Los sonámbulos

Florencia Cecchini
4 min readJun 11, 2024

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Sonámbulas son aquellas personas que de alguna manera están en un trance entre el sueño y la realidad. En la familia que nos presenta la película dirigida por Paula Hernández, gran parte de los miembros se encuentran en ese trance: en el amor, el trabajo e incluso sus vínculos intrafamiliares.

La película nos invita a transitar el fin de año en una casona en la que tres hermanos y sus respectivos hijos y pareja, visitan a la abuela Meme. El calor de fin de año se traduce en tensiones y agobios que se desencadenan en cada escena con un ritmo lento, como quien al juntarse en este tipo de reuniones explota casi sobre el final: antes de partir.

El relato tiene esa carga de lo cotidiano, es una historia con la que más de une podría sentirse representade. La típica familia de clase media-alta, cierta hipocresía entre elles pero ese mandato de reunirse a compartir a pesar de las diferencias. La escena de la mesa me pareció muy gráfica, los diferentes focos de tensión, miradas cómplices y algunos primeros estallidos que no perturban aún ese clima denso que se aplica a más de una reunión familiar.

En muchas otras críticas se la emparenta a “La ciénaga” de Lucrecia Martel pero hay algo más sutil en esa trama conflictiva que pasa por otro lado, y la sensación de abandono-pesadez adquiere otras formas representacionales. En esa familia hay también cierta distancia y resentimiento que se traduce en incomodidad constante. Todo ello acompañado de un universo sonoro que crea una ambientación y hace a ese clima de “lentitud” al que hacía referencia anteriormente: no hay demasiados silencios pero la ausencia de diálogo está acompañada siempre de esta carga.

Hay diferentes focos de tensión que atraviesan a la película: madre-hija, abuela-tía, madre-padre, primo-prima, entre otros. Ese tejido conflictivo es la base sobre la que se teje el encuentro “vacacional”. En consonancia, se usan planos cerrados que no sólo focalizan en la gestualidad (porque también hay muchos momentos que carecen de diálogo) sino que potencian ese agobio incesante: no podemos salir de esos rasgos de desagrado, enojo contenido que denotan todos los personajes.

En el film podemos identificar dos protagonistas: Luisa y Ana, madre e hija. Ambas están atravesadas por conflictos internos, la joven iniciando un proceso de madurez que puede verse al empezar a menstruar pero también en el deseo que en algunas escenas vemos siente hacia su primo (más adelante marcaré un punto importante para mi en eso). Por el otro lado Luisa siente preocupación por su hija dado que no le cuenta aquello que le pasa, también por su sonambulismo heredado y el deterioro de su vínculo. A la par, se distancia de su marido, cambia de aspiraciones laborales y se presenta distante al resto de su familia política.

En esa doble búsqueda vemos a una niña (o no tanto) que es la única prima mujer que se siente sobreprotegida por su mamá, se enoja, le grita y de alguna forma responsabiliza de aquello que no puede explicar. Me parece importante destacarlo dado que ese vínculo conecta inicio y fin. Cuando ella sonámbula pasea por su casa y sobre el final es protagonista de un acto de violencia: en ambas escenas podemos identificar esa conexión.

El ritmo de la película, creo yo, estalla en mil pedazos al momento en que Luisa manifiesta a su marido: “me odio cuando estoy con vos”. Es a partir de ahí que todo va a una velocidad imparable y una sucesión de diferentes órdenes de violencia hacen al cierre. En esa efervescencia, se generan sensaciones de odio, impotencia y asco. Luego racionalizando esta seguidilla conflictiva, el montaje es genial: una madre que se cansa de ser siempre “la forra” que le pone límites a su hija, un padre despreocupado, una hija con ganas de disfrutar de su adolescencia, un joven que se aprovecha de esa situación de vulnerabilidad, un final trágico.

La secuencia final es realmente perturbadora, la literalidad de la violencia que estalla a pesar de su omnisciente presencia desde el comienzo. El cierre, como señalaba al principio, representa un simbolismo de unión, madre e hija juntas para afrontar una situación horrorosa. Y en este recorrido final es a destacar que haya sido una mujer quien dirigió la película, que pudo captar y plasmar esa pluralidad de factores de manera impresionante. “Los sonámbulos” genera muchísimas sensaciones y más allá que cuando todo explota el final se empieza a percibir, el manejo de la tensión, los planos, los lugares y ambientes, es impecable a lo largo de toda la película.

Ver tráiler:

https://www.youtube.com/watch?v=w80hsEGI7QE

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