Frank de Prada
6 min readNov 29, 2018

La palabra CENSURA en los medios de comunicación ha cobrado, en los últimos años, una especial relevancia por la proliferación de gobiernos de corte totalitario o dictatorial que han intentado, con notable éxito en la mayoría de los casos, restringir y limitar el libre flujo de la información en sus respectivos países.

Putin, Chávez, Kirchner, Erdogan, Maduro, Daniel Ortega y hasta Trump se han unido al tradicional club presidido, desde hace décadas, por regímenes dictatoriales como los establecidos en China, Cuba, países árabes, islámicos o Corea del Norte.

Sus presiones a la prensa para limitar la libre circulación de informaciones y opiniones han ocasionado un sesgo en muchos medios y una reducción y manipulación de las noticias a las que acceden los ciudadanos.

Si bien Internet, las redes sociales y tecnologías de comunicación han amortiguado el efecto de esa censura en sectores de la población no deja de ser cierto que la limitación del debate y la información, como producto de esa presión gubernamental, ha contribuido a que la sociedad en general se encuentre con que su derecho a la información se ha visto limitado y, en algunos casos, gravemente reducido.

Qué es la censura

Cuando hablamos de censura esto es lo primero que nos viene a la mente: las presiones y acciones de un Gobierno determinado tendentes a eliminar o reducir la circulación de informaciones y opiniones que pueden perjudicar su desempeño o imagen pública.

A esta censura es a la que se suelen referir las numerosas organizaciones políticas, periodísticas y defensoras de la libertad que suelen publicar informes, análisis y comunicados al respecto.

Y esto es lo que suelen creer los ciudadanos que es la censura a los medios de comunicación.

Las otras censuras

Sin embargo, el monstruo tiene muchas más cabezas y, sea de manera interesada o por desconocimiento, se omiten de la palabra censura muchas otras acciones que se ejercen sobre los medios de comunicación y que tienen como resultado que no puedan manejar de manera libre su flujo informativo y, como consecuencia de ello, la sociedad ve restringido su derecho a estar plenamente informada.

Se trata de otros tipos de censura, tan condenables como la proveniente de los Gobiernos, pero que raramente se mencionan y cuestionan por parte de las organizaciones que se atribuyen la defensa de los medios y la libertad de expresión.

Quienes han dirigido, e incluso solo trabajado, en medios conocen bien de estos otros tipos de censura pero usualmente se minimizan e incluso ignoran. Muchas de sus variantes suelen considerarse como «cosas normales».

La costumbre de restarle valor y omitir hablar de estas otras variantes de censura las convierte, de facto, en tanto o más peligrosas que la proveniente de los Gobiernos ya que su poder de intimidación es similar y, por contra, no encuentra diques de contención ni instrumentos de defensa ya que, casi nunca, se denuncian estas prácticas.

Mientras denunciar ser objetivo de una acción de intimidación por parte de un Gobierno suele convertir al periodista en «héroe popular» y se fija sobre el un foco mediático, en estos otros supuestos, de los que hablaré, no sucede lo mismo. Son censuras cuya denuncia no paga.

Las 7 censuras

En 2014, tras numerosos años de ejercer como Director editorial de medios de comunicación, decidí, por diversas circunstancias, tomarme un largo retiro.

Poco tiempo después fui invitado, por un organismo estadounidense, a dar una charla sobre la censura y presiones que mis medios habían sufrido por parte de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

Al disponerme a preparar la charla sistematicé lo que estoy aquí escribiendo como «Las 7 Censuras». Naturalmente a los oyentes no les interesaban las otras 6: sólo tenían interés por la censura gubernamental que, como he descrito, es la más popular pero no la más intimidatoria ni la más frecuente ni la más peligrosa.

Estas son las 7 censuras que padecemos quienes dirigimos medios de comunicación.

1) La censura gubernamental.

Es la proveniente de los organismos dependientes de un Gobierno con el objetivo de eliminar, reducir o minimizar el flujo de informaciones y opiniones que estiman puede dañar su popularidad ante la opinión pública o su acción de Gobierno.

Se suele ejercer directamente mediante llamadas de altos dirigentes del Gobierno o amigos comunes quienes solicitan, primero de buenas maneras, el control informativo. Puede o no ir acompañado de ofertas de contratos publicitarios u otro tipo de «ayudas» o «cooperaciones».

En una etapa posterior, si la vía anterior no tiene éxito, se ejercen presiones sobre el medio de comunicación a través de inspecciones fiscales, administrativas, denuncias penales y presiones sobre anunciantes u otros proveedores o aliados del medio.

En este tipo de censura cabe incluir también la inclusión forzada u obligatoria de noticias y opiniones que favorezcan la acción de gobierno o la popularidad del Gobierno.

En otro artículo describiré numerosos ejemplos de cómo los Gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro intentaron coaccionar la línea editorial del que fue el mejor y más visitado medio digital de Venezuela, Noticias24.com, el cual fundé en 2006 junto a la genial Ana Cristina Díaz.

Las pruebas que he preservado de esas acciones de intimidación son un claro ejemplo de lo que he descrito como «censura gubernamental».

Las otras 6 censuras simplemente las mencionaré aquí y dedicaré posteriormente un artículo a cada una de ellas. Dado que también las padecí mientras estuve al frente de Noticias24 se podrán ver ejemplos muy prácticos de cómo las mismas se desarrollan.

2) La censura opositora.

Es la proveniente de las fuerzas políticas contrarias o que no forman parte del Gobierno. Tienen el mismo objetivo: controlar informaciones contrarias a ellas y, a la vez, presionar para que el medio le de mayor y mejor cobertura que a otras fuerzas políticas (sea el mismo Gobierno o el resto de fuerzas opositoras).

3) La censura del poder económico.

Bancos y grandes empresas conforman un poder real dentro de una nación y son también actores de censura al ejercer sobre los medios presiones para controlar la información que les afecta.

4) La censura de los anunciantes de los medios.

Quienes pagan una cuota mensual o anual a los medios de comunicación como parte de su política de marketing son también sujetos activos de censura cuando el medio aborda informaciones que les afectan.

5) La censura de los accionistas y directivos.

Es muy frecuente, cuando uno dirige la política editorial, de un medio recibir la llamada de un accionista, de otro directivo o simplemente de un amigo donde comenta que «tal o cual persona», sobre quien el medio publica una información, «es muy amigo mío, muy buena persona …» e invita a «tratarlo bien y no hacerse eco de mentiras».

Si no se atiende el consejo o la petición ya uno sabe que perdió un amigo y se ganó un enemigo. En muchas ocasiones este tipo de censura tiene un poder de persuasión muy superior a las anteriores.

6) La censura de los propios periodistas.

Si bien los periodistas suelen ser víctimas de la censura, en ocasiones (y ciertamente no todos) se convierten en actores de la misma. Con el tiempo de ejercicio estrechan lazos personales y de amistad con otros periodistas, con dirigentes políticos y económicos, con departamentos de prensa de empresas, etc.

Si por una redacción circulan informaciones que pueden afectar a alguna persona o empresa de su círculo en ocasiones tratan de que no se publique, de que se le quite relevancia informativa, de que se suavice, etc. A veces lo hacen de motu propio o tras recibir una llamada en la que se les solicita «ayudar en este tema».

Muy relevante es también el caso de los periodistas que reciben «honorarios» para ayudar a difundir y darle relevancia a notas de prensa de empresas, dirigentes políticos, etc. En este caso se considera censura porque se fuerza al medio a publicar informaciones que, por su propio criterio o en atención a la relevancia informativa, no publicaría o lo haría de una forma mucho menos destacada.

7) La censura de los propios lectores o de las redes sociales

En ocasiones los lectores del medio, o los seguidores del mismo en las redes sociales, no comparten que el medio publique una información que, a pesar de ser totalmente veraz, es desfavorable a la opinión política que ellos comparten.

Críticas, y a veces, insultos y descalificaciones llueven sobre el medio y el periodista autor de la noticia.

Mucho hay que hablar sobre este tipo de censura, que ha llevado a medios a silenciar informaciones veraces o, por contra, a difundir informaciones falsas a sabiendas de que contentará a sus seguidores. Es, en todo caso, una intimidación al ejercicio profesional del periodismo.

Cada uno de estos siete tipos de censura lo desarrollaré en artículos separados.