La autocensura

No son ellos… Eres tú

Esther Vargas
3 min readMay 27, 2014

El periodismo es libre o es una farsa.

-Rodolfo Walsh

La autocensura es tan mala como la censura. Pero hay notables diferencias entre una y otra. La autocensura está en nosotros, enquistada como un tumor. Se expresa en el miedo y en la parálisis ante situaciones que te indignan. La autocensura es amiga del silencio, del susurro, del acomodo, de la resignación.

La censura llega como imposición, y arrastra a la organización, y a sus miembros. Un periodista no puede cambiar las reglas del juego, pero en algún momento estará dispuesto a tirar la puerta y buscar nuevos rumbos. Hay matices, claro. La censura irrumpe con presiones económicas, amenazas para silenciar y ataques concretos. Un periodista puede hacer la batalla, pero sí no la hace yo no podría juzgarlo porque posiblemente su vida está en juego. “A veces no es la vida la que está en riesgo. Es su bolsillo”, me dijo una amiga que trabaja en un medio bajo amenaza en México. Bolsillo = dinero / Bolsillo = hijos, padres, FAMILIA. Juzgar es lo más sencillo y hasta ocupa menos de 140 caracteres.

La autocensura tiene un precio muy caro. Tu silencio o parálisis está dejando sin voz posiblemente a cientos, miles y millones de personas. El periodista que se autocensura deja de informar por sus prejuicios, por el miedo a escuchar cosas como “no es como para el medio” o para no meterse en líos con empresas que potencialmente podrían darle trabajo, o con autoridades que eventualmente te convocarían. La autocensura es una enfermedad que crece y te invade hasta simplemente convertirte en un muñeco complaciente y mudo. Si a los veinte eres el bueno que callas, a los 40 serás el candidato perfecto para el jefe títere.

Sin embargo, dar batalla –a los veinte como a los 40–no es fácil. A lo largo de mi carrera como periodista he escuchado excusas como estas:

  • Esos temas no tocamos.
  • Ese tema como que es polémico.
  • A los que mandan no les gusta tratar esos asuntos.
  • No hay que meternos en el problemas.
  • Que informen primero los otros y luego ya vemos.
  • En ese caso está el amigo del director / dueño así que mejor no meternos.

RESPUESTAS

  • La idea de “esos temas no tocamos” se desbarata cuando los tocas. Me ha pasado publicar “esos temas” y luego sacar la cabeza para buscar al que quería matarme. Nunca me topé con nadie dispuesto a criticar. Al contrario, hasta felicitaciones recibí.
  • ¿Qué cosa no es polémico? Hasta los gatitos son polémicos hoy en día. Pero mucho más, claro está, el aborto, las parejas homosexuales, la planificación familiar, la religión. Hay que quitarle lo polémico a lo polémico, y la mejor manera es abordar el tema escuchando a todas las voces involucradas.
  • Los que mandan está claro que MANDAN. Hacemos bien los periodistas en dejar de presumir lo que ellos quieren y lo que quieren leer, y ofrecerle un abanico de historias bien elaboradas. Una buena historia se tumba varios filtros. Casi siempre.
  • Eso de “que informen los otros… y luego nosotros” me parece la comodidad en su grado más vergonzoso. Un periodista de raza siempre quiere informar primero. ¿Qué diablos es eso de esperar que los otros hagan la tarea, marquen el norte y de allí nos movemos?
  • “La esposa de este señor es amiga de mi esposa. No lo jodas”. Hace muchos años me dijeron esto. Y yo dije: “Ah sí, pero no es amiga de mi esposa. ¿Cuál es el problema, señor?”. Supongo que a los veinte y poquitos uno es bastante torpe para defenderse. Digamos que me funcionó a medias.

Me gusta dar la batalla. Y me siento medianamente orgullosa de las cosas que he conseguido y muy avergonzada de las que no pude cambiar, pero la experiencia me ha enseñado a diseñar cada vez mejor mi estrategia de sobrevivencia en medios que al fin y al cabo son como hoteles, donde pasas un tiempo, para luego marcharte. Es cierto, que algunos hoteles se transforman en tu casa, pero son casa alquilada al fin. No te pertenecen.

Gracias a Internet los blogueros han logrado perforar los sistemas de control y censura de regímenes totalitarios, los cuales tienen ahora un gran adversario gracias a la revolución audiovisual.

-Mario Vargas Llosa

Internet nos ofrece la oportunidad de tener la casa propia.

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Esther Vargas

Directora de @ cdperiodismo y docente (PUCP, UARM, Centro de Periodismo Digital de México). Editor Social Media en Andina y El Peruano.