Buen gusto y clasismo

David Diosdado
3 min readOct 12, 2017

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Femmale Trouble, John Waters, 1974

Se toma al buen gusto como un una cualidad cuasi mágica, como si sólo ciertos ‘elegidos’ lo poseyeran. Una especie de super poder que permite a la retina o al oído de quienes lo poseen separar ‘lo bueno de lo malo’, ¿pero qué es o que define algo como bueno o malo?.

Mucho de lo que actualmente consideramos como de buen gusto previamente fue considerado de mal gusto: el colorido de David LaChapelle, las pinturas impresionistas, el arte de las vanguardias, la nula preparación académica de muchos músicos de rock, la música noise, el sampling, ciertas combinaciones de colores y materiales, etc.

Esto es por un proceso en el que las expresiones culturales van pasando por distintos sectores de la sociedad. En el momento en que ciertas características de estas expresiones son asimiladas por alguna autoridad cultural o por la clase alta, estas comienzan a ser consideradas como buen gusto.

También hay que tomar en cuenta que el buen gusto depende por completo del contexto en el que se presenta la expresión cultural. Algunos ejemplos:

  • En el gusto culinario, un sabor dulce al lado de un sabor salado puede ser muy placentero. Un platillo específico servido después de otro puede ser desagradable, mientras que acompañado de otro puede ser muy apreciado. En distintos tipos de reuniones se sirven distintos tipos de bebidas, etc.
  • En occidente tendemos a ver las esculturas policromadas como de mal gusto, esto debido a que somos herederos de la antigüedad clásica de la que conocimos esculturas en mármol sin sus colorido original.
  • Cuando nosotros, occidentales escuchamos música microtonal o no occidental, esta tiende a sonarnos mal, desafinada o rara. No estamos acostumbrados a escuchar música fuera del sistema de 12 notas.

Si no nos encontramos familiarizados con el contexto en el que se generó una expresión cultural, lo más probable es que la rechacemos y digamos que es mala.

Estatua de Augusto de Prima Porta y una reproducción de la misma con los colores que pudo haber tenido originalmente

Cuando nos referimos al buen gusto de una persona, nos referimos por lo general a 2 posibilidades:

  1. La persona tiene un gusto afín al nuestro:
    Puedo decir que alguien tiene buen gusto porque le gustan las mismas películas Clase B que a mi, aunque en otro contexto las películas Clase B son de pésimo gusto.
  2. A la persona le gustan cosas que consideramos ‘elevadas’, independientemente de que nos gusten o no:
    Alguien puede decir que tengo un excelente gusto en cine porque me gusta Fellini, y esa misma persona puede morir de aburrimiento con
Pieza microtonal del compositor Alois Hába

El gusto, se obtiene de una manera casi por completo accidental. Si nos gusta cierto tipo de música, cine, decoración, etc., es por el entorno en el que hemos vivido: si escuchas música clásica o reggaetón no es porque seas más o menos inteligente que los demás, es porque en algún momento tuviste contacto con ese tipo de música a través de amigos, familiares o conocidos, y algo de ella te llamó la atención, además de que ese algo pudo haber sido completamente ajeno a la música per se: te encantó una portada, te dijeron que era ‘cool’ escuchar música clásica y querías ser ‘cool’, te gustó la forma de un instrumento, un interés romántico te dedicó una canción, etc.

Tendemos a utilizar el gusto como una forma de descalificar a las cosas y a las personas cuando el buen gusto no es algo absoluto, sólo hay contextos en los que las características de las expresiones culturales son percibidas de una manera distinta.

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David Diosdado

Pintor (http://david-diosdado.com), publicista/developer (http://trigger.mx), y diseñador industrial. Opiniones e intereses impopulares.