Cualquier cosa es posible

Evelyn Wittig
6 min readApr 2, 2015

Tú eres capaz de cualquier cosa, cosas increíbles, cosas inspiradoras,

cosas absolutamente maravillosas. La vida espera por ti.

Tú eres capaz de cualquier cosa, tus anhelos más grandes, tus sueños más descabellados,

lo que sea que hayas soñado está esperando por ti.

Descansa, y piensa.

¿Cómo es tu día ideal? ¿A qué hora te levantas? ¿Con quién pasas tu tiempo? ¿Qué haces?

¿Cómo sería tu trabajo ideal? ¿Qué es lo que creas? ¿Cómo te hace sentir? ¿Dónde estás cuando lo estas creando?

¿Cómo es tu vida ideal?

Imagínatelo. Abrázalo. Dale un abrazo de oso.

Después anda y consíguelo.

Esto parece imposible, ¿cierto? O por lo menos poco práctico.

Las personas no solo visualizan lo que quieren y luego van y lo consiguen. Esto no es una película.

Esto es la vida real, y no siempre conseguimos lo que queremos.

Bueno...

¿Y si estamos equivocados?

¿Conoces la cita motivacional frecuentemente desacreditada que dice que podemos «ser cualquier cosa que queramos ser»? Malcolm Gladwell le dió con el mazo a esta noción en su libro Outliers, argumentando esencialmente que estamos atados a un camino particular basado en los incontrolables elementos de nuestras vidas: lugar de nacimiento, hora de nacimiento, educación temprana, etc. No podemos ser lo que queramos a menos que lo que queramos ser sea lo mismo que nuestros padres pensaron que podíamos ser y entonces ellos se movieron, se organizaron, y planearon una vida perfecta para que nosotros estuviéramos en el lugar correcto en el momento preciso.

En teoría tiene sentido. Hay elementos fuera de nuestro control que nos mandan por un camino.

Pero no hay una señal en el camino que diga «No camines sobre el césped».

Nosotros podemos ser lo que queramos ser.

Cualquier cosa es posible, una vez estemos dispuestos a trabajar por ello, a hacer sacrificios, y a ir por una interesante, aterradora y excelente aventura para alcanzarlo.

Piensa en un panorama amplio: ¿Quién controla lo que pasa en tu vida?

Hay típicamente dos respuestas a esta pregunta: tú controlas tu vida, o factores externos controlan tu vida.

Los psicólogos le llaman a esto locus de control, el alcance de la creencia de las personas para controlar los eventos que las afectan. Tu locus — un término en latín que significa «lugar» o «localización» — puede ser interno o externo.

Un locus de control interno te hace creer que tú tienes el control de tu vida.

Un locus de control externo te hace creer que tus decisiones y tu vida están manejados por factores fuera de tu control.

Una persona con un locus de control externo ve la vida de la siguiente manera:

Las cosas pueden o no funcionar. Lo que pasa es simplemente un asunto de buena o mala suerte. No tengo control de lo que me pasa a mí.

Una persona con un locus de control interno ve la vida así:

Lo que experimento es en gran medida el resultado de las decisiones que hago y el esfuerzo que presento. Yo creo que existe una correlación entre lo que hago y lo que experimento, entre el esfuerzo que presento y los resultados que obtengo de la vida.

Y cuando no puedo influenciar lo que pasa, puedo decidir cómo me afectarán las circunstancias.

¿Tiene sentido?

Si no estás 100% seguro en dónde está tu locus (me imagino que tienes una idea), haz esta prueba. Después sigue leyendo.

Shel Silverstein ESCUCHA LOS NO TIENES QUE

Dos años atrás, llegué a un punto en el que este asunto del control se volvió muy real para mí. Cuando sientes que la vida está fuera de tu control y sin embargo todo va bien, no hay problema. Genial. Lo que sea.

Cuando la vida se torna hacia la izquierda y tú te sientes incapaz de hacer algo al respecto, ahí es cuando empiezas a desafiar tu forma de ver la vida. Tú piensas. Tú reflexionas. Tú esperas de todo corazón que el cambio sea posible y tener una pizca de control.

Yo llegué a ese punto en la vida — probablemente más tarde que algunos — en donde estaba listo para hacer exactamente lo que quería, no conformarme con menos. Y estaba dispuesto a hacer sacrificios para lograrlo.

Quería trabajar desde casa. Quería escribir. Quería marcar mis propias horas, trabajar de forma autónoma, crear cosas geniales con mis palabras y mis ideas, y estar en el único lugar en el planeta donde era más feliz — en casa, con mi familia al lado, con un editor de texto en blanco frente a mí.

Así que me lancé por eso.

Me topé con una oferta de trabajo como escritor de contenido en Buffer. El trabajo era perfecto.

Yo no lo era.

Todavía.

Apliqué, me lancé con todo, y me quedé corto. Y al perder la oportunidad en este increíble trabajo, me di cuenta de lo que tenía que hacer para mejorar. El perseguir este tipo de trabajo valía la pena, esto era algo que quería para mi vida, fuera en Buffer, en cualquier otra compañía, o por mi cuenta, y sabía lo que tenía que hacer para conseguirlo.

Así que me puse a trabajar. Mejoré como escritor al enviar artículos como invitado a todos lo lugares posibles que se me ocurrieran, incluyendo Buffer. Expuse mi escritura al mundo, dejando que otros la tomaran o la dejaran, o la rechazaran y me rechazaran. Escribí un nuevo artículo como invitado cada semana, mientras trabajaba 40 horas por semana. Leo fue muy amable en publicar algunas de mis historias en el blog de Buffer y recomendarme entre sus contactos. Escribí a todos lados, a los lugares que se me pudieron ocurrir, eligiendo pasar cualquier tiempo libre que de otra forma hubiera pasado divagando en Internet escribiendo, mejorando y buscando una manera de aferrarme a la vida que quería.

Al final de cada día, me preguntaba a mi mismo,

«¿Que hice hoy para mejorar?»

La mayoría de los días, podía dar una buena respuesta.

Nueve meses después de que apliqué por primera vez a Buffer, la oferta de trabajo estaba disponible nuevamente.

Esta vez — en gran parte gracias a todos los que me ayudaron en el camino — tuve el privilegio de entrevistarme con el grupo, experimentando un período de introducción increíble, y quedándome con el trabajo a tiempo completo como escritor de contenidos en Buffer.

Una vez que nos damos cuenta de las cosas que más queremos en la vida, nos enfrentamos a una elección: perseguir el sueño o quedarnos con lo que es cómodo.

Podemos tomar la vida por los cuernos
o podemos aceptar lo que la vida nos da.

Creo que el punto de inflexión para mí fue darme cuenta que una oportunidad como ésta no era algo que quería hacer sino algo que tenía que hacer, como si el acto de quedarme sentado sin hacer nada fuera totalmente inaceptable.

No podía soportar la idea de saber lo que quería y fallar al lanzarme tras eso.

¿Tendrás siempre lo que quieres? Tal vez no. Pero me gusta creer que si nos esforzamos y perdemos, lo que quederá será mejor que lo que teníamos antes — y en la mayoría de los casos exactamente lo que necesitamos.

Si me hubiera topado con este post dos años atrás, hubiera reído ante la ingenuidad del mismo. Lo habría tomado como una broma porque todavía no habría experimentado nada de esto, no sabría que era posible.

Así que siéntanse libres de reírse. Pero tal vez pueden marcar la historia y leerla después.

¿Quieres escribir una novela? ¡Hazlo! Es posible si trabajas por eso.

¿Quieres una nueva carrera? ¡Dale todo lo que tengas! Te asombrarás de lo que puedes conseguir.

¿Quieres ser mañana alguien que no eres hoy?

Tú lo puedes lograr.

Tú lo puedes hacer.

Cualquier cosa es posible.

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Evelyn Wittig

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