Scalabrini Ortiz

Crisis de Identidad

Dino Buzzi
3 min readSep 30, 2014

Entra al departamento, se sienta en una silla y espera. Llegó temprano, fueron solo unas cuadritas hasta Palermo Freud. Ansiosa, observa las paredes cubiertas de cuadros y litografías de buen gusto, deteniéndose en el cuasi-reglamentario retrato del barbado ídolo del barrio.
Finalmente, llega la hora de su turno. Pasa al consultorio, y, tras las inocuas charlas iniciales de rigor, va directamente al grano:

-Doctor, ya no sé quién soy
-Bueno, una afirmación potente, no cualquiera arranca así…Y eso que viene hace poco eh ¿Cómo es eso? Cuénteme más al respecto…
-Eso, como suena. Disculpe que sea tan directa. Sé que la terapia tiene otros tiempos, otros modos, y decir semejantes cosas parece trillado, casi superficial, pero estoy desesperada: Fui un camino de tierra, después una avenida con pretensiones. Me pusieron nombre Inglés. Después pasé a homenajear a un intelectual complejo y polifacético durante varios años, hasta que los militares me volvieron a poner mi viejo nombre. Y al final, de vuelta al anterior. En el medio de todo esto, me surgieron negocios de comida árabe, un par de boliches, me creció un barrio cool al lado y ahora me están llenando de torrecitas medio pelo. Tengo miedo de perder la cabeza doctor…
-Claro, claro, entiendo… ¿Y desde cuándo se siente de este modo? ¿Siempre fue así?
-Mire, ya no lo sé…yo creo que fue en algún momento entre volver a ser Scalabrini Ortiz y todo este asunto de Palermo. ¿Sabe lo que es vivir así? Pensar que yo supe ser una avenida tranquila, sobria, hasta interesante en cierto punto… Ahora estoy confundida, perdida. Siento que no sirvo para nada.
-Me imagino, me imagino. ¿Y cómo le gustaría ser? ¿Añora los viejos tiempos? ¿Quiere consolidarse en algo de eso que me contó? No me tiene que contestar ahora mismo eh, piénselo…vayamos de a poco con este asunto…
-Y…a veces pienso que estaría bueno que me terminen de llenar de torres y listo. Que me revienten de edificios falopa hasta que nadie se acuerde de cómo fui. Otros días, cuando siento el olorcito a shawarma que viene de Armenia, me dan ganas de ser ella, de cambiar lugares. Estoy con la autoestima baja, claramente. A tal punto que hasta me dan ganas de que me hagan un subte, ese que suena a utopía…La línea I, ¿Leyó la noticia en el diario? Y eso que duele un subte eh, Corrientes todavía se está quejando… Pero todo con tal de tener algo que me defina, que me distinga definitivamente… Si por lo menos todo en mí fuese como en la zona de Libertador, los parques, el Botánico cerca…
-Interesante, interesante. Bueno, se nos está por acabar el tiempo. Tenemos que ir cerrando por hoy.

Se seca los ojos con un pañuelito blanco que tenía celosamente guardado en la cartera. Conversan unos minutos más y se despiden.
Baja a la calle, el sol bravo del mediodía le achina los ojos. Camina relajada, tanta queja le hizo bien. La gente va y viene, los autos bocinean: la vida sigue su rumbo, después de todo. A lo lejos, escucha a una señora que le habla a un canillita.¨ Disculpe, ¿A cuantas estoy de Canin´?¨ Un escalofrío la recorre entera, de Libertador hasta el final, y siente como la amargura se posa sobre ella nuevamente.

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