INVESTIGACIÓN| Gritos y silencios en la dictadura: el diario Río Negro (parte V)

¿Lo pendular como política editorial?

Ema Gimenez
4 min readOct 15, 2017

Indagando la relación del diario patagónico con la política liberal implantada por José Alfredo Martínez de Hoz y el genocidio que bautizó al gobierno militar como la dictadura más sangrienta de la historia moderna argentina, se pueden encontrar análisis periodísticos que sostienen que el medio, como tantos otros, mantuvieron una mirada pendular de lo que estaba pasando en aquellos años.

Esa mirada es la afirmación de que el diario apoyó el reclamo de los organismos de derechos humanos que denunciaban las desapariciones y secuestros de personas, y a su vez, como un péndulo que va de un extremo a otro, se posicionó a favor la política económica de aquel entonces mediante editoriales y artículos de opinión.

perfil de Fabian Bergero (fuente, redes sociales)

En un trabajo de investigación titulado “El sinuoso derrotero editorial del diario más influyente del Comahue” [1], el periodista y docente Fabián Bergero busca verificar en los hechos esta versión analizando ediciones del diario Río Negro desde el 1 de marzo de 1976 hasta el 12 de marzo del 1981, fecha en que renuncia el Ministro de Economía y que muchos coinciden que con ese hecho político culminó la primera etapa del autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”.

Para Bergero

“el medio no estuvo en contra del golpe desde el principio. Es más: legitimó el asalto alimentando un escenario caótico previo a la irrupción militar; defendió con convicción el golpe de Estado, al que recibió como “el fin de una pesadilla” y lo defendió como un hecho “inevitable” ante una etapa de “populismo” antidemocrático ejercida por el gobierno peronista; eludió en todo momento llamarlo “golpe de Estado; y -ciertamente- se hizo carne de las políticas liberales del ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, aunque con críticas a su implementación”.

Luego sigue en relación a la violación de los derechos humanos:

“Sobre la represión en la región, apenas publicó unas pocas y pequeñas noticias que -aunque daban cuenta de la versión oficial- delataban hechos de secuestros y desapariciones. A partir de 1979, la luna de miel con el régimen fue llegando a su fin. Las notas críticas al gobierno militar y a su política de seguridad iban en aumento. Y la pregunta sobre los desaparecidos, se repetía con insistencia”.

“A partir de 1979, la luna de miel con el régimen fue llegando a su fin”, Fabian Bergero.

De la censura a la complicidad

Un texto producido en la Universidad Nacional de Cuyo “Los medios gráficos durante la última dictadura” 1 sostiene que el gobierno para legitimar su accionar represivo construyó un discurso que remarcaba que el país estaba en una “guerra” contra la subversión y “la penetración marxista en todos los ámbitos de la sociedad” . Ese discurso devino en una complicidad mediática y gubernamental:

A pesar de la complicidad mediática, la Junta Militar estableció pautas en las que se debían basar los medios para transmitir la información: publicar informaciones chequeadas por fuentes y nunca de carácter sensacionalista; no entrar en campos que no son de debate público por el efecto sobre una audiencia que no está educada; prohibir la propaganda subliminal; eliminar la opinión de personas que no están calificadas para dar opinión sobre asuntos de interés público.

El único documento oficial que remite al silencio que envolvió a la prensa argentina nace, el mismo 24 de marzo del 76, es el comunicado Nº 19 de la Junta Militar que establecía penas de 10 años de reclusión “al que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare noticias, comunicados o imágenes con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar la actividad de las Fuerzas Armadas, de seguridad o policiales”.

En la actualidad muchos de los grandes medios de comunicación se aprovechan de años de terrorismo de estado y de vaciamiento del debate político en la sociedad, cuando el mercado pasó a ser el gran regulador de nuestras relaciones sociales para instalar su religión. La verdad de sus palabras también depende de sus fieles.

No obstante, algo muy importante a considerar son los nuevos hábitos de consumo de la información y la producción comunicacional, que ya no encuentran en los medios tradicionales la única institución posible para acudir ante la necesidad informativa. Estas formas de relacionarse virtualmente están transformando o añadiendo nuevas formas de participación ciudadana ante temas considerados sensibles, al menos de acuerdo al lugar que pueden ocupar en la agenda mediática y política.

Entonces, surge con mucha fuerza la posibilidad de expresar ideas y opiniones en plataformas digitales, como las redes sociales. Incluso se han transformado también las rutinas periodísticas, los modos de contar los acontecimientos y la forma en que los medios digitales se relacionan con la audiencia. Allí se juegan los sentidos que circulan en la sociedad. de alguna manera esos medios tradicionales están perdiendo un poco de su poder de persuasión.

Para finalizar e interactuar mejor con esta historia a un nivel más general, este interesante informe televisivo de Telesur en entrevista con el periodista argentino Jorge Repiso sobre el rol que cumplieron los grandes medios de comunicación, como instrumentos de silencio, manipulación informativa respecto al proyecto político y económico de la dictadura militar argentina.

http://multimedia.telesurtv.net

Fuentes

[1] Bergero, F. (2011). El sinuoso derrotero editorial del diario más influyente del Comahue.

[2] disponible en: http://www.uncuyo.edu.ar/los-medios-graficos-durante-la-ultima-dictadura

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Ema Gimenez

Estudiante de Comunicación Social- periodismo popular- amante de la música (@emagim886 )