¡Esa mae si que es rara!

Ericka León
4 min readAug 25, 2016

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Estoy segura, de no ser la única en el planeta que se ha sentido desde niña, un ser completamente diferente al resto, hermanos, primos, amigas, con gran diferencia en personalidad, pensamientos y sentimientos a la de una “mujer convencional” o como la describe la sociedad.

Tan diferente he sido, que nunca pude ir a un bar con cédula falsa, porque TODAS las posibles eran lacias…

Pero, ¿qué tan rara puedo ser? Mucho… lo suficiente para creer que buscando en Google una receta de quequitos con la menor cantidad de inversión en materiales me harán ser una gran empresaria. ¡Y si está funcionando!. No voy a contarles mi historia como emprendedora, pero sí, quiero expresar lo que siento HOY después de 1 año de haber iniciado esta aventura.

En cuestión de 12 meses, mi rareza ha aumentado, había decidido por completo ser más diferente a los demás, decidí dejar una jaula asfixiante e ir por mi libertad, por luchar, por errar, por aprender y por crecer, por descubrir un mundo tan diferente que no me lo permitía encontrar mi rutina de 7 días a la semana, sentada frente a una computadora escuchando y solucionando problemas de otros. Durante este tiempo fuera de esa jaula, quiero decirles que se siente igual o parecido a un orgasmo femenino, es un placer descubrir día a día todo un sistema loquísimo de “nosé que estoy haciendo, pero funciona”, escribiendo nuevas reglas, borrando otras, conociendo personas increíbles que te enseñan o te impulsan a buscar tantas opciones fuera de lo establecido, otras te motivan a seguir, otras te ayudan a corregir errores como de emprendedor y como ser humano. Tu cabeza está en constante funcionamiento, pensando ideas a cada rato de soluciones, de contactos, de tu agenda, de inventario, rutas nuevas, números, estados de cuenta, deudas, familia, amigos, todo. Ser un emprendedor requiere usar de fijo los 2 hemisferios del cerebro.

Mi aventura lleva sólo 8 meses, muchos dirán: ¡Ah! apenas está en pañales! Si, por supuesto, pero ya con bastantes “chollones”. Hoy, me siento muy agradecida de poder vivir en este país, que aunque el emprender un negocio aún sea tan limitado, pero, con la dicha de ser libres, poder tomar ese riesgo (más que todo económico y laboral) y hacerlo, de ver como mi idea crece y se fortalece con cada paso bien hecho. Estoy agradecida con cada persona que me comparte su conocimiento, que no le da miedo contar su proyecto al mundo sin esperar que alguien lo robe, que eduquen con sus experiencias, qué se debe y qué no se debe hacer cuando se emprende; seres que hacen bien su trabajo esperando de vuelta gratitud y satisfacción del otro más allá del pago. Seres con bondad y con una energía tan positiva, que te recargan de inmediato. Estoy agradecida de mi familia que muchas veces sin entender nada, aún así me apoyan, se unen a la causa y hasta se contagian de querer iniciar sus proyectos. Y por último, siento que es la razón que me hace creer que mi rareza ha dejado huella, los amigos. Estoy tan agradecida con ellos, fueron los primeros en comprar mis quequitos patrocinados por Google,

“-deme los feillos a mi -(estéticamente por supuesto, son deliciosos) - para que otros le compren los demás” me dijo Katherine, mi compañera de aventuras, colega y mi conejillo de experimentos en sociedades empresariales, en mi primer venta masiva.

La primera vez que hice los quequitos de banano patrocinados por Google. ¡Ese día casi que todo el barrio comió!

otros como Susi, uno de mis seres favoritos e inspiradores de mi mundo, me ayuda con el simple hecho de comprarme todos los martes 20 quequitos y venderlos en su academia de danza Aire, que ya se han convertido indispensables para la dieta de las mamás que esperan en la salita; y otros con un pequeño gesto de preguntar como me va o idear una fiesta con amigos para: 1. recolectar fondos para el capital para mi marca de diseño, 2. ver a todos los amigos de ella (katherine) y mios juntos y 3. hacer que cada amigo lleve un amigo que ni ella y yo conozcamos para así hacer crecer más nuestro círculo social. Estas cosas hacen que siga creyendo en mi idea.

¡Gracias rareza, divino tesoro!

Esta rareza que se ha ido forjando en 25 años han logrado que hoy, marque mi personalidad, sea feliz de tener lo que tengo, sea una chica fuerte y optimista, realista pero valiente.

Y a ustedes ¿cómo les ha ido con su rareza?

Si quieres saber cómo va la venta de los quequitos podés seguirme en mi página de Facebook Cobri y también podés dejar tu comentario sobre tus experiencias.

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Ericka León

Emprendedora, aprendiendo y creciendo en el mundo del diseño. Dispuesta a dedicarme a sólo ¡VIVIR!