Mentores: El Eslabón Perdido del Emprendimiento Mexicano

Manuel Morato
7 min readMay 11, 2015

Para leer la segunda parte de este post, el cual se centra más en el lado de la responsabilidad del emprendedor, haz click aquí.

En el mundo de los geeks, el emprendimiento y la tecnología, frecuentemente nos maravillamos ante el establecido y siempre proliferante ecosistema de innovación de Silicon Valley. Tanto así, que obstinadamente hemos buscado replicar sus elementos funcionales, uno por uno, en México y en América Latina.

Siguiendo su ejemplo, gobiernos, organizaciones, empresas y grupos de geeks por igual comenzaron a empujar causas como graduar y formar a más ingenieros en software, establecer una industria de capital de riesgo (venture capital) con sus respectivos inversionistas ángeles e institucionales, organizar eventos de comunidades y networking para que las personas involucradas se conozcan y colaboren, fomentar la creación de nuevos startups o empresas tecnológicas a través de incentivos económicos, aceleradoras, programas de apoyo, etc. Y así hay numerosos otros ejemplos.

El tema, como mucho se ha repetido, es que no es suficiente con replicar esos elementos. La siguiente frase del artículo “The Secret Sauce of Silicon Valley” de James Hong describe bien la idea a la que me refiero:

Outsiders think Silicon Valley is easily replicable because they can put together the money or the engineering talent, but the critical component not easy to replicate is the general accessibility of its successful alumni base and their willingness to help the next wave of entrepreneurs.

¡Eureka! Resulta que no se trata solamente de los ingenieros o del capital o de los eventos de networking, sino de incluir en la fórmula algo mucho más sutil y complicado de emular: una cultura desinteresada de apoyo mutuo y colaboración.

Mentores: el eslabón perdido

Es un tema que ya he rebotado con diferentes buenos amigos que además son miembros activos de la comunidad emprendedora (ya saben, evitando la palabra ecosistema ☺) — si hay un elemento importante de cultura y educación de emprendimiento que hace falta en México (y quizá también en otros países de LatAm) es una red informal pero comprometida de mentores.

En el artículo que mencioné antes, James Hong describe como Steve Jobs tuvo mentores que le ayudaron cuando recién comenzaba su carrera. Para su fortuna, esos mentores eran nada más y nada menos que personas como Robert Noyce o Andy Grove, a quienes se considera como figuras paternas del Silicon Valley actual.

Steve Jobs con su mentor Robert Noyce (co-fundador de Fairchild Semiconductor y posteriormente de Intel) — fuente: http://www.startup-book.com/tag/mentors/

De igual manera, menciona también cómo Mark Zuckerberg se acercó con Marc Andreesen, otra leyenda del emprendimiento tecnológico de la década de 1990. Lo que comenzó como conversaciones cándidas informales de Sensei a discípulo, culminó en que Andreesen acabara formando parte de la mesa directiva de Facebook.

Es entonces cuando intento imaginarme a Carlos Slim o a Ricardo Salinas Pliego o a Raúl Bailleres o alguna otra figura importante del mundo empresarial mexicano, acercándose con Héctor Cárdenas de Conekta o con Paulina Arreola de Lavadero o con Alex Maza de OPI para personalmente apoyarlos compartiendo palabras de sabiduría y experiencia para que puedan aprovecharlas y llevar sus empresas al siguiente nivel.

Y mi mente se queda en blanco, porque no puedo imaginarme a esos señores teniendo la sencillez de tomar en serio a un chavito o chavita emprendedora.

Mentores: los que no vinieron a la fiesta

Muchas veces, lo que un emprendedor necesita para dar un paso significativo hacia adelante no es dinero ni favores, sino más bien la experiencia de alguien que ya vivió esos problemas y esas complicaciones, de alguien que logró vencer obstáculos importantes en el contexto particular mexicano, o de alguien que conoce a esa persona o ese recurso que puede ser de gran ayuda en us objetivos de negocio.

¿Qué le cuesta a un empresario o empresaria exitosa mexicana compartir esos recursos? En términos monetarios, nada, mas que el valor de su tiempo invertido.

Una cultura de apoyo desinteresado, sólo por el afán de hacer algo bueno por alguien.

¿Qué pasaría si emprendedores mexicanos exitosos se tomaran 1, 2 o 3 horas a la semana o al mes para sentarse con un emprendedor o emprendedora joven que está lanzándose por primera vez a construir un negocio por su cuenta?

Seguramente cosas increíblemente interesantes. Para los empresarios exitosos, no hay nada como conocer talento joven y acercarse con ellos y ellas. Quizá acaben siendo un equipo que valga la pena adquirir o atraer hacia otras iniciativas en el futuro. Para los emprendedores primerizos, tampoco hay nada como poder preguntarle directamente a los experimentados cómo resolver los más grandes de sus avalanchas de problemas.

Humildad: el condimento especial

¿Qué hace falta entonces para que estos encuentros puedan suceder en la vida real? Me atrevo a decir que un ingrediente que puede facilitar esto es la humildad y la sencillez. También es sólo decidir hacerlo y ya.

Cuando me ha tocado sentarme a platicar con señores de la generación de mi Papá (baby-boomers y ocasionalmente algún generación X), en ocasiones he sentido que no me toman del todo en serio por mi edad o porque no me visto como ellos o quizá sólo porque estoy chavo.

También los chavitos pueden hacer cosas grandes — fuente: http://news.yahoo.com/snapchat-leak-reveals-phone-numbers-usernames-4-6-140043453.html

Es algo que siempre he admirado y respetado en las grandes figuras de Silicon Valley. Los grandes empresarios de Intel, Yahoo, Sun Microsystems, o de Google, siempre han valorado la nueva ola de talento y por ello se les ha visto muy seguido acercándose a los y las jóvenes. Quizá nos falte experiencia, pero tenemos mucha energía y ganas de hacer las cosas. Además se nos ocurren ideas locas que mañana pueden ser nuevas empresas establecidas.

Un llamado al empresariado mexicano

Empresarios mexicanos: les hago una invitación para que se acerquen con nosotros. Nos encantaría platicar con ustedes y alimentarnos de su sabiduría y de su experiencia navegando las aguas de los negocios mexicanos (turbulentas aguas que son).

Si no poseen un espíritu precisamente filantrópico, véanlo desde la óptica meramente capitalista. Ser mentores de jóvenes emprendedores les abre puertas para invertir en negocios que mañana pueden ser grandes empresas. Estar cerca de ideas frescas puede ayudarles a generar mayor innovación en sus empresas. Y aunque no lo crean, también se llevarán una gran satisfacción personal de saber que sus vivencias ayudaron a otros a triunfar.

No mordemos y podemos incluso caerles en sus oficinas cuando nos inviten. También podemos ir por un café y nadie se va a reír de ustedes por verlos sentados con nosotros, miembros de la generación millenial. Para que no sea tan raro o para reducir la fricción, escojan a un emprendedor o emprendedora que les caiga bien y que les haga creer en su proyecto.

No sólo empresarios, sino también profesionales experimentados

Por otra parte, aprovecho para también pedirles a los colegas emprendedores que ya están más avanzados en sus proyectos que no se olviden de los que vamos empezando. Ustedes estaban en nuestros zapatos hace pocos meses o años y también su experiencia es sumamente valiosa para detonar grandes cosas. Esto especialmente si alguien les ayudó a ustedes — compartan el buen karma con el resto de la banda. ☺

Asimismo, en Silicon Valley no sólo los emprendedores se acercan con jóvenes a ser sus mentores, sino también abogados, ingenieros, diseñadores, marketeros y demás profesionales más experimentados. Por lo mismo, si eres un ingeniero en software que ya ha escalado productos o que lleva ya años en la industria, también podrías ser una monumental ayuda para el equipo tecnológico de algún startup mexicano.

Con tu experiencia puedes hacer la diferencia en el proyecto de otros.

También si eres un experto o experta en marketing o en relaciones públicas o si eres un consultor de McKinsey con amplia experiencia en desarrollo o estrategia de negocios, también puedes cambiarle la vida a algún joven emprendedor con tu experiencia y sabiduría. Y quién sabe, quizá tú también acabes aprendiéndole algo a ese chavo o chava.

Un costo de oportunidad que no puede ser ignorado

Tu decisión de acercarte y convertirte en mentor de un joven emprendedor puede significar la diferencia entre que exista o no una gran empresa en México. Esa virtual empresa también implica que estemos hablando de potenciales decenas o centenas de empleos, quizá bien pagados, que podrían beneficiar a muchas familias mexicanas. Quizá la existencia de esa empresa reduzca los costos de otra empresa existente, aumentando así su capacidad de crecer y de aumentar su productividad.

Cada uno de estos potenciales sucesos representa una ficha de dominó, la cual acaba tumbando muchas otras, generando así lo que podría ser el resultado de mayor crecimiento económico en el país y mayor prosperidad para quiénes vivimos en él.

¿Piensas que suena muy fumado mi análisis? Sólo analiza cómo fueron los inicios de Apple, de Google, o de Facebook. Si lees sus historias, podrás ver que sus mentores marcaron una diferencia definitiva en el rumbo de sus empresas. Fueron esas personas quienes hicieron la diferencia en que esos emprendedores alcanzaran resultados impresionantes. Además, nada tontos, acabaron beneficiándose ellos mismos también, generando así situaciones de ganar–ganar.

Los grandes también influyeron en otros para que también fueran grandes – fuente: http://blog.geteverwise.com/the-celebrity-mentors-behind-mark-zuckerberg

Quizá con construir una cultura fuerte de mentores en México podamos hacer que muchas nuevas empresas logren crecer más rápido y así consolidarse en su mercado para generar impacto positivo en nuestra sociedad. Lo mejor de todo es que si tienes la experiencia, puedes convertirte en mentor mañana mismo y en vez de costarte algunos pesos, lo único que te costará es una o algunas horas. ☺

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