¿Qué es el Impuesto al Valor Agregado (IVA)?
Resolver nuestro déficit fiscal requiere actualizar nuestro sistema de impuestos. La última reforma importante en esta materia es de los años 90 y la estructura económica de Costa Rica ha cambiado mucho en los últimos 20 años. En aquella época la producción interna era de bienes pero en la actualidad es mayoritariamente servicios, los cuales no se encuentran gravados. En este sentido, los cambios fiscales necesarios no son nuevos impuestos, sino una actualización de nuestra legislación en esa materia: en primer lugar, migrar de un impuesto de ventas a un impuesto al valor agregado.
Este sistema ha sido parte de todos los proyectos fiscales que la Asamblea Legislativa no ha podido aprobar en los últimos 15 años. El proyecto de ley “Pacto Fiscal y Reforma Fiscal Estructural” presentado por el expresidente Abel Pacheco (PUSC), el proyecto de “Ley de Solidaridad Tributaria” de la expresidenta Laura Chinchilla (PLN) y el proyecto de “Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas” del presidente Luis Guillermo Solís (PAC), han buscado transformar el impuesto de general sobre las ventas en un impuesto al valor agregado.
El IVA es un impuesto que sustituye al actual Impuesto General sobre las Ventas (IGV). El sistema considera cada una de las etapas de producción de bienes o de prestación de servicios, reduce las exoneraciones y, al gravar el valor que cada productor añade a un bien o servicio, hace necesario que las y los productores soliciten facturas a sus proveedores para acreditar el impuesto pagado y poder deducirlo. Los países desarrollados y los países de la región latinoamericana ya utilizan un esquema de impuestos al valor agregado. Este es un sistema moderno y más eficiente, pues se generan controles cruzados que permiten identificar más fácilmente si existe evasión del impuesto.
Actualmente el impuesto sobre las ventas es del 13%. Corresponderá a la Asamblea Legislativa determinar si se mantiene en un 13%, o si es elevado al 14 o al 15%. Actualmente, el promedio de este impuesto en América Latina es de 15%, y en los países desarrollados es del 19%.
Con el cambio, también se cobra un impuesto del 4% a los servicios de salud y educación privados, pero el Ministerio de Hacienda devolverá a las personas siempre y cuando cancelen los servicios con tarjeta de débito o crédito y no en efectivo. De esa forma, no habrá un encarecimiento de esos servicios tan importantes. Adeás, en el proyecto de Ley del IVA se incorpora la creación del primer impuesto ambiental del país, el cual grava las botellas plásticas no retornables, con ¢10 por cada 250 ml.
¿Cómo funciona el Impuesto al Valor Agregado (IVA)?
El impuesto sobre las ventas actual se cobra tomando el precio de un bien final. En el caso del valor agregado, se cobra el impuesto tomando en cuenta cada una de las etapas productivas. Esto NO significa que se duplique el cobro. Veamos un ejemplo.
¿Cuánto se hubiera pagado con el sistema actual (impuesto de ventas)? En el esquema actual, solo se cobraría al bien final (jugo en el restaurante). En ese caso, el vendedor lo hubiera vendido a 150 colones, y el impuesto total hubiera sido 15 colones.
El monto recaudado es igual en ambos sistemas. ¿Entonces por qué es importante cambiar?
Porque en el sistema de IVA, el Ministerio de Hacienda puede tener información de todo el proceso productivo (Fase 1, 2 y 3), en el caso de impuesto de ventas solo la fase final (Fase 3). Con esta información, las fases iniciales no pueden evadir otros impuestos como el de renta, porque se vieron obligados a entregar facturas durante el proceso productivo.
El principal aporte del cambio de sistema no es recaudar más por nuestro consumo, sino controlar la evasión del impuesto de renta en algunas fases.