¡Vaya, qué lástima… eso lleva gluten!
Como no podía ser de otra forma, tras el último proyecto grupal tocaba empezar a trabajar cada uno por su cuenta. Lo primero de todo era encontrar un tema sobre el que centrarnos. O al menos un problema, en este caso relacionado con la temática del «bienestar».
Tras barajar algunos de esos posibles problemas, acabé por centrarme en algo que, aunque no es estrictamente bienestar, un fallo provocaría precisamente la falta de ello. Las alergias alimentarias.
No fue especialmente difícil encontrar o fijar un problema concreto, mi familia tiene a unas cuantas personas alérgicas entre sus filas y a poco que busques encuentras por lo menos a alguien que tiene un conocido, amigo o familiar con alergias alimentarias.
Así que…aquí viene el problema.
Si habéis ido a un restaurante o incluso pastelerías con algún alérgico o intolerante, seguro que ha habido algún problema al respecto.
Quizás simplemente que esa persona ha tenido que preguntar (y en ocasiones re-preguntar) por los ingredientes y los alérgenos exactos, pero el caso es que pocas veces puede un alérgico innovar cuando sale a comer fuera de su casa.
De hecho, durante esta semana hubo un episodio en la cocina que me hizo ver la realidad de este problema. Una compañera trajo un bizcocho casero (buenísimo, por cierto). En principio no llevaba nada que nadie no pudiera tomar, pero una de mis otras compis tenía problema con el plátano… Sí. Lo habéis adivinado, al final sí que llevaba algo de plátano. Afortunadamente, no hubo ningún incidente, precisamente porque está persona se preocupo por preguntar hasta estar segura.
Bueno, pues efectivamente, las personas con alergia tienen que tener mucho cuidado con lo que comen porque de ello depende su bienestar. Literalmente.
Las personas con alergias alimentarias tienen que asegurarse de forma exhaustiva cuando y cómo van a comer fuera de su casa.
Salir con amigos y familia se vuelve un problema y los datos lo corroboran. Como digo, no tuve mucho problema en alcanzar mi target, así que después de investigar a fondo sus problemas, tuve claro ciertos datos.
Tras pasarlos a su correspondiente affinity, pude sacar varias conclusiones.
Para las personas alérgicas, es muy complejo innovar a la hora de buscar restaurantes.
Aunque todas ellas hayan salido a comer fuera, al menos más de la mitad ha adaptado sus planes y como no podría ser de otra forma, saber que alérgenos hay en el plato les genera mucha seguridad y elimina su incertidumbre.
¿Y cómo podemos mejorar esto? Bueno, las ideas siempre surgen facilmente con un buen brainstorming, y como esto no podía ser menos, ya tenía algunos datos con los que empezar a enfocarme.
No pude olvidar, por supuesto, lo útil de un análisis competitivo previo, aquí podemos encontrar sin duda diferentes puntos o formas de aportar valor con nuestra solución.
¿La mía? Una aplicación de búsqueda de restaurantes con un sistema de búsqueda con filtros por alergias.
Tocaba entonces ponernos a definir sus funciones. Evidentemente, su principal función es el filtro, que también añadirá valor.
Gracias a ello, los usuarios podrían filtrar, buscar y encontrar el mejor restaurante que se adapte a sus necesidades. Además este filtro estará guardado en su perfil personal.
También encontrarían dicha información desplegada en cada restaurante, dentro del restaurante se podrán ver unos pequeños chips de información recopilada de las reviews de los usuarios, así como la carta y menú con los alérgenos.
Con ello en mente, pasamos a la parte visual. En este sentido lo difícil era demostrar esto mismo en unos atributos. Era importante que fuesen hacia lo positivo. Así que la marca debía sobre todo higiene, organización y profesionalidad. Para los usuarios, lo más importante es su salud.
Una vez hecho, tocaba la tipografía y los colores. Colores cálidos y neutros, tipografía de palo seco, para la correcta legibilidad. Por supuesto, no podían faltar los iconos y montar todo el sistema de diseño. Fue laborioso, pero desde luego no se me hizo más complejo que una correcta investigación.
Evidentemente, el usuario no va a pagar nada durante este proceso. Así que ¿cómo monetizamos?
Para poder monetizar esta aplicación partiremos del supuesto de la obligatoriedad de las cartas de alégrenos.
El sistema ofrecería un servicio de creación y gestión de la carta de alégrenos a restaurantes, así como uno de referidos y recomendaciones. Por ultimo también hay que tener en cuenta la posibilidad de reservar a través de la app, especialmente para poder tener una contabilización del tráfico qué pasaría al restaurante a través de los usuarios de esta app.
Si una cosa nos ha enseñado Ironhack estos días, es que siempre tenemos que pensar en la escalabilidad. Especialmente si te has dejado algunos puntos que podrían ser de utilidad en el MoSCoW por el camino.
Así que, como futuros pasos planteé las notificaciones sobre restaurantes o platos en los alrededores filtrados por alergia, añadir otro tipo de establecimientos de comida como pastelerías, diferentes filtros extra y la capacidad de filtrar por zonas en un mapa.
Aún quedan algunas cosas que mejorar, gracias al feedback que recibí tengo bastante clara como sería una segunda iteración de la app. Entre otras cosas mejorando la visibilidad de la reserva y modificando algunos espaciados especialmente dolorosos.
Esperando con ganas el siguiente proyecto, aquí os dejo hasta la próxima entrada. Os dejo por aquí el prototipo en Figma para que podáis probar la aplicación. ¡Hasta luego!