Vida y Muerte

Eduende
7 min readDec 16, 2022

Conceptos y representaciones.

La constitución (las partes distinguibles de lo que ya esta conformado de los modos como funciona) y la construcción (Aquello pasible de transformaciones, que se agregan o se quitan de aquello constituido) de lo común en las actuales disputas de poder, privilegios y desigualdades y en los discursos, relatos y narrativas que expresan o esconden los conflictos y las tensiones del presente, o los explican a conveniencia de parte, se manifiestan en diversas dimensiones y de modo distintos a como se expresaban en otros tiempos.

Si bien no son tensiones o conflictos nuevos, mas bien son propios de la historia de la humanidad, la experiencia acumulada permite una conciencia mayor respecto a como históricamente o se resolvieron o produjeron escenarios de guerra, muertes y barbaries contrarias a la convivencia y a la intención de “acordar” soluciones desde propuestas de inclusión, de justicia, de democracia deliberativa y de encontrar “racionalidad” en las propuestas para minimizar las soluciones violentas que solo se resuelven con el sometimiento y esclavitud o la muerte de aquellos que proponen otras formas, otro tipo de relación social y de acuerdos comunes para la convivencia.

Hay dos dimensiones en las cuales se asienta todo intento racional … el del conocimiento y el de las opciones y elecciones que dependen de la capacidad que el uso de la razón consciente permite formular como posibilidades a partir del conocimiento. Ambos aspectos son igualmente individuales que sociales, en tanto y en cuanto unos determinan los otros de modos recíprocos. Si competitivos, formularemos las relaciones en términos de ganar o perder, si mas solidarios y predispuestos a acuerdos aunque ello signifique alguna pérdida en lo personal o en el interés de grupo, clase o privilegio, y esto es igualmente entre personas que entre grupos o actores colectivos que representan intereses comunes en instituciones, organizaciones o simples opciones ideológicas o elecciones de como se desea vivir.

Como sea que se piense, todo esta circunscripto y enmarcado en el limite que la muerte supone a la vida individual y de como se percibe lo común en tanto parte o trascendencia de esa limitación individual ya en los hijos, en la historia común de los humanos, y en los procesos de conciencia colectiva, de conocimiento humano, de los procesos que histórico van signando las vida de las comunidades y de las personas que las integran.

Hay tanto fuera como dentro. Tanto por descubrir como tanto lo ya descubierto, lo conocido. Tanta vida, y tanta muerte como ese final común que le da sentido a la vida o ese final inesperado, porque se ha vivido como si la vida no tuviese final o porque ese final lo han anticipado otros, que siguen viviendo con la muerte como “emblema” y “causa” de su propio perdurar, que no es vivir en tanto imposible la vida en quién la desprecia.

El valor de la vida radica y reside en parte en ese conocimiento de la muerte final que nos enfrenta al sentido. El valor que le asignemos tendrá relación directa con los modos en que pensemos y nos pensemos tanto en la vida como en la muerte, ambas certezas, ambas parte de lo conocido, en algunos negado y temerosamente olvidado, en otros horizonte de certeza que da sentido en lo común, y en que el único valor real de la existencia está en lo que como conciencia habremos sabido transmitir a quienes vivieron con uno y a quienes nos seguirán en la vida, una ves que hayamos terminado el propio recorrido.

La vida que nos imbuye y de la cual emergemos. La vida como recipiente y como exteriorización de la experiencia en un cuerpo material. La vida como trascendencia en el común y en la memoria, como muerte de la muerte en el legado, aunque muchas veces negado … la planta que perdió el conocimiento de haber sido semilla … o la conciencia vital de saber de donde se ha venido como condición indispensable para entender y decidir en el camino y terminar siendo faro, luz para los que seguirán viviendo cuándo uno ya se haya ido …

He aquí lo humano: la conciencia de estar sintiendo … estando siendo en un tiempo y un espacio finito, que nos permite trascender como consciencia eso limitado, que en el cuerpo, es vida y experiencia material, que en la memoria, historia y expansión de la conciencia, en el decir, relato que nos nombra aún cuándo nuestros huesos ya sean parte del todo original del que emergemos, de igual modo que fuimos nombrados desde antes de nacer en el deseo de las madres y padres que nos engendraron.

En el lenguaje, somos. En la conciencia definimos en acción, palabra y pensamiento eso que somos (humanos) y eso que soy (yo) en aquello que decimos que somos …, ya ego, ya parte de una relación indisoluble con todo aquello que podemos distinguir y en lo que reconocemos lo propio de lo ajeno, distingo “me” yo. En la inconsciencia … la vida es caos e inexistencia en tanto desaparece el registro consciente y racional de nuestro paso por la vida, pero se manifiesta aquello que universal e informe, me conecta con ese todo imbuido del cual emerjo.

Mis pensamientos, en esa estructura que no es mía, la del lenguaje, en esos sistemas que no me son propios en cuanto a creación o elección sino que nacen conmigo, forman parte, el idioma, la cultura, las cosmovisiones, las filosofías que subyacen como señales y directivas que nos legaron y sobre las cuales producimos las propias. Se es lo que se decide con lo que se ha recibido. Se es vida si se valora la vida. Se es muerte si se alimenta el miedo en las máquinas de muerte que producen muerte en lugar de dignificar y dar sentido a la vida.

Las representaciones en los pensamientos, los recursos del discurso y el relato, son la posibilidad misma de lo “humano” de “humanizar” territorios habitados y espacios ocupados, redes tejidas tangibles e intangibles como las “telas de araña” que en ocasiones constituyen fuertes entretejidos y en otros sutiles hilos imperceptibles … Puentes visibles y materiales o pasos escondidos en frondosos bosques que lo ocultan. Ríos que se secan y permiten pasar al otro lado o aquellos que caudalosos y hondos impiden desplazarse a la otra orilla.

La realidad nos devuelve la representación posible en los sentidos y la razón de humanizar lo imposible … el conocimiento de la vida que nos anima … el resultado de inventados mecanismos que justifican nuestras relaciones y como valoramos o percibimos, nos emocionamos o no, nos condolemos o simplemente pasamos insensibles frente al dolor de otros, participamos de la nefasta máquinaria de la muerte que en el temor a eso que desconocemos nos somete a valorar mas la muerte que la vida.

Toda vez que perdurar no es vivir, sino en la opción vital que elige sobrevivir, subsistir aún esclavo de nuestros propios miedos, en lugar de elegir la vida. Vivir la vida dignamente y en plenitud, sabiendo que es la muerte final común y no objeto de temor, sino mas bien, señal que nos anima a vivir de modos dignos las relaciones vitales que constituyen la humana experiencia colectiva, común en tanto imposible haber nacido sin dos que se han deseado y aunque a veces inconscientemente nos han deseado desde el momento mismo en que somos concebidos.

Los conceptos y sus representaciones humanizan la experiencia en la medida que usamos la razón para alimentar la conciencia humana y el conocimiento que acumula tales experiencias. No se “tiene” razón, sino que simplemente usamos la “razón” cuándo el “yo” se sabe parte y no “ego”.

El “ego” no es razón, ni es conciencia, por el contrario, es relato que encubre el miedo … a la muerte, a perder, al otro, a saberse nada solo, y a saber que, aún y pudiendo forzar a otros a “acompañarnos”, en el esfuerzo alimentamos muerte y no vida toda vez que es el miedo el que tales conductas anima, sostiene, permite, puede …

La vida no puede. La vida no es poder. La vida emerge, surge, nace … en inmisión de otredad … en una constitución particular de elementos comunes. En una expresión singular y única de un universo plural y diverso que nos imbuye y del cual emergemos a la conciencia común con conciencia propia. Una conciencia propia imposible sin esa conciencia común de la cual emergemos y de donde nos nutrimos para asemejarnos y distinguirnos, para entender que nos es propio y que ajeno, para elegir y decidir que soy o que dejo de ser, que elijo y que desdeño … si es por miedo, muerto en vida, si es por la conciencia vital que anima la experiencia de saberse parte no habrá temor en tanto siempre habrá otros para mi y solo le doy sentido a mis decisiones como forma de vivir mi parte para otros … y aún cuándo la muerte, venga inesperada por el poder de otros y el temor de otros que alimentan la maquina de muerte, elijo la vida aún al precio de perderla, sin miedos, con la conciencia despierta sabiendo que todas y cada una de mis decisiones afectarán a otros y alimentaran miedos o conciencias. Elijo la vida y alimentarla en la conciencia … otros dirán cuando no este, cuánto he vivido.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack

Diciembre de 2022

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