Agenda para el desarrollo del Comercio Electrónico en el Perú
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En diversos foros y artículos especializados hemos escuchado o leído diversas posiciones acerca de cómo el comercio electrónico es una ruta inminente y masiva que agiliza el intercambio de bienes y servicios en la sociedad.
Estudios como el del National Institute of Economics and Social Research del Reino Unido realizado por Rincón-Aznar, Robinson y Vecchi concluyeron por ejemplo que, en promedio, 90% de las empresas en el sector de servicios mejoran su productividad en 9,8% cuando adoptan procesos de comercio electrónico facilitados por la banda ancha.
En noviembre de 2002, Telefónica presentó un interesante informe donde se presentaban algunos factores que constituían “Barreras al Desarrollo del Comercio Electrónico”.
Hoy en día, y si bien algunos pronósticos nos señalan una ruta de crecimiento del 30% hacia el 2013, persisten algunos aspectos estructurales que deben ser tratados.
Para este ejercicio, que busca identificar una agenda en común de salida, consulté con tres personas vinculadas desde distintos ángulos a este tema para conocer su opinión al respecto.
1. Fernando Grados, Gerente General y Analista Senior de la Industria TI de Dominio Consultores
2. Alexander Forsyth, Presidente de la Asociación Peruana de Comercio Electrónico
3. César Hoshi, Estudiante de la Facultad de Ingeniería Empresarial de la Universidad del Pacífico
Si bien varios factores apuntan hacia aspectos culturales, creo que en la práctica el usuario local ha demostrado saber adaptarse rápidamente cuando la estructura del servicio se lo permite.
Es decir, sería apresurado alegar que en el país “no existe una cultura de compra en línea” si evidentemente estamos apuntando a crearla.
Como ejemplo práctico podemos destacar la naturalidad con la que estudiantes universitarios en países con servicios de pago disponibles intercambian productos, como accesorios para autos, libros usados, entre otros, y emplean dichas soluciones para recaudar el monto correspondiente a lo vendido. En estos casos “no hay mucho que pensar”, la actividad puede ser tan fácil como abrir una cuenta de correo o en alguna red social. En el caso peruano, y considerando la rapidez de adopción de nuevas ideas, un servicio de cobro en línea orientado al ciudadano realmente ampliaría la base e incentivaría el intercambio desde abajo.