Ceará: hackeando la soledad allá

Diego Rodrigo
9 min readMay 4, 2022

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Tengo una relación distinta con cada uno de los veintisiete territorios que recorrí en el Brasil. Pensar en São Paulo me hace sentir gratamente acompañado. Imaginarme en Tocantins me sabe a nuevo y ameno. Pero contra todos los pronósticos que podría darme un estado nordestino con mar, luz y color; me veo completamente solo en Ceará. Y es que insisto: no se trata solo del lugar. Las conexiones para mí son claves. Ahora bien, ¿se puede encontrar belleza, inspiración y confort en la soledad? Por supuesto que sí. Esas diferencias hacen más ricos los viajes.

Todos los mochileros (o los que hemos sido mochileros, porque ahora escribo desde Lima) viajamos solos. Pero la soledad es solo una envoltura. Dentro de la aventura, surgen encuentros, amigos que aparecen en una habitación compartida, en un rolê, un almuerzo o un paseo. Algunos contactos duran lo que dura el viaje. ¡Y está bien! Otros, sin embargo, desafían los límites del tiempo y el espacio, y llegan para quedarse. De nuevo me acuerdo de ti, Valentín.

¡Lo que sobró de la Navidad! Cámara del iPhone SE. (30/12/2020)

Llegué a Ceará en mi último viaje dentro del Brasil, el número 8. En el artículo pasado cuento cómo se dio esta historia cuyos dos meses de duración mutaron en ¡DIECISEIS! Madre mía, pienso en que viví un año y cuatro meses en mi lugar favorito del planeta y el corazón se me llena de nostalgia, gratitud y amor. Por el país. Pero incluso por lugares en los que estuve solo e hice amigos como Jericoacoara, balneario hermoso ubicado a 4 o 5 horas de distancia de la capital del estado, Fortaleza.

El gran Cubano pelo Brasil contando sus aventuras en Jeri.

La entrada es algo confusa al inicio. Se llega en bus hasta una ciudad llamada Jijoca de Jericoacoara y saliendo de la estación hay camionetas y 4x4s. Es recomendable pagar creo que veinte o treinta reales para pasar por entre las dunas, atravesar la floresta y en media hora o cuarenta minutos se llega al paraíso. Evidentemente, el vehículo sale más a cuenta cuando es compartido. Se trata de preguntar y asegurarse de que vayan a Jeri.

Praia de Jericoacoara. La marea bajó y quedó un amplio espacio de arena. (31/12/2020)

Fui para pasar el año nuevo 2021. No organicé con tiempo mi viaje y fue difícil encontrar algún alojamiento económico y disponible para las próximas tres noches. Encontré un hostel, en un quarto compartilhado con dos chicos de Belém do Pará. La última tarde fue una belleza, el plan fue sencillo: playa y puesta de sol. A diferencia de Natal y Pipa, aquí el astro rey sí se oculta en el mar. Extrañaba eso, que no es tan común en las ciudades nordestinas con acceso al mar. O por lo menos las que yo conocí.

La playa tiene una vibra bastante similar a Pipa: surfistas, gente joven, fiestas, puestitos de artesanía, gente caminando con sus parlantes JBL, callecitas con entradas estrechas y restaurantitos. Todo muy, muy lindo. Y también muy caro. Aunque bien pudo haber sido por el réveillon o el hecho de que en plena pandemia mundial se haya reactivado mucho el turismo interno dentro del país.

La última mañana del último día del año 2020.
Mi única foto con seres humanos en la Praia de Jeriocoacoara. Cámara del iPhone SE. (31/12/2020)
De mis favoritas. Despidiendo el año con el sunset y los surfers. Cámara del iPhone SE. (31/12/2020)

Recibí el 2021 en el hostel, bebiendo un vasito de champán que me ofrecieron los dueños, una pareja de sureños bastante amables. Y eso fue todo. En honor a la verdad, confié en una cita de Tinder que me dijo que nos encontraríamos para recibir el año nuevo juntos. Y estúpidamente me confié. Pude haberme unido a los paraenses pero creí que ya tenía mis planes. Y me abrazó un plantón y una gran nada.

Ciertos hospedajes tienen la intención de hacerte sentir en casa y buscan que interactues con los otros. Ese ánimo se contagia y así he hecho amigos en más de una ocasión. En Jericoacoara no me pasó eso. Aunque también es cierto que Agora Hostel Natal dejó la vara muy alta. Tuve breves interacciones pero cada persona estaba en un plan más de pareja o en un grupo cerrado de amigos. En año nuevo todos desaparecieron. Fueron a bares, locales o en la playa, celebraciones siempre y cuando la policía no interviniera forzando a que regresen al confinamiento (y lo hizo).

Vista panorámica de la Pedra Furada. Cámara del iPhone SE. (01/01/2021)

El primer día del primer mes del año 2021 recorrí toda la playa de Jericoacoara. Y llegué a un lugar simbólico en el balneario llamado Pedra Furada. La caminata dura cerca de una hora y el espacio es idóneo para las típicas fotos postales en Jeri. Si la marea está baja, llegar a la piedra es una delicia porque aparecen piscinas naturales. Si está alta, se sube por el Morro do Serrote y se atraviesan las dunas. Yo fui por abajo para la ida y retorné por arriba. Y en medio de esa inmensidad me encontré.

Abrazando el año solo pero había tanto por conocer y descubrir. En aquel entonces pensé que estaría dos meses en el Brasil y el sueño acabó durando un año con casi cuatro meses.
Inicios de la Duna do pôr do sol. Corría un viento fuerte. Dejé mis cosas envueltas sobre mis sandalias y nadé.

Cuando hablo de hackear la soledad no me refiero a estar acompañado o entre multitudes. Me gusta más pensar en la idea de acompañar-te, escuchar-te y ver-te. Tomando como espejos y ecos a los elementos que te rodean. La arena en la que se dibujan tus huellas. El sol que acaricia la cara. Las palmeras cuyas hojas danzan con el viento. Se lo dije una vez a Lucas, he estado solo en mi ciudad y también en Brasil. Pero hay algo en particular, algo en la naturaleza y los colores y sonidos del país que suavizan el estar solo. Y hasta lo hacen agradable.

La soledad, entonces, se convierte en una oportunidad. Para ser abrazado por tamaña belleza. Para sentirte como parte de toda esa inmensidad. Fue lo que me pasó unos diez meses después al volver al estado. Solo que esta vez fui para conocer un paraíso playero llamado Canoa Quebrada, a más de 160 kilómetros de distancia de Fortaleza y 12 kilómetros de la sede de Aracati, a la cual pertenece.

La entradita. A Canoa Quebrada se llega desde Aracati pagando menos de cinco reales en el bus. Llegas en 15 minutos, aproximadamente. Cámara del iPhone 12 mini. (29/10/2021)

Al igual que en Jericoacoara, no pagué por ningún paseo adicional. Mi relación con el lugar se basó en caminar y explorar. En calma y en paz. Estuve también por solo tres días. No viajé en buggy para pasar por las dunas porque ya había tenido la experiencia en Jenipabu y en aquel entonces (octubre 2021) ya conocía todo el nordeste brasilero. Llega un momento en el que las playas, que siguen siendo muy hermosas, dejan de ser sorprendentes o parecer singulares. Entonces no se siente como una tragedia el no darte la chance de hacer un tour.

Canoa Quebrada fue descubierta por unos cineastas franceses en la década de los sesentas. Cuenta la leyenda que un marroquí, en el equipo filmográfico, sintió culpa por las fiestas y el desmadre que se daban durante las noches, luego del arduo trabajo. Para pedirle perdón a Alá, el musulmán mandó a esculpir la luna y estrella que se ve en la entrada y en las montañitas de las praias, eternos símbolos locales.

La luna y la estrella.
Panorámica de dichos símbolos. Cámara del iPhone 12 mini. (29/10/2021)
Playita hermosa. La soledad nunca se sintió tan bien, eh. Cámara del iPhone 12 mini. (29/10/2021)

Hay una infinidad de hostels (incluído el mío) frente a la calle Broadway, que justo en el 2021 estaba en construcción. Eso, sin embargo, no impidió la aparición de los puestos de comida, souvenirs y artesanías. La rua está llena de luces y mensajes. Y paralela a ella existe una plaza de alimentación, con precios mucho más económicos y diversidad de platos. Más adelante, das con la plaza y su iglesia. Aquí dejo algunos registros de mis caminatas nocturnas:

Welcome to Broadway!
Covid what? Luces y turistas en la calle Broadway. Cámara del iPhone 12 mini. (30/10/2021)
Me encantó está foto.
Praça de Alimentação. Es lo que en inglés llamaríamos food court. Pero más económico aquí en Ceará.

Cerrando Aracati…

Antes de regresar a Natal, recorrí nuevamente la Praia de Canoa Quebrada y una de al lado llamada Praia de Majorlândia. Perdí mis havaianas de Super Mario Kart, las busqué, no las encontré y regresé caminando descalzo al hostel. Caminé solo un pedacito de las Dunas de Canoa Quebrada. Bordeé una zona con lindas casas a la venta y subí un poco por los mantos de arena. Recuerdo haber visto a un padre y a su hijo volando una cometa. 🪁

Parapente en la Praia de Canoa Quebrada. Cámara del iPhone SE. (29/10/2021)
Embarcaciones en las orillas. Insisto: solo pero envuelto en belleza. O sea no tan solo.
Parapente en el aire, buggy en la tierra y el agua besando a la arena.
Perdiendo mis havaianas en la Praia de Majorlândia. Cámara del iPhone 12 mini. (30/10/2021)

Los molinos de viento deberían representar a la región del nordeste porque los encuentras en varias ciudades con acceso al mar. A la mañana siguiente tomé el bus de menos de cinco reales para el centro de Aracati que parece ser un pueblo pequeño. Tres iglesias en él llamaron mi atención y las fotografié. Para ese entonces ya había desarrollado una pasión por las fotos de estos templos pero hablaré de eso cuando le llegue el turno al estado de Paraíba.

Bella casa a la venta. Amo que hayan plantas y árboles.
Las dunas, los molinos y el sol. Cámara del iPhone 12 mini. (31/10/2021)
Igreja de Nossa Senhora do Rosário dos Homens Brancos construída en 1714. Cámara del iPhone 12 mini. (01/11/2021)

…abriendo Fortaleza

A la capital fui en dos oportunidades. Ambas brevísimas. La primera solo para pasar una noche y regresar a la mañana siguiente a Natal. Llovió durante todo el día. Solo pude conocer un bar, bastante popular entre los universitarios: Na Toca do Coelho. Es acogedor y la dueña un amor. Sus caipirinhas son de primera y hasta manejan un grupo de whatsapp con los clientes más frecuentes. Este fue el único selfie que tomaron:

Selfie time acompañado. Algo inusual pero cálido en mis viajes dentro del estado. Cámara del iPhone SE. (19/01/2021)

La segunda vez regresé a Fortaleza para hacer un trámite del banco peruano y el cónsul más cercano (desde RN) estaba en Ceará (CE). Súper recomiendo el Aloha Hostel. Está a unos pasos de la Praia de Iracema y es bastante popular entre los turistas. Su orla es hermosa y la playa es tranquila. No tengo la percepción de que la ciudad sea peligrosa pero, por supuesto, siempre hay que ser cautos.

Un punto turístico es la estatua de Iracema Guardiã, inaugurada en 1996. Es una coincidencia que justo hoy martes 3 de mayo del 2022 el monumento se haya caído y roto. El suceso fue registrado por una cámara de seguridad, el área ya ha sido isolada y el prefecto anunció que están tomando las medidas necesarias para su restauración. La última vez que pasó por una fue hace diez años.

Iracema Guardiã, estatua que fue restaurada hace 10 años se cayó hoy durante la tarde.
El desastre de hoy. Iracema cayó sola.
🧵 sobre la historia del personaje en Twitter.

Quizá y juego de supersticioso pero no puedo dejar de pensar en cómo en este artículo hablo de la soledad y de un estado en el que la sentí más latente y curiosamente hoy, cae la guardiana al suelo y en el video no se registra gente cerca, solo un cachorro. El personaje cayó estando solo. ¿Poético? Sí. ¿Profético? Espero que no.

Los viajes te enseñan a descubrirte, como un todo, como parte de algo, pero también como un ser solo, también como un “uno”. Me gusta pensar que esa soledad existe para valorar más las conexiones cuando aparecen. Pero insisto en que toda soledad es una oportunidad para mirar desde adentro. Sin miedo. Sin querer huir. Resuena en mi cabeza la frase de Otávio en la película Teus olhos meus:

Los otros van y vienen a nuestra vida. Así como las olas van y vienen por ese mar. Ellas vienen y se deshacen así como las personas que desaparecen de nuestra vida. Pero el mar, cuanto más profundo vayas, es más solitario, más quieto, más silencioso está. ¡Hay que ser inmenso para saber estar solo!

Y en honor a esa soledad, que desde Lima abrazo con recelo, olvidando todo lo que aprendí viajando, dejo el registro de otras dos playas fortalecenses con su máximo representante: El mar. Eso es lo que me enseñaron Jericocoara, Fortaleza y Canoa Quebrada. Y se lo debo a Ceará. Quizá valga la pena regresar para aprender a estar solo. Hackear la soledad. Y alcanzar la inmensidad.

Praia do Náutico. Mi primer día de sol en Fortaleza. Cámara del iPhone 12 mini. (19/07/2021)
Praia do Futuro. Esa pelotita blanca arriba a la derecha es la luna. Cámara del iPhone 12 mini. (21/07/2021)

Tem que ser imenso pra saber ser sozinho!

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Diego Rodrigo

Me encuentro cumpliendo un sueño: recorrer los 27 territorios del Brasil. Aquí hay algunos textos de este hermoso viaje.