El Cádiz de Álvaro Cervera
Osasuna arranca este sábado una temporada especial, la del Centenario, y lo hace en Primera División visitando al Cádiz, que ha regresado a Primera División 15 años después y lo ha hecho de la mano de Álvaro Cervera, que ha sabido incultar su estilo en ‘la tacita de plata’ para llegar a formar uno de esos equipos “de autor”. Nacido en Malabo (Guinea Ecuatorial), Cervera, que se considera cántabro, aterrizó en Cádiz en 2016 cuando el equipo militaba en Segunda División B y en cuatro años lo ha situado en la élite del fútbol nacional.
La temporada pasada el Cádiz fue uno de los equipos más regulares de Segunda División, puesto que durante las 42 jornadas que duró la liga regular, el cuadro gaditano no salió de las posiciones de ascenso directo y desde un primer momento se postuló como un claro candidato al ascenso llegando a liderar durante numerosas jornadas la clasificación, a pesar de que en la última jornada el Huesca le arrebató la condición de campeón de la categoría de plata. ¿Cómo lo hizo?
Álvaro Cervera tiende a emplear dos sistemas de juego con jugadores que se pueden desempeñar en diferentes posiciones, si las necesidades del partido requieren cambiar del 4–2–3–1 (el dibujo más utilizado por el preparador cántabro) al 4–4–2 o viceversa.
La máxima por la que se rige este Cádiz de Cervera, por muy tópico que pueda llegar a parecer, es crecer a partir de una buena defensa. Es por ello por lo que en las últimas campañas, el equipo gaditano ha sido uno de los que menos goles ha concedido, llegando a ser su portero, Alberto Cifuentes, el Zamora en la campaña 2017/2018.
Sin balón, el conjunto de Cervera defiende en bloque bajo, formado por dos líneas compuestas por un total de 9 jugadores asentados de manera profunda en su campo para cerrar el espacio del carril central, una ventaja, y liberando el espacio del carril lateral, un inconveniente que puede utilizar el equipo rival para sacar ventaja de la situación.
Además, uno de los dos hombres de ataque suele quedarse descolgado junto a la defensa rival, porque suele ser el jugador que recibe el balón en largo para oxigenar la presión en cuanto se recupera la pelota e iniciar rápido la jugada de contragolpe.
Esta misma figura es la que busca el portero en los saques de meta, porque no acostumbra el Cádiz a sacar el balón jugado desde atrás. Por su parte, el otro hombre de ataque restante, es el primero que salta a la presión del equipo rival deshaciendo esa primera línea de cinco centrocampistas que compone el bloque bajo.
En cuanto al ataque, el Cádiz ha empleado una fórmula por la cual sus laterales abarcan todo el largo de la banda y son piezas importantes en labores ofensivas, permitiéndole al Cádiz manejar dos variantes que suele alternar. En la primera de ellas, los extremos se meten hacia dentro en diagonal, dejando el carril a los laterales para que ellos les doblen y sirvan como una opción de pase. Y en la segunda, cuando el extremo juega por fuera, el lateral acompaña el movimiento, guardándole la espalda en caso de que sea necesario retrasar el balón para buscar otra vía.
La ventaja de llevar al equipo tan arriba es que en el caso de perder la pelota, el equipo puede armar rápido la presión para recuperar el control del juego. Sin embargo, el espacio entre los centrales y el portero puede jugarle una mala pasada a la hora de hacer la transición ataque-defensa si el rival le coge la espalda al contragolpe.
Otro punto a destacar del Cádiz es el bloque medio del equipo. La función principal de este sistema es impedir al rival una circulación del balón con fluidez. De esta manera invita al rival a buscar el pase largo o el envío a la banda, haciendo imposible la circulación interior.
El último punto a destacar son las jugadas a balón parado. El Cádiz es un equipo que tiene jugadores que van bien por arriba y acumula argumentos en las jugadas ABP. A pesar de las variantes que maneja la pizarra de Álvaro Cervera, la más utilizada es la comúnmente conocida como ‘el trenecito’. Un par de jugadores cubren la zona de primer y segundo palo, y el resto se preparan en fila uno detrás de otro. La ubicación de cada jugador corresponde con una función diferente: bloqueo, desmarcarse y rematar. Como hace cada equipo, también dispone de un jugador en la zona de rechace.
Este es el Cádiz de Álvaro Cervera, un equipo que juega directo, y que es sólido y generoso en defensa, que ha regresado a la Primera División con la idea de quedarse, un reto complicado, pero que ya se ha visto que no es imposible.
