Florianópolis: soñada, surcada y amada
Durante una de mis primeras navidades la tía Nena me dio uno de los mejores regalos que alguna vez en mi vida he podido recibir: un cassette de Nintendo de un juego llamado StarTropics. La entrega, producida en 1990, relataba la historia de un adolescente llamado Mike, que viaja para visitar a su tío Steven desde la lluviosa y nublada Seattle hasta el pueblo ficcional de Coralcola ubicado en la Isla C, en los mares del sur del Pacífico.
Al llegar a Coralcola, Mike se entera a través del chief del pueblo que su tío, el Dr. Jones, había sido abducido por extraterrestres. Y empieza su aventura: usando un yo-yo como ítem el joven se pierde en los trópicos para luchar con monstruos, animales, descubrir pasajes secretos, salvar delfines y sobre todo, ¡encontrar al tío Steven! La trama de la historia me encantó, pero fue la portada del cassette lo que atrapó mi corazón: una estrella fugaz, palmeras y una isla. Por varias horas podía irme de Lima y tener como escenario un lugar cubierto por agua y no necesitaba nada más. En aquel entonces no lo entendía pero ese era el sueño de conocer todo el Brasil susurrándome al oído. ¿O a los ojos?
Creo que el hecho de saber que el estado de Santa Catarina se encuentra dentro de una isla y que a Florianópolis se le conoce como la “isla de la magia” hicieron que la idea de conocer esta ciudad se tornara más entrañable. Era yo encontrándome con el escenario de mi infancia. Con ese lugar al que escapaba del gris de Lima para enfrentar monstruos, coleccionar estrellas y corazones y salvar al tío Steven (pero nunca pasé el juego). En fin, hay un feeling único y extraordinario en soñarte en un lugar y finalmente estar allí. La materialización de esta isla en particular fue algo que Floripa me dio. Durante la última semana del año 2018. Mi sexto viaje a Brasil. Mi cierre con la región sureña.
La isla tiene un poco más de medio millón de habitantes y se encuentra rankeada como una de las ciudades con mejor calidad de vida en el país. Y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo lo avala. Este fue un viaje peculiar. Llegué en bus desde Porto Alegre (unas seis horas o quizá un poco más) y encontré algunos amigos de la universidad, que fueron llegando de a pocos. Me ilusionaba pasar año nuevo con ellos y compartir mi amor por Brasil.
Barra da Lagoa a.k.a. Coralcola 🌴
Nos hospedamos en un lugar que ya no existe más llamado Iguana Beach Hostel ubicado dentro de un distrito turístico chamado Barra da Lagoa. Recuerdo perfectamente un largo puente azul y debajo de él un canal. Se trata de un río que conecta la Lagoa da Conceição al océano. Se puede pescar allí, también nadar y hacer kayak. En las verdes montañas hay casitas y hostales. El lugar simplemente es una belleza por donde se le vea.
Luz y yo fuimos los primeros en llegar. Con ella fui a una noche de forró en el Bar de Raíz (se encuentra fuera de Barra, en la Praia da Joaquina), fui por primera vez a las Piscinas Naturais a las que se llegan haciendo una microexcursión (caminar y subir un par de piedras durante unos diez minutos) y conocimos la Prainha, una playa pequeñita que estaba justo entre dichas piscinas y nuestro hostel, a solo cinco minutos caminando. Eso me enamoró del lugar, el hecho de que todo o casi todo se encontrara caminando. Te daba una noción de cercanía y familiaridad. Eras un isleño más.
Nuestro hostel se hallaba justo terminando (¿o comenzando?) el puente azul. Ah, y también hicimos kayak. Me parece que el alquiler del equipo es entre 30 o 50 reales durante todo el día. Vale la pena y se siente el ejercicio en todos los brazos. Volvería solo para hacer kayak, cansa mucho pero ese cansancio rico y convertir tu cuerpo en una máquina con la que te desplazas es fantástico. Y lo dice alguien que no está nada orientado al deporte ni a la productividad.
Y solo para hacer un recuento de cuántas navidades he pasado en Brasil hasta ahora:
- Vitória 2016
- Florianópolis 2018
- Natal 2020
- Salvador de Bahía 2021 (¡hoy!)
Florianópolis a.k.a. Cordonópolis 🇦🇷
Nunca he ido a su país pero en este viaje descubrí que Floripa era un punto de encuentro favorito entre los argentinos. Habían muchos (muuuuchos) voluntariando en Iguana. Algunos emparejados, otros no. Y me encanté por un acento en particular: el cordobés. Ese acento refleja exactamente el espíritu de cómo son: despiertos, eléctricos, alegres, tiernos, divertidos, hilarantes, dispersos. Claro, conocer a alguien en un viaje es una versión reducida de cómo son en la vida pero hay un encanto incrustado en el ADN cordobés que es innegable. Casi cuatro años después lo sigo comprobando.
Nakedlandia a.k.a. Praia da Galheta🍪
Ronaldinho, uno de los voluntarios del Iguana Beach Hostel nos guió por una de las trilhas más lindas que tiene Floripa, subimos por entre la floresta y divisamos una vista panorámica de la ciudad. Durante cerca de una hora caminamos hasta pasar por dos playas emblemáticas: Mole, que es bastante gay friendly. Y la legendaria Praia de Galheta, que en mi cabeza traducía como “Galleta” aunque en realidad esa palabra en portugués sería biscoito. ¡La playa es nudista! No es obligatorio desnudarte pero sí, prepárate para una feria de partes humanas. Y el mar a veces puede convertirse en un Tinder live cuyas olas te traen matches. A mí me pasó.
Aquí la trilha dividida en partes:
Ex Iguana Beach Hostel a.k.a. Mahalo ☕
Me apena pensar que un hostel tan súper bien localizado, que tenía unos tres pisos, varios cuartos, una terraza con vista de Barra da Lagoa, una piscina y varios voluntarios súper buena onda se reinventó y convirtió en una cafetería y crepería (¿se llama así a los lugares donde venden crepes?) pero ciertos lugares (así como algunas personas) son momentáneos. A Iguana le agradezco habernos recibido por cerca de una semanita la primera vez (para el réveillon 2019). Y en mi retorno en marzo de ese año por una semana más. Esa segunda vez estuve en un cuarto privativo por el precio de un cuarto compartilhado. ¡Grande, Chesman!
Réveillon 2019 a.k.a. mi tercer año nuevo en BR
Solo conocí este término francés estando en Brasil. Aparentemente hacía alusión a una especie de cena para recibir el año nuevo, pero actualmente se refiere a la celebración que acontece la noche del 31 para adentrarnos en el nuevo año. No lo había notado hasta entonces pero ese fue el tercer réveillon que celebré en mi lugar favorito del mundo. Y dentro de unos días ya serán cinco:
- Salvador de Bahía 2015
- Curitiba 2017
- Florianópolis 2019
- Jericoacoara 2021
- Jalapão 2022
Otras tradiciones de año nuevo incluyen dar ofrendas a Iemanjá, la diosa del mar. Se arrojan flores blancas al océano, y botes pequeñitos con ofrendas se dejan en el agua. Estas ofrendas pueden ser joyas, espejos o velas. Otro rito que personalmente me encanta es el del salto de las siete olas, por cada ola saltada pides un deseo. Solo lo hice en la Praia do Farol da Barra, curiosamente escribo estas líneas desde allí. Ahora mismo. Comer cositas vinculadas a la abundancia también es tradicional. Bienvenidas sean las lentejas, uvas y la garrapiñada.
Turtle Lovers a.k.a. Projeto Tamar 🐢
Hablé de este lindo proyecto por primera vez en el segundo artículo que escribí del viaje a Bahía en el año 2015. Y visitar Tamar se convirtió en una especie de tradición en mis viajes al Brasil. Me gusta porque viendo todo en retrospectiva me doy cuenta de que algunas tradiciones se han ido dando sin planearlo. Pasar 4 navidades, 5 año nuevos y 4 visitas tortugueras, estas últimas se dieron en:
- Praia do Forte 2014
- Vitória 2017
- Florianópolis 2019
- Aracajú 2021
Y aquí dejo un registro similar al de los años anteriores. Mi favorito sigue siendo el de Espírito Santo por lo significativo que fue ver cómo la tortuga que cuidaron volvió solita al océano. El video está en el artículo de Vitória pero también dejo el link aquí.
Esa tarde dio para ver el atardecer frente a un farol muy lindo ubicado al lado de la playa principal de Barra da Lagoa. Ese lugar en particular es muy especial para mí porque siento que fue donde Katy y yo nos hicimos amigos. Hablamos de nuestros sueños, de la experiencia de viajar juntos sin conocernos tanto, de algunos descubrimientos dentro de Floripa. Y prometimos volver. Aún no lo hacemos pero seguimos siendo muy amigos. Independientemente del tiempo y la distancia. ¡Te quiero, Katyzinha!
El viaje se cerró así. Me fui de Floripa amando Argentina sin siquiera haber ido, aficionado a los sushi bares que habían en distintas callecitas, adorando las trilhas de las Piscinas Naturais, Mole y Galheta y experimentando lo que era viajar con un grupo grande de amigos. Nunca antes lo había hecho y eso, en definitiva, hizo del viaje algo especial. ¡Gracias a todos por haber formado parte de él!
Floripa part 2 a.k.a. Brazil part 7️⃣
Y sí, volví una sétima vez, apenas ocho semanas después (lo que dura el ciclo de verano en la universidad). Esa vez volví a viajar por tres semanas, comenzando el viaje en São Paulo, donde pasé mi primer y único carnaval (gracias, COVID). Luego me fui a Campo Grande, la capital de Mato Grosso do Sul y mi primera visita en la región centro-oeste. Y cerré el viaje quedándome unos diez días en Barra. Aquí un poco de lo viejo, lo lindo y lo nuevo, que hizo de todas maneras de él un viaje memorable:
Campeche a.k.a. de paseo con Juani y Lu 🌈
No llegamos a ir a la Isla de Campeche pero pasamos una tarde en la playita que queda frente a dicha ilha. A Luciana solo la conocí en este segundo viaje a Floripa, no la conocí antes pero Juani sí. Los dos viven en Córdoba y son grandes amigos. Con Juani pude conectar mucho más en esta oportunidad. Y con Lu aprendí un poco más sobre los signos y los elementos. Ella siguió su viaje por Bahía, Juani se quedó en Floripa y tiempo después volvieron a Argentina.
El día arrancó caminando por unas calles con graffitis con mensajes poderosos. Y cerramos con la playita. Seguí reconfirmando que hay algo muy lindo en la energía de los cordobeses. Y no es solo ese acento que endulza el oído.
Santo Antonio de Lisboa a.k.a. caminando con Lu 🇵🇹
Hicimos un paseo más con Lu. Conocimos Santo Antonio de Lisboa, un barrio antiguo y pintoresco con harta influencia portuguesa, situado en la región noroeste de la isla. Pasamos el día envueltos en color y amor. Y nos dimos una escapadita por solo unos minutos a la Praia da Daniela. Aquí algunos registros de ese día:
Florianópolis a.k.a. Magic Island 🌠
Volver fue lindo. Compruebo al escribir estas líneas y volver a ver estas fotos y videos que esta ciudad es una de las más bellas de todo el Brasil y definitivamente la carta de presentación de la región sureña. Me llevo en el recuerdo esas playas hermosas, las trilhas y paseos a lugares llenos de color y vida, las noches de guitarra, la risa de los cordobeses y todo ese encanto que hace que Floripa sea, de fato, la isla de la magia.
Don’t despair, Mike! Under the Southern Cross, anything is possible!