadino, mientras que Arraial apunta más a lo bohemio. Aunque insisto en que estas son mis percepciones.

Praia da Pitangueira. Cámara del iPhone 12 mini. (28/07/2021)
Conejito en la Passarela de Álcool donde sí, hay alcohol, barecitos, restaurantes, artesanos y vida nocturna. No le pude tomar una foto a un buen punto donde tocan música en vivo: San Diego Pizzas & Esfihas.
Praia de Curuípe. Otra muy linda es la Praia de Pitinga. Ambas en Arraial D’Ajuda. Cámara del iPhone 12 mini.
Igreja da Nossa Senhora D’Ajuda de noche. Arraial D’Ajuda tiene mucha vida nocturna: tiendas, restaurantes, bares, heladerías, cafeterías. Cámara del iPhone 12 mini. (30/07/2021)

Las fotos no le hacen suficiente justicia. Y quiero subir algunas panorámicas pero Medium no me deja por ser muy pesadas. De todas maneras insisto: Porto Seguro y Arraial D’Ajuda valen la pena. Son de los lugares con más movimiento que he encontrado en medio de una pandemia que cerró todo. Lo que hace especial a la ciudad de Porto Seguro, desde mi mirar, es que es el punto de encuentro de quienes viven en el sudeste y buscan alejarse del frío. Encuentras cariocas, paulistas, capixabas y mineros. Eso hace de la ciudad un flujo especial entre el nordeste y el sudeste, dos de mis regiones favoritas y que fueron las primeras que conocí.

Gracias infinitas si es que llegaste hasta aquí. Este probablemente sea uno de los artículos más largos que escriba. Es porque Bahía tiene mucho que ofrecer, y creo que sigo quedándome corto en relación a Salvador, Mata de São João y Porto Seguro. No sé si pueda regresar pero me encantaría recorrer todo el litoral del estado y seguir encontrando sorpresas tan lindas como las de estas tres ciudades. Aquí, y solo para matar la nostalgia dejo el link del reel de mi farol favorito.

Y el amor también puede ser compartir este artículo en tus redes si es que te gustó. :)

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Diego Rodrigo
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Written by Diego Rodrigo

Me encuentro cumpliendo un sueño: recorrer los 27 territorios del Brasil. Aquí hay algunos textos de este hermoso viaje.