Marta
2 min readDec 6, 2023

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“¿Quién eres?” Seguramente muchos de nosotros nos hemos hecho esta pregunta alguna vez, o incluso nos la ha preguntado otra persona a lo largo de nuestra vida. Cuando respondemos a esta pregunta solemos decir nuestro nombre, nuestros intereses, rasgos de nuestra personalidad, profesión, biografía… En añadido, podemos contar una historia o alguna descripción de nosotros mismos. En estas narraciones el protagonista, es siempre “Yo”.

Desde mi punto de vista, no existe un “Yo” único, entendido como una unidad, sino una indefinida cantidad de “Yoes” que se enfrentan a distintas situaciones y circunstancias de nuestra vida. Ante diversos contextos, un mismo individuo puede percibirse de diferentes maneras, por ejemplo:

Yo en la universidad: me siento insegura ya que no confío en mis cualidades ni en mis conocimientos. Intento aparentar seguridad, sin que se note demasiado que en realidad siento un gran estrés. Pregunto mis dudas a mis compañeros de clase que creo que son más inteligentes.

Yo de fiesta: me gusta pasarlo bien, beber y socializar. Me encanta bailar y llegar a casa bien entrada la mañana.

Yo con mis padres: soy buena hija, obediente y respetuosa. Sin embargo, siento que en el año en el cual se divorciaron me faltó cariño por parte de ambos, y eso es algo que siempre les recriminaré.

Yo como persona responsable: tengo que pensar en mi futuro y en las metas que quiero conseguir.

Todas estas descripciones podrían ser perfectamente de cuatro personas diferentes. A veces, incluso, pueden presentar conflictos, dándose narraciones contradictorias en las que se presente una fuerte disonancia entre lo que narra y lo que realmente ocurre. Es más, pueden existir “Yoes futuros”, es decir, lo que querríamos ser. Que, al igual que antes, pueden presentar disconformidad entre lo que creeríamos que debiéramos ser y lo que realmente creemos que somos.

Como conclusión podríamos decir que somos narradores, y que nuestros “Yoes narrativos” compiten entre ellos para ver quién “cuenta la mejor historia”, adueñándose así de nuestra conducta y de la situación. El tener un diverso número de narraciones hará que seamos más adaptativos, ya que sabremos cómo reaccionar ante los entornos cambiantes de la vida. Existe la necesidad de que un “Yo” sea el que mayoritariamente tome el control, actuando con un mismo estilo y de una misma manera. Me hace pensar que somos personas que nos perdemos en la amplia pluralidad de las cosas, siendo nuestra prioridad simplificar, y es por ello que nos surge la necesidad de pensar que solo existe un solo “Yo”.

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